Venus mujer: viaje a los orígenes. Marcelo Mario Miguel

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sonrisa y volvió sus pasos en dirección al sillón para seguir jugando su juego favorito.

      Mi padre y yo nos quedamos en silencio por un momento. Juan tomó los anteojos y leyó la cita que había en el lugar señalado por mi madre:

      Guácharo, guácharo, repetí hacia mis adentros, esbocé una gran sonrisa, miré a Aurita que de un salto me atrapó entre sus patas. Guácharo, como bien sabía, es el nombre que les dan los lugareños a los atajacaminos, mis enigmáticas y compañeras aves nocturnas. Entonces comprendí que ello no era casual, había una nueva conexión con el futuro, las piezas en mi vida eran encastres de un rompecabezas que iba tomando forma, respiré profundo internándome en una emoción desconocida, miré a mi padre y asentí con la cabeza.

      Sin mediar otra palabra, la decisión se había tomado. A los pocos días, partimos hacia Caripe, con mi madre, mi padre y mi perra Aurita, que al irnos emitió un largo y profundo aullido que yo asocié como despedida, casi al mismo tiempo de la aparición de una gran luna llena con tintes rojizos.

      47 Ma-witi-w (término en lengua arawak) que significa: “una mujer con mala visión, ciega”.

      48 Ciba: en lengua taína significa la dualidad entre el cielo y la tierra.

      49 La raza de perros Basenji, nombre que proviene de una etnia pigmea de África cuyo significado es “el que viene del monte”. Es originario del Congo. Los basenjis tienen la característica de no ladrar, emiten un curioso sonido al estilo del canto tirolés (jodeln en alemán), como cambios bruscos de sonido desde uno grave o ronco hasta un tono agudo como un gemido. Es una de las razas más antiguas de perros. Muy apreciados en África por su inteligencia, sus silencios, la velocidad y la potencia para la caza. El Basenji es un perro al que no le gusta el agua, por tal motivo se higieniza a sí mismo lamiendo todo el cuerpo.

      50 Opia o Hupia es el espíritu de una persona muerta, según la mitología taína. Su significado en realidad es variado, según la zona de donde provenga la creencia. Algunos creen que los hupia son los espíritus después de la muerte, a diferencia de los goeiza, espíritus de los vivos, que habitan en un remoto paraíso terrenal llamado Coaybay. Dicen además que pueden asumir muchas formas humanas a veces sin rostro o se parecen a un ser querido muerto, en este caso no poseen ombligo. Otros les atribuyen poderes de curación. Hay pueblos que los asocian a murciélagos nocturnos que salen a comer guayaba, seduciendo a mujeres y a cualquier persona que encuentran en la noche.

      51 Los Bohíque son médicos herbolarios, que en otra época eran asimismo chamanes, sacerdotes o hechiceros. Poseedores de sabidurías muy específicas sobre plantas. Se los conoce también como intermediarios prácticos y experimentados entre la gente y sus divinidades.

      52 Los atajacaminos, dormilones, chotacabras o guácharos son aves que pertenecen a la familia Caprimulgidae de la especie Systellura longirostris. Esta familia está extendida por América, África y Asia. Su conformación es muy particular, el tamaño varía, tiene cuerpo alargado, cuello corto, cabeza ancha, aplanada y grande, los ojos son grandes, oscuros y muy abultados, con pestañas cortas, finas y espesas. Su pico es pequeño, ancho por detrás y agudo por delante, la cavidad bucal es muy grande y en los bordes tiene algunas sedas eréctiles. Son aves miméticas con el entorno y poseen costumbres crepusculares, emiten un grito agudo, lastimero y melancólico. Son de vuelos bajos, rasantes y cortos.

      53 Guarina significa en lengua taína, “la pequeña de la casa, la que no puede contener la risa o la alocada”.

      54 Mancala es el nombre genérico de un conjunto de juegos denominados “Juegos de Siembra”. Participan dos jugadores sobre un tablero de madera o barro con casillas en forma de hoyos con semillas adentro. Hay que tomar las semillas de uno de esos hoyos y “sembrarlas”, una a una en los hoyos vecinos. El objetivo final es dejar los huecos del adversario vacíos y retirar más semillas que el oponente al final de la partida. El origen del juego es africano, se lo denomina de distinta manera de acuerdo al lugar donde se lo practique, como por ejemplo Awari en Surinam, Antillas, Togo y Nigeria; Wari en Mali, Florida, Antigua (Antillas) o Mancala en Siria, Egipto, Francia.

      55 Parque Nacional El Guácharo de Venezuela: ubicado en el sector este de la serranía del interior del sistema montañoso Caripe, donde se encuentran el cerro Negro, el cerro Papelón y el cerro El Periquito del macizo de Caripe, entre el estado Monagas y el estado Sucre. Ocupa parte de los municipios Caripe, Acosta, Piar y Bolívar (Monagas) y Ribero (Sucre). Está conformado por dos unidades o bloques separados: el de cerro Negro, donde se ubica la cueva del Guácharo y el de la cuenca Media del río Caripe.

      iv

       LA ARQUILLA

      Transcurrieron diez inviernos. Ya no era un niño, me había transformado en Kóro el cazador, más por insistencia y perseverancia que por valentía para la caza. //Auru, mi hermana, había crecido fuerte y rebelde. Era una niña rapaz, sin obligaciones. Trató, ya desde pequeña, de esquivar todo lo que de alguna manera la ataba. Las sesiones de enseñanza espiritual siempre terminaban mal, alguna travesura inventaba. Mi madre la reprendía de mil formas, pero las que daban mejor resultado tenían que ver con el aumento de sus tareas y obligaciones cotidianas. A pesar de todo, esto no parecía afectarla mucho, tenía la capacidad de hacerlas, rápido y bien, y por lo general se terminaba escapando con Motsu, su loba dorada que la seguía a todas partes. Le gustaba acompañar las partidas de caza, trepando a los árboles más altos y frondosos durante las batidas para no ser descubierta. Ella prefería perseguirlos corriendo junto a su loba, en los trechos más sinuosos y frondosos para no ser descubierta. En ocasiones iban a cazar cerca de las montañas sagradas, le gustaba escalarlas, sentir el viento en los ojos y observar desde arriba las tácticas del grupo cazadores.

      Había una sola cosa que ella temía, cuando se adentraban en esa región. Era la cueva de los espíritus, a la cual siempre trataba de evadir. Si, por desgracia, el camino de los cazadores pasaba cerca de la caverna, ella detenía su marcha o buscaba rodearla, mirando a la lejanía las partidas de caza. Por lo general, se situaba lejos de esta, en un viejo y alto árbol. A pesar de la distancia, más adelante me contaría que muchas veces le parecía escuchar gritos y chillidos provenientes de sus profundidades; ella no estaba segura de si tenían su origen en su imaginación o si eran ruidos propios de la naturaleza que la rodeaba. Ese lugar y esos sonidos, que solo ella escuchaba, la aterraban.

      Yo sabía de esos miedos, de ese punto frágil del


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