ColaborAcción. Sean McKaughan

ColaborAcción - Sean McKaughan


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      CAPÍTULO 1

       La filantropía, el cambio social y el proceso colaborativo

      La filantropía es un negocio raro. Algunos podrán reírse, pero regalar dinero no es tan fácil como parece, si lo que se intenta es crear algún tipo de diferencia a través de las donaciones. En la última década, ha habido algunos experimentos interesantes respecto de simples transferencias de dinero sin condiciones para las comunidades de bajos ingresos, las cuales mostraron, en algunos casos, beneficios positivos para las familias viviendo en situaciones de pobreza. Ciertamente, hay espacio para distintos enfoques. Sin embargo, la mayoría de las organizaciones filantrópicas dedican mucho tiempo y esfuerzo al desarrollo de su estrategia para dar, ya sea con la intención de promover el arte, la religión, la asistencia en caso de desastres o la ayuda a familias necesitadas, habiten éstas en comunidades cercanas o a miles de kilómetros de distancia. Estos tipos tradicionales de caridad se basan en más de cien años de historia, de prueba y error, de aprendizaje y de las mejores prácticas desarrolladas a través de generaciones.

      Más recientes son las filantropías que persiguen causas específicas y buscan fomentar el progreso de una manera más amplia o proporcionar soluciones que cambian las reglas del juego en áreas tales como educación, renovación urbana, derechos humanos y medio ambiente. A menudo, las organizaciones filantrópicas que apoyan estas causas procuran lo que muchos denominan “cambio social”, o sea, empujar o acelerar el movimiento de la sociedad hacia algún resultado específico o hacia formas más justas y mejores de hacer las cosas. Cada estructura tiene sus declaraciones de visión y misión, que consisten en un anuncio de sus propósitos y de su razón de ser.

      Las organizaciones filantrópicas poseen una relación curiosa con sus misiones. Si bien, a veces, desempeñan un papel directo para lograr su misión, por lo general, apoyan a otros grupos que dependen de donaciones para perseguir una agenda de cambio social específica. Estos grupos, a menudo denominados organizaciones de la sociedad civil, abarcan desde asociaciones de desarrollo comunitario o clubes hasta grupos activistas, institutos de ciencia y conservación y un muy numeroso conjunto de iniciativas específicas en pos de diversas causas. Las organizaciones de la sociedad civil ocupan el vacío existente entre el gobierno y los individuos y permiten que la gente se organice en torno de necesidades y causas, con financiamiento proveniente de los beneficiados, los vecinos, los simpatizantes o el gobierno, y donaciones de empresas y de la filantropía. En contraste con los otros aliados de organizaciones de la sociedad civil, los filántropos generalmente consideran que el apoyo financiero es su propósito primario, su misión, y esta postura crea una interesante simbiosis entre las organizaciones filantrópicas y las organizaciones de la sociedad civil que reciben esas donaciones.

      Avina es una organización filantrópica que promueve el cambio social. Su misión es fomentar el desarrollo sustentable creando las condiciones para que las personas trabajen juntas en aras del bien común. Desde que nuestro fundador Stephan Schmidheiny creó Avina en 1994, la organización ha intentado numerosas estrategias diferentes para contribuir al desarrollo sustentable. Como la mayoría de las organizaciones filantrópicas, Avina ha evolucionado a lo largo de los años. Hemos atravesado una cantidad de etapas, apoyando primero a universidades y emprendedores sociales, después a líderes de proyectos y sus redes, y más recientemente a iniciativas de innovación. El hilo común siempre ha sido el compromiso con el cambio social que favorece la sustentabilidad, y, en este sentido, nuestra historia no es tan diferente de la de muchas organizaciones filantrópicas que poseen prioridades similares. Ya sea que hablemos de la dignidad humana, la justicia, el bien común o el desarrollo sustentable, lo que pretendemos es el cambio social hacia una sociedad mejor y más humana para el beneficio de todos.

      Cuando hablamos del cambio social lo planteamos no desde una teoría, sino desde la experiencia vivida, desde lineamientos prácticos derivados de la prueba y el error, escritos aquí en términos simples que esperamos sean accesibles para nuestros socios y aliados. Gracias a la visión de su fundador, Avina siempre ha tenido aptitud para tomar riesgos, y también apertura a la evolución y a la constante adaptación basada en las lecciones que hemos aprendido de nuestros éxitos y, fundamentalmente, de nuestros errores. Asimismo, Avina ha demostrado repetidamente total predisposición para aprender de las miles de organizaciones e individuos que han estado asociados con nosotros a lo largo de los años. El resultado es un proceso iterativo de experimentación y evolución a través del cual hemos refinado nuestra forma de trabajar basado en los mayores rendimientos. Eso nos ha conducido a un abordaje híbrido que combina el rol filantrópico con el de las organizaciones de la sociedad civil para potenciar el proceso de cambio colaborativo como contribución a la sustentabilidad. ¿Cómo llegamos a este abordaje? Para comprenderlo, debemos entender a fondo el vínculo entre el cambio social, la sustentabilidad y el proceso de cambio colaborativo.

      Cambio social

      Si queremos impulsar el cambio social, tenemos que comprender cómo ocurre. Las diferentes maneras de contar una historia de cambio social nos permiten comparar los diferentes abordajes posibles.

      Existen múltiples maneras de contar la misma historia. Hay tantas narrativas como narradores, e, incluso, el mismo narrador puede, con el tiempo, cambiar su relato. Una buena historia describe una situación inicial, algunas acciones que se toman, los cambios que ocurren a partir de esas acciones y a las personas involucradas en esos cambios. El cambio ocurre constantemente a nuestro alrededor; las historias se crean, se cuentan y se escriben de manera permanente desde una variedad de perspectivas y, luego, se debaten y se reescriben.

      Cuando uno trabaja en el mundo del cambio social, se interesa por la historia de aquellos cambios que mejoraron las condiciones de las personas necesitadas o que ofrecieron acceso a una mejor calidad de vida a más personas. Estas historias sobre el cambio social positivo son importantes porque los cambios en cuestión hicieron que nuestras vidas fueran mejores que las de nuestros antecesores (y también mejores que nuestros contemporáneos que habitan lugares donde esos cambios aún no ocurrieron). Quizás, esto es más fácil de apreciar en el caso de los derechos humanos, donde los cambios por los que algunas personas lucharon provocaron una vida mejor para muchas otras, incluso para muchos de nosotros hoy en día. Es difícil negar el legado positivo del cambio social que acarreó más igualdad entre los géneros, que abolió la esclavitud o que estableció las libertades que muchos de nosotros damos por sentadas actualmente: elegir nuestros líderes, expresar nuestras opiniones, practicar una religión o no, trabajar, comerciar, disfrutar la vida y los frutos de nuestra labor. La historia del cambio social se concentra en la manera en que esas libertades y derechos surgieron porque ellos no siempre existieron (y hoy, en algunos lugares, aún no existen). Existió un tiempo en que la mera mención de muchas de esas libertades era controvertida e, incluso, absurda, ridiculizada y resistida y, a menudo, reprimida con violencia salvaje.

      La historia del cambio social está en marcha. Es la historia de la mejora de las condiciones sociales, de la promoción de libertades sociales y de la expansión de oportunidades para un número cada vez más numeroso de personas. ¿Cómo ocurrieron en el pasado estos cambios en la sociedad? ¿Quién empujó el cambio y cómo lo hizo? ¿Qué condiciones sociales, herramientas o factores hicieron que el cambio fuera posible? ¿Qué cambio social está en marcha ahora mismo para crear un mundo mejor para el futuro? Por último, ¿cómo deberíamos empujar esos cambios hoy, al haber aprendido las lecciones de las historias exitosas sobre el cambio social del pasado y del presente? Algunas respuestas se encuentran en la forma que se cuentan estas historias.

      La mayoría de las historias que escuchamos sobre el cambio social nos hablan del “héroe” que, por cuenta propia, surge para arrastrar a la sociedad hacia el futuro. La narrativa es personalizada y cuenta el argumento de una persona que se decide a dedicarse a una causa y, contra viento y marea, convence a otros y, finalmente, consigue mover la aguja del progreso. Esta es la historia más común del cambio social, pero hay otras. Está la historia de la innovación, en la cual se encuentra una tecnología o una herramienta que “cambia todo”. A veces, el inventor es el héroe o, tal vez, el héroe es


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