El arte de educar jugando. Silvia Álava
complicar el ejercicio para los niños de esta edad es pedirles que creen adivinanzas nuevas.
Cómo
1. Para que elaboren una adivinanza, les diremos que elijan un objeto que haya que adivinar. Por ejemplo, un paraguas.
2. El segundo paso será observar cuáles son las cualidades que mejor lo caracterizan. Por ejemplo, protege de la lluvia, es de tela, tiene un mango…
3. Después les pediremos que traten de encontrar palabras precisas que expliquen bien esas características y que ayuden a adivinar el objeto en cuestión. Por ejemplo, tiene una forma parecida a la de un paracaídas.
4. Posteriormente tienen que tratar de formular la adivinanza con las características básicas, pero con frases cortas y el menor número de palabras. Por ejemplo, «me llevan para la lluvia y me usan de techito, quedándome mojadito».
5. El último paso puede ser que digan la adivinanza a otras personas. Si la mayoría de las personas la aciertan, la adivinanza estará bien hecha. Si las personas contestan cosas distintas al paraguas, le pediremos que revise los pasos para hacer la adivinanza aún más clara.
Cuándo. Podemos utilizar este tipo de juegos en situaciones en las que tengamos que esperar para estar más entretenido, en viajes en coche, etc. También se puede utilizar en reuniones familiares o fiestas de niños.
Recuerda que…
1 Véase Capítulo 14: «Mens sana in corpore sano».
2 En el resto de los capítulos de este libro se trabajarán distintas actividades que fomentan una relación de amor incondicional y de seguridad para nuestros hijos.
3 Véase Capítulo 4, «Yo solito. Fomenta su autonomía».
4 Véase Capítulo 7: «Me relaciono con los demás. Entrenando las habilidades sociales».
5 Véase Capítulo 2: «Consigue que presten atención».
6 Véase Capítulo 5: «Enséñale a pensar por sí mismo. Que tome sus propias decisiones».
7 Véase Capítulo 6: «Fomenta su autoestima».
Capítulo 2
CONSIGUE QUE PRESTEN ATENCIÓN
Tatiana Fernández Marcos
¿Qué es prestar atención?
Los padres deseamos que nuestros hijos sean capaces de prestar atención a lo que les pedimos y también que atiendan a aquello que consideramos importante para ellos. También queremos que en el futuro sean capaces de plantearse sus propias metas y de alcanzarlas. Esto implica que los niños a lo largo de su desarrollo vayan adquiriendo control sobre su propio comportamiento para seleccionar los objetivos que quieren alcanzar, poner en marcha las acciones que les permitan conseguir dichos objetivos y supervisar durante el proceso si lo están haciendo bien. Todo ello requiere que el niño desarrolle una adecuada capacidad para prestar atención y controlar su propio comportamiento.
Prestar atención implica pararse, observar y reflexionar antes de actuar, y para ello es necesario tener autocontrol. En definitiva, para alcanzar cualquier meta o desempeñar cualquier acción con éxito, ya sea tener un buen rendimiento académico o aprovechar las actividades deportivas, es necesario que los niños presten atención y tengan autocontrol. Los niños deben aprender a controlar su comportamiento y pararse para tomar decisiones premeditadas, menos impulsivas y más acertadas en sus acciones del día a día. Adquirir control del cuerpo y de las acciones también contribuirá a que logren un buen control emocional1.
Prestar atención implica pararse, observar y reflexionar antes de actuar.
En este capítulo hablaremos de la capacidad para prestar atención, pero es importante entender previamente qué es la atención. La atención es la respuesta o reacción a los estímulos del entorno, entendiendo por estímulo cualquier sonido o imagen que captamos por los sentidos del oído o la vista. La atención durante el primer año de vida es una respuesta innata que garantiza la supervivencia del niño. Los estímulos, como la cara de la madre, las luces brillantes o los sonidos llamativos, son los que captan la atención del bebé. Hasta los 7 años predominará la atención involuntaria, es decir, la atención del niño estará guiada por los estímulos que sean más llamativos.
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