Condenando la Esperanza. Dr. Luis María Viale
según las exigencias de la sociedad, el sistema capitalista actual define sus objetivos por la lógica de las finanzas y el capital virtual (6).
La tradición cristiana nunca reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó la función social de cualquier forma de propiedad privada. San Juan Pablo II recordó con mucho énfasis esta doctrina, diciendo que “Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno”. (7) Hoy prevalece la propiedad privada al extremo y no se le reconoce la función social que debe tener; al contrario, la propiedad social está subordinada a la propiedad privada.
“La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera” (8). Somos totalmente indiferentes al dolor de estos jóvenes y sus familias. Cuando uno de estos jóvenes comete un delito, también tenemos que reconocer que nuestra indiferencia ha influido en su conducta.
“La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano” (9). Los adictos al becerro de oro son los adictos más peligrosos por el enorme dolor que causan y pueden causar. “¡El dinero debe servir y no gobernar!” (10).
Las idolatrías del poder y del dinero, la avidez de la maximización de las ganancias, el mito de la auto-reglamentación del mercado, la espiral de una sociedad híper consumista (11)… son distintas prisiones en las que vivimos y nos llevan a construir para cierto sector social, prisiones con rejas de metal. Son estas prisiones del alma y de la mente el origen de las prisiones con rejas de metal.
Cuando encerramos a un niño, ¿vemos nuestra devoción al becerro de oro?
El padre de todas las cárceles: el pensamiento tecnológico hegemónico
“En el último milenio construimos nuestras máquinas
y en este nos convertiremos en ellas.
No debemos temer, porque así como ocurre
con cualquier artefacto tecnológico,
las absorberemos en nuestros propios cuerpos”
(Rodney Brooks).
Cada avance tecnológico permite incrementar alguna capacidad cognitiva y/o motora preexistente; pero asimismo los adelantos tecnológicos conllevan una manera de pensar y actuar en el mundo.
El desarrollo tecnológico debe contextualizarse dentro de un marco de necesidades, problemas y finalidades. En otras palabras, es imposible separarlo del contexto social (vg. político y económico) y cultural (vg. científico, educativo, etc.). Con cada avance tecnológico la humanidad resuelve grandes problemas, al tiempo que acentúa una posición ideológica y una manera de relacionarse con el mundo natural y social.
El papa Francisco, en la encíclica Laudato si’, cita al papa Benedicto XVI quien afirma que la técnica “expresa la tensión del ánimo humano hacia la superación gradual de ciertos condicionamientos materiales”. La tecnología le ha permitido al hombre superar muchísimas dificultades por lo que es lógico reconocer el gran esfuerzo que han hecho científicos y técnicos. Hace mención el papa Francisco en su encíclica a la Globalización del paradigma tecnocrático, refiriendo que el problema grave es “el modo como la humanidad de hecho ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma homogéneo y unidimensional”. Asimismo “en muchos de los problemas del mundo actual se encuentra en la propensión no del todo consciente a asumir la metodología y objetivos de la tecnociencia en un modelo de entendimiento que condiciona a las personas y su vida en las sociedad” (12).
Los productos de la ciencia no son neutros; encubren, a través de elecciones aparentemente instrumentales, un estilo de vida propuesto por los dueños del conocimiento científico que tratan de impedir la existencia de otro paradigma diferente. Hoy se percibe como contracultural pretender una forma de vida con objetivos que difieran en algún punto del paradigma de la técnica, de su poder masificador, globalizador y de sus costos; la técnica promueve que nada quede fuera de su estricta lógica.
Siguiendo con el pensamiento del papa Francisco:
El modelo tecnocrático ejerce influencia sobre la economía y la política y la economía aprovecha todo el avance tecnológico para lograr el máximo rédito sin tener en cuenta las posibles consecuencias negativas en la persona humana”. “La vida pasa a ser un abandonarse a las circunstancias condicionadas por la técnica, entendida como el principal recurso para interpretar la existencia”. “Las personas han perdido la ilusión de un futuro mejor y dudan de que el avance de la ciencia signifique un avance de la humanidad y alcanzan a percibir que existen otras alternativas al pensamiento tecnológico dominante. (13)
La ideología de la técnica se ha vuelto un componente central de toda ideología que busque controlar o asumir el poder económico y social. Lejos de ser una simple herramienta cognitiva/motora, la técnica es el medio a través del cual los seres humanos se constituyen como tales ya que toda interacción sujeto medio y sujeto sujeto está mediada por distintas manifestaciones de la racionalidad técnica (vg. medios de comunicación, Internet, pantallas táctiles, etc.).
La visión ideológica de la tecnología ha desterrado efectivamente una postura romántica o ingenua del desarrollo tecnológico. Hoy es imposible pensar a la tecnología sin una dimensión ética y política, dimensiones que los mercados tecnológicos se preocupan por mantener ocultas. También han puesto en evidencia la naturaleza artificial de la humanidad: las tecnologías nos acompañan prácticamente desde el nacimiento y la tendencia es cada vez de mayor injerencia (y dependencia). Asimismo, el constante abaratamiento de la tecnología produce un efecto democratizador del acceso a la tecnología, con todas sus consecuencias, tanto beneficiosas como perjudiciales (vg. mayor dependencia del mercado tecnológico).
Preguntas del tipo “¿son buenas, malas o neutras las nuevas tecnologías?” que suelen aparecer en los medios para fomentar debates, deben ser reemplazadas por preguntas como “¿qué rol desempeñan las tecnologías en nuestras vidas, en las vidas de los jóvenes objeto de esta investigación? ¿Qué imagen del mundo (de la naturaleza y el hombre) promueven? ¿Qué ideología las sostiene?”.
Hoy nos enfrentamos con una emergencia cultural (tecnológica) tanto cognitiva como pragmática, que implica nuevas maneras de aprender e interactuar con el entorno (social y natural), lo que conduce a nuevas formas o reglas de la inclusión/exclusión social. Debemos reconocer que asistimos a una incesante alteración de los mapas cognitivos que imponen los mercados tecnológicos; esto termina privándonos de categorías de interpretación que nos permitan comprender el rumbo de las vertiginosas transformaciones que hoy se viven.
Existen básicamente tres posturas frente a las nuevas tecnologías: a) tecnófobos, que se caracterizan por un rechazo a las tecnologías comunicativas; b) tecnoutópicos, que se caracteriza por la aceptación y adopción de todo cambio impuesto por las empresas tecnológicas, y c) tecnocríticos, que adoptan una posición escéptica y crítica, en la cual se reconocen tanto ventajas como desventajas de los tecno-medios (14).
Estas tres posturas no son nuevas, por supuesto. Por ejemplo, Platón en El Fedro puede ser considerado uno de los primeros representantes de la postura fóbica, ya que en ese diálogo se manifestó contrario a la tecnología escritura porque su uso perjudicaría la capacidad de recordar textos o comunicaciones: si puedo consultar un texto, ¿qué necesidad tengo de memorizarlo?
Siguiendo el ejemplo de Platón, hay quienes se oponen a los tecno-medios aduciendo un supuesto impacto negativo social y cultural. Según Postman, por ejemplo, los medios electrónicos son responsables de la desaparición de la infancia, ya que les permiten a los niños acceder a información sin la alfabetización previa que era necesaria para acceder a tecnologías comunicativas fundadas en el lenguaje como el libro (15). Al facilitar la accesibilidad a la información,