Estudios sobre lo real en Lacan. Группа авторов
la cuestión esencial que es la oposición evidencia-evidenciamiento ya descrita68.
Lo que resiste al vaciamiento de la evidencia es la apariencia nodal que produce lo que llamo la cadenudo (chaînoeud), equivocando cadena y nudo. Esta apariencia nodal, esta forma de nudo, si puedo decirlo así, produce la seguridad de lo real69.
La cadena es real en tanto triple calce de RSI, y en cuanto tal permite situar la dimensión de lo Real respecto de S e I, a la vez que muestra la función de lo real en los tres goces: del cuerpo, fálico y del sentido.
Évidement es un neologismo que reúne en un término las dos palabras: evidencia y vaciamiento. A la inmediatez de la evidencia se la vacía para aproximar así lo real. En pleno baile joyceano, Lacan designa joke al nuevo término.
Con carácter provisorio, proponemos una traducción muy inferior al término de origen: evidenciamiento. Este neologismo sugiere el acto de desvelar la mentira que implica la evidencia, pero pierde el sonido del vacío que está presente en el original francés.
Evidenciamiento: habla la evidencia para decir «Yo, la evidencia, miento». Miento porque la cadena borromea de tres nudos parece ser un solo nudo, produciendo la seguridad de haber asido lo real. Un nudo aparenta acercar lo real, pero sólo la cadena nos permite localizarlo en la escritura.
Lo que viene de lo real
Vicente Palomera
1. Una carta de Freud
En una carta, del 3 de enero de 1899, Freud informa a Fliess haber descubierto una nueva pieza de autoanálisis, anterior a la formación del síntoma y también a la fantasía:
Caro Wilhelm,
Soy pues el primero en dar noticia de sí. Tras la desaparición del relámpago queda un aura de luz que ilumina largamente el turbio cielo. Para mí todavía no se ha extinguido. En el claror divisé de repente todavía algunas cosas, y ni siquiera las primeras contrariedades profesionales del Año Nuevo han podido menoscabar mi buen humor.
En primer lugar, una pieza pequeña de autoanálisis se ha abierto paso y confirmado que las fantasías son productos de épocas posteriores que se proyectan retroactivamente desde el presente de entonces hasta la niñez temprana, y también se ha ofrecido el camino por el cual ello acontece,… una vez más, a través de un vínculo verbal.
A la pregunta «¿Qué sucedió en la niñez temprana?», la respuesta es: «Nada, pero un germen de moción sexual estuvo presente» (Nichts, aber es war ein Keim sexueller Regung da). La cosa sería agradable y simple de contar, pero escrita ocuparía medio pliego, por lo que la dejo para el congreso de Pascua, junto a otras elucidaciones sobre de la historia de mis primeros años.
En segundo lugar, he entendido el significado de un nuevo elemento psíquico que concibo como universalmente significativo y como una etapa preliminar del síntoma (todavía anterior a la fantasía)70.
¿Cómo dar cuenta de esta pequeña pieza de la que habla Freud? Esta carta es fundamental porque nos ayuda a entender varias consideraciones sobre lo real en juego en el encuentro traumático con el goce. Freud escribe sobre lo que Jacques Lacan nombra como inconsciente real, un inconsciente anterior a las formaciones del inconsciente que se descifran, que producen sentido. Es decir, esa «pieza pequeña» de la que habla Freud no es sino el correlato de un inconsciente que se construye como defensa ante lo que hace agujero (tropmantisme o troumatisme71). Freud lo escribe así: «¿Qué sucedió en la niñez temprana?», la respuesta es: «Nada, pero un germen de moción sexual estuvo presente».
Brevemente, lo que esta carta contiene es:
1º. que el sujeto, o mejor, el parlêtre se halla confrontado directamente a un goce que no ha sido reconocido;
2º. que hay un indecible en dicho encuentro, cuerpo extraño que será necesario «sintomatizar»; y,
3º. que la irrupción de ese goce implica una ruptura de la homeostasis que el sujeto disfrutaba hasta entonces.
2. El goce separado del sentido
Es a partir de la nueva axiomática que Lacan introduce en su seminario Encore (1972-73) la que nos permite entender mejor el alcance de una clínica que no toma al Otro como punto de partida, sino la cuestión del goce. Define el goce como una propiedad del cuerpo viviente y subraya que responde al régimen del Uno, es decir, que se trata de un goce sin el Otro. El sujeto está siempre solo con el goce experimentado en su cuerpo.
Lo que Lacan destaca es que, en el encuentro con el goce, el sujeto es cogido por sorpresa. Además, se presenta siempre como inasimilable al significante y como fundamentalmente separado del sentido. Surge, pues, como una algo extraño, exterior y si Lacan dice que «el goce ex-siste al sujeto» es para subrayar que el goce se presenta siempre con una dimensión de exterioridad. Subrayará esta dimensión de exterioridad72 en un pasaje del seminario R.S.I. al hablar de la angustia que experimenta Juanito cuando se halla confrontado por primera vez a su erección:
¿La angustia qué es? Es lo que, del interior del cuerpo, ex–siste cuando algo lo despierta, lo atormenta. Vean Juanito. Si se precipita en la fobia es para dar cuerpo (…) al embarazo que tiene de ese falo, de este goce fálico que ha venido a asociarse a su cuerpo y para el cual se inventa toda una serie de equivalencias diversamente piafantes bajo la fobia que se dice del caballo73.
Si Freud habla del trauma como «el grano de arena en el centro de la perla psiconeurótica» es debido a que en la supuesta determinación psiconeurótica hay un grano de arena, un elemento que no entra en la causalidad que el sujeto quiere otorgarle. El encuentro traumático de Juanito hace fácilmente evocable el símil freudiano. En efecto, Juanito constata súbitamente que tiene un pequeño órgano que se mueve y quiere darle un sentido. Lacan vuelve sobre el caso de Juanito en más ocasiones a lo largo de 1975. Así, en las Conferencias y charlas en las Universidades norteamericanas, Lacan dice que
[…] por más lejos que vaya este sentido, ningún varoncito experimenta nunca que este pene le esté fijado naturalmente. Siempre considera al pene como traumático. Quiero decir que piensa que pertenece al exterior del cuerpo. Por eso es que lo mira como una cosa separada, como un caballo que comienza a levantarse y a cocear.
También, en la «Conferencia en Ginebra sobre el síntoma» declara que
[…] ese caballo que va y viene, que tiene una cierta manera de deslizarse a lo largo de los andenes arrastrando un carro, encarna aquello con lo que tiene que vérselas, y en lo cual no comprende exactamente nada, debido al hecho de que tiene un cierto tipo de madre y un cierto tipo de padre. Su síntoma, es la expresión, la significación de ese rechazo, después de todo, de ese Wiwimacher, que él tiene, enganchado en alguna parte de su bajo vientre. Lacan precisa que el goce que ha resultado de ese Wiwimacher le es extraño, inasimilable, hasta el punto de estar en el principio de su fobia.
Confrontado a la irrupción de este goce que hace intrusión y que le angustia, la reacción de Juanito consistirá en un rechazo de este goce. Es decir, el miedo lleva a Juanito a rechazar este goce indecible, rechazo de algo que «se goza» en su cuerpo sin que entienda qué le pasa.
Que el goce fálico se torne anómalo con respecto al goce del cuerpo es algo que se ha observado muchas veces. Lacan vuelve a comentar el fuera-del-cuerpo del goce fálico a propósito del testimonio de Mishima, en 1974:
No es una luz ese Mishima. Para decirnos que fue San Sebastián quien le ofreció la ocasión de eyacular por primera vez, esta eyaculación tuvo que dejarlo estupefacto. Todos los días vemos tipos que nos cuentan que de su primera masturbación se acordarán siempre, es algo que