El arte de educar jugando. Silvia Álava
y la mejora en el lenguaje, lo que ya les permite hacer cálculos mediante operaciones matemáticas simples.
Buscando estrategias de memoria
Para qué. Coincidiendo con el incremento brusco que se da en esta etapa en la actividad cerebral de los lóbulos prefrontales (el director de orquesta del cerebro), comienzan a utilizar de manera espontánea estrategias de aprendizaje y de memoria. Sin embargo, estas estrategias requieren trabajo y esfuerzo, ya que dependen del control consciente del niño, por lo que podemos enseñarles algunas de ellas para favorecer sus aprendizajes en estas edades.
Cómo
1. Es posible enseñarles a elaborar la información, pensando en ejemplos de esa información para que la recuerden mejor. Los niños a esta edad también aprenden mejor utilizando el contexto. Por ejemplo, recuerdan mejor una palabra cuando la dicen en una frase que cuando se les da una definición.
2. También les facilita aprender algo el hecho de construir una imagen de lo que están aprendiendo. Por ejemplo, cuando se aprenden las horas, les pedimos que se imaginen o que miren la foto de un reloj en las doce en punto y que nos expliquen cómo es.
3. Otra estrategia que beneficia la memoria es la organización de la información que tienen que aprender. Por ejemplo, si se deben aprender los tipos de seres vivos, es más fácil recordarlos si se clasifican por determinadas características similares o diferentes que si los tienen que recordar únicamente por su nombre.
4. Sin olvidar el repaso, dado que la repetición consciente de la información que se han aprendido los niños permite aumentar el tiempo en que se mantiene en la memoria. Sin embargo, el repaso como mera repetición no funciona; lo aprendido debe estar elaborado a través de estrategias como las anteriores.
Cuándo. Esta actividad es posible utilizarla siempre que tengan que estudiar para un examen. También se puede usar cuando los niños nos pregunten sobre el significado de alguna palabra que no conocen o cuando tengan curiosidad por aprender algo nuevo del entorno.
El encargado de la compra
Para qué. Los padres no tenemos que ser la memoria externa de los niños ni sus agendas, por lo que desde pequeños deben aprender a planificarse adecuadamente y acordarse de sus rutinas cotidianas. Hacer la compra es una buena oportunidad para poner en marcha la función ejecutiva y la memoria de nuestros hijos, haciendo que no se aburran y que utilicen también los números y el razonamiento matemático.
Cómo
1. Antes de hacer la compra, explicaremos a nuestros hijos que ese día van a ser los «encargados de la compra».
2. Para ello, antes de salir de casa nos tienen que ayudar a revisar la nevera y los armarios de la cocina para ver qué es lo que hace falta y elaborar la lista de la compra.
3. Ya en el supermercado, nos tienen que ir dirigiendo hacia los pasillos correspondientes para recoger los productos.
4. Comparar los productos y los precios será la principal tarea a la que nos tienen que ayudar. Para ello, les iremos pidiendo que cojan la leche más barata, la más cara o la de un precio intermedio.
5. A los más mayores les pediremos que nos ayuden a hacer comparaciones más complejas que requieren poner en práctica multiplicaciones, descomposiciones o divisiones, como por ejemplo, comparar artículos sueltos o en paquetes o comparar los precios por unidad.
Cuándo. Siempre que vayamos al supermercado o a otro tipo de tiendas donde sepamos que tardaremos un buen rato.
El cerebro en los niños de 9 a 12 años
En cuanto a los procesos sensoriales, en esta etapa se producen procesos de perfeccionamiento visual. Así, por ejemplo, a los 9 años ya son más capaces de procesar los detalles de las cosas como parte de un todo y a los 11 años dominan este tipo de procesamiento visual.
En cuanto al lenguaje, también se producen mejoras que permiten perfeccionar esta área, ya que entre los 11 y los 13 años se produce un nuevo desarrollo de las áreas cerebrales involucradas en el lenguaje y perfeccionan la gramática y sobre todo la pragmática, es decir, la capacidad de adaptar el lenguaje a distintas situaciones sociales (por ejemplo, utilizar «usted» cuando hablamos con personas mayores o cuando hablamos con personas que no conocemos en una situación formal).
Por otro lado, al finalizar esta etapa ya son capaces de llevar a cabo tareas de resolución de problemas, comprobar hipótesis y planificar estratégicamente una conducta. Su ejecución en tareas de memoria ya es muy similar a la del adulto (a los 12 años ya son capaces de retener series de hasta 6 o 7 ítems). Sin embargo, todavía les falta por desarrollar el componente de regulación emocional y motivacional que les permita ser completamente eficaces en las tareas.
En esta etapa la capacidad de memoria ya es muy similar a la de un adulto.
Lo más llamativo de esta etapa es el gran avance que se produce en la capacidad de razonamiento, dado que a partir de los 11-12 años se desarrolla la capacidad de abstracción y de hacer hipótesis aplicando principios más lógicos que en la etapa anterior (el razonamiento ya no se realiza sobre realidades concretas, sino sobre hipótesis que luego pueden ser contrastadas con la realidad). Además, a partir de los 8-9 años los niños ya pueden utilizar de un modo más eficaz el pensamiento crítico6 y el pensamiento creativo, lo que les permitirá entre otras cosas, pensar de forma novedosa y encontrar soluciones diferentes a los problemas.
Cerebro flexible como una goma
Para qué. Los niños creativos tienen más facilidad para resolver los problemas que se encuentran y lo hacen con menor estrés o ansiedad. Además, su autoestima7 se verá reforzada al sentirse con mayor capacidad y con más recursos para generar ideas nuevas y originales. Así conseguimos que de forma indirecta muestren más tenacidad y una mayor tolerancia a la frustración en situaciones complicadas.
Cómo
1. Una manera de trabajar su creatividad es proponerles juegos o actividades que desarrollen su pensamiento divergente, es decir, la capacidad para dar más de una respuesta diferente a un mismo problema.
2. Un juego que podemos hacer con ellos es hacer un garabato en un papel y que piensen todo lo que podría ser ese garabato. Podemos complicarlo haciendo varios garabatos que tengan que combinar para percibir algo más complejo.
3. También es posible utilizar las nubes para hacer un juego similar, en el que le preguntaremos a los niños a qué objetos o seres vivos conocidos les recuerdan las formas de las nubes.
4. Otra actividad para trabajar el pensamiento convergente verbal puede ser escribir el mayor número de palabras que se les ocurran que cumplan una regla (por ejemplo, que empiecen por s y tengan cuatro letras).
5. O podemos enseñarles un dibujo sobre una situación social y que nos digan todas las preguntas que se les ocurran sobre ese dibujo.
Cuándo. Este tipo de actividades podemos proponerlas cuando realicemos juegos en familia o incluso en cumpleaños o fiestas familiares, donde pasaremos un buen rato, además de estar trabajando la creatividad.
Adivina, adivinanza
Para qué. Jugar a las adivinanzas permite a los niños comprender mejor el lenguaje, así como asociar ideas, razonar de forma lógica y, sobre todo, aprender a «leer entre líneas» estableciendo relaciones entre la información que les da la adivinanza y sus conocimientos previos. Aunque podemos