Estudios sobre lo real en Lacan. Группа авторов

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de lo real52, pero sin duda dependerá del lugar que lo singular tenga en el mundo. Si hay en el psicoanálisis una orientación con porvenir, no será otra que la que hace de lo singular su Norte en el consultorio, en la Escuela y en la ciudad. El porvenir del psicoanálisis es y será tormentoso, como siempre, y el discurso analítico nunca estará asegurado, pues siempre estará en lucha con los discursos dominiales… y el del amo lleva las de ganar. Pero cuenta con un arma poderosa: el reconocimiento de la dignidad que posee la locura singular que habita en cada uno de nosotros.

      El neologismo chaînoeud: un punto de capitón en la escritura nodal. De la evidencia al evidenciamiento

      Sergio Larriera

      Lo real de lo derecho es lo torcido, lo torcido prevalece sobre lo derecho, lo derecho no es más que una variedad de lo torcido…

      Jacques-Alain Miller53

      Del espacio: humano/parléser

      En el salto del ser humano al parléser (parlêtre) se pasa de un espacio rígido a uno blando, sin que sea posible sintetizarlos en un único espacio, ni tampoco anular a cualquiera de ambos.

      El espacio rígido desde el análisis lacaniano es la proyección del cuerpo a la formalización matemática, el cuerpo es un sólido que geométricamente hablando responde a la estructura tridimensional que le propone Euclides: un espacio donde los cortes de sierra van engendrando sucesivas dimensiones.

      Existen varias maneras de abordar el espacio. La captura por la noción de dimensión, esto es, por el corte, caracteriza la técnica de la sierra54. Esto se refleja en la noción de punto, que es calificar con el uno lo que tiene dimensión cero, lo que no existe. Lo que corta una línea es el punto. Este corte caracteriza la técnica de la sierra. Como el punto tiene dimensión cero, la línea tiene una dimensión. Como la línea corta una superficie, la superficie tiene dos dimensiones. Como la superficie corta el espacio, el espacio tendrá tres dimensiones.

      Lo real no admite el punto

      El punto se define por la intersección de tres planos, ¿puede decirse que es real? La implicación de la cadena borromea, que no halla entre sus elementos constitutivos ningún punto en común, excluye ciertamente de lo real el punto como tal55.

      En efecto, se puede ver lo que muestra la cadena borromea de tres nudos, en la que no hay ninguna intersección entre sus elementos constitutivos. Por definición de este tipo de enlace, sus redondeles se superponen unos a otros en cada entrecruzamiento, pero nunca se intersectan. Por lo tanto, no hay puntos en el sentido de la geometría rígida.

      Y si se decide llamar punto a lo que resulta del acto de estirar los tres redondeles hasta la estrangulación, parecerá que se ha obtenido un punto euclídeo, como si de la intersección de tres planos se tratase, pero por más que tiremos de las cuerdas jamás se producirá la intersección de las mismas. En el espacio del parléser, no hay puntos dimensión cero —el punto euclídeo no dimensia, decía Lacan—. En todo caso, si se considera la triple articulación de un punto de goce, dicho punto tridimensia, puesto que los arcos que lo delimitan (RSI) no se intersectan. Es el punto blando de tres ditmansions del parléser, radicalmente diferente del punto rígido de cero dimensiones, propio del ser humano.

      Al respecto, Lacan afirma:

      […] que una figuración de lo real sólo puede apoyarse en la hipótesis de que no haya ningún punto en común, ninguna ramificación, ninguna i griega (Y) en la escritura, implica ciertamente que lo real no admite el punto como tal56.

      Ese real sin ley que no admite el punto puede intuirse como un maremágnum de marcas primordiales sobre aquello del cuerpo imposible de dominar, de discernir. Sólo cuando esas marcas se condensan como letra (Real), significante (Simbólico) e imagen (Imaginario) ya son unos —bajo ley fálico-semántica— condición de la creencia de «tener un cuerpo».

      Ese Un cuerpo, al que resulta radicalmente extraño el Otro cuerpo, puede ser capturado por el more geometricus euclídeo para llevarlo a la rigidez de la representación en el espacio de tres dimensiones en que se sitúa y se mueve el ser humano: recta, plano, volumen. Fundado en el punto, ese espacio rechaza a ese Otro cuerpo, el del irremediable goce que a su vez, en sus imprevisibles irrupciones viene a decirle al ser humano que el espacio al que pertenece en tanto parléser, es un espacio blando que se escribe RSI (Σ es la cuarta dimensión del tiempo), y que esa escritura implica que «lo real no admite el punto», esa piedra fundamental sobre la que aquél ha construido su templo57.

      En el principio fue la cuerda

      Escritura que viene a establecer un nuevo more geometricus, una geometría flexible, blanda, de «sacos y cuerdas». Una geometría que no anula ni supera a la del sentido común, pero le quita fundamento.

      «¿Pero por qué este homo faber que manipula, que teje y que hila, ha pasado al punto, a la línea, a la superficie, sin detenerse en el nudo?» se interroga Lacan, aventurando que quizás haya algo ahí en relación con una represión, hasta hacer que la cuerda, de por sí consistente, se vuelva inconsistente como lo es la línea, esa abstracción del pensamiento que, según hipótesis, estará sustentada en una represión. Podemos decir que en el principio fue la cuerda, después vino la línea del «corte de sierra».

      Cuando a Lacan el goce se le reveló como sustancia del pensamiento, en el Seminario 20, se planteó utilizar el soporte más adecuado para la inercia del lenguaje:

      […] la idea de cadena, o la de cuerda, de cabos de cuerda que forman redondeles y que, no se sabe muy bien cómo, se engarzan unos con otros58.

      Había conocido de mano de una discípula, el doblemente mal llamado «nudo borromeo»59 un objeto de cuerdas enlazadas del que de inmediato intuyó que esa era la manera de enlazar R, S, I, las tres dicho-mansiones (dit-mansions) en las que habita el parléser, y que finalmente lograron ser localizadas en esta escritura del espacio blando60.

      Recibió entonces la mala dicción del nudo borromeo. Ya en pleno auge de la utilización del mismo para formalizar la clínica psicoanalítica (Seminario 23), comenzó a enmendar esta mala-dicción:

      […] encontrar un sentido implica saber cuál es el nudo y unirlo bien gracias a un artificio. ¿No es abusivo hacer un nudo con lo que llamaré una cadenudo borromea61?

      Aquí propone (lalengüa propone y Lacan dispone) un nuevo nombre (chaînoeud) para el que desde 1972 se llamaba «nudo borromeo». Es un nombre propiamente lacaniano para referirse a un error de lectura de la representación gráfica de lo que es una cadena brunniana de tres eslabones.

      Lacan, a partir de este error de denominación que él comienza a corregir en la Sesión IV (13 de enero de 1976), sacará importantes consecuencias respecto de lo real en la Sesión VII.

      ¿Cuándo surgió el nombre de «nudo borromeo»? Esta denominación parece deberse a un matemático norteamericano, Ralph H. Fox, quien dejó de lado su inmenso saber matemático para mirar fascinado el balcón del Palacio de los Borromeo sobre el lago Maggiore y decidir que aquel emblema del escudo familiar merecía ser llamado nudo borromeo. Atrapado por ese enlace brunniano forjado en hierro, turista inteligente como pocos, se rindió ante lo evidente: esa cadena de tres eslabones trivialmente enlazados, que él perfectamente conocía, lector de Herman Brunn (la escena imaginada de Fox en Italia, se plasma como maldicho en 1962, mientras que Brunn había desarrollado la teoría de trenzas en 1892) y de todos los trabajos que le siguieron indagando en el campo inaugurado por el alemán, esa cadena parecía un nudo (primera evidencia) y si era balaustrada del balcón de los Borromeo, a ellos les pertenecía (segunda evidencia).

      Exceso topológico, pues es cadena brunn y no nudo borromeo. Injusticia histórica, pues en el Renacimiento los Borromeo fueron de los últimos en incorporar la escritura medieval de la Santísima Trinidad


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