El arte de educar jugando. Silvia Álava

El arte de educar jugando - Silvia Álava


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complicar el ejercicio para los niños de esta edad es pedirles que creen adivinanzas nuevas.

       Cómo

      1. Para que elaboren una adivinanza, les diremos que elijan un objeto que haya que adivinar. Por ejemplo, un paraguas.

      2. El segundo paso será observar cuáles son las cualidades que mejor lo caracterizan. Por ejemplo, protege de la lluvia, es de tela, tiene un mango…

      3. Después les pediremos que traten de encontrar palabras precisas que expliquen bien esas características y que ayuden a adivinar el objeto en cuestión. Por ejemplo, tiene una forma parecida a la de un paracaídas.

      4. Posteriormente tienen que tratar de formular la adivinanza con las características básicas, pero con frases cortas y el menor número de palabras. Por ejemplo, «me llevan para la lluvia y me usan de techito, quedándome mojadito».

      5. El último paso puede ser que digan la adivinanza a otras personas. Si la mayoría de las personas la aciertan, la adivinanza estará bien hecha. Si las personas contestan cosas distintas al paraguas, le pediremos que revise los pasos para hacer la adivinanza aún más clara.

      Cuándo. Podemos utilizar este tipo de juegos en situaciones en las que tengamos que esperar para estar más entretenido, en viajes en coche, etc. También se puede utilizar en reuniones familiares o fiestas de niños.

      illustration Los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo de las habilidades cognitivas, sensoriales, emocionales, sociales y físicas de nuestros hijos. El desarrollo de estas habilidades depende en su mayor parte de la estimulación que reciben del entorno, por lo que es imprescindible que los padres les proporcionemos las experiencias que necesitan en cada etapa del desarrollo.

      illustration Las áreas cerebrales relacionadas con el movimiento y con los sentidos son las primeras en desarrollarse, por lo que será fundamental que en la primera infancia les permitamos interactuar y experimentar con el ambiente que les rodea.

      illustration El desarrollo del lenguaje es crucial para que puedan pensar acerca del mundo y es una habilidad imprescindible para relacionarnos con los demás, por lo que se trata de un área prioritaria que debemos estimular desde que nuestros hijos son bebés. La función ejecutiva (el director de orquesta del cerebro) empezará a cobrar una vital importancia en su desarrollo a partir de los 6 años y les permitirá adaptarse mejor al mundo que les rodea.

      illustration Con 8 o 9 años ya son capaces de pararse a pensar en su propio aprendizaje, por lo que será un buen momento para empezar a trabajar estrategias de estudio y de aprendizaje, tales como técnicas de memoria.

      illustration Todos los días ponemos en práctica nuestro razonamiento matemático para multitud de actividades de la vida cotidiana, por lo que incorporar ejercicios de estimulación de esta área desde pequeños permitirá a nuestros hijos estar mejor adaptados y comprender adecuadamente los conceptos más complejos.

      illustration En la etapa de la preadolescencia se produce un gran avance en el pensamiento abstracto, en el pensamiento crítico y en la capacidad de realizar inferencias, por lo que será el momento perfecto para estimular la capacidad de pensar por su cuenta y llegar a sus propias conclusiones.

      Capítulo 2

      CONSIGUE QUE PRESTEN ATENCIÓN

       Tatiana Fernández Marcos

      ¿Qué es prestar atención?

      Los padres deseamos que nuestros hijos sean capaces de prestar atención a lo que les pedimos y también que atiendan a aquello que consideramos importante para ellos. También queremos que en el futuro sean capaces de plantearse sus propias metas y de alcanzarlas. Esto implica que los niños a lo largo de su desarrollo vayan adquiriendo control sobre su propio comportamiento para seleccionar los objetivos que quieren alcanzar, poner en marcha las acciones que les permitan conseguir dichos objetivos y supervisar durante el proceso si lo están haciendo bien. Todo ello requiere que el niño desarrolle una adecuada capacidad para prestar atención y controlar su propio comportamiento.

      Prestar atención implica pararse, observar y reflexionar antes de actuar.

      En este capítulo hablaremos de la capacidad para prestar atención, pero es importante entender previamente qué es la atención. La atención es la respuesta o reacción a los estímulos del entorno, entendiendo por estímulo cualquier sonido o imagen que captamos por los sentidos del oído o la vista. La atención durante el primer año de vida es una respuesta innata que garantiza la supervivencia del niño. Los estímulos, como la cara de la madre, las luces brillantes o los sonidos llamativos, son los que captan la atención del bebé. Hasta los 7 años predominará la atención involuntaria, es decir, la atención del niño estará guiada por los estímulos que sean más llamativos.


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