La Dinámica del Sentir y/o La Esencia del Ser. Leonardo Torres
nomenclamos en cada fragmento de la realidad por separado y queremos que encajen perfecto, con esa dinámica de los procesos naturales, olvidándonos que las “leyes” (patrones) estuvieron ahí por siempre y el ser humano tratando de interpretarlas. Hay algo curioso y es que existen leyes para los procesos de la naturaleza, para los fenómenos microfísicos y astrofísicos. Y lo más curioso es que el hombre las pudo interpretar.
Lo único que falta es que venga el físico Maxwell y te diga que de no ser por los pulsos eléctricos (que surcan por los intersticios de tu cerebro, en la conexión entre ambos hemisferios, formando campos magnéticos), tu consciencia no se activaría y por ende tu realidad no podría ser vivida. Y que ese sea el punto a partir del cual comiences a vivir tu vida; si fuese así, incurrirías en un error de percepción, y es este un motivo más para la paralización parcia o total. Porque si bien el saber es un factor importante, no debería ser un impedimento para actuar y experimentar junto a tu sentir.
Lo que quiero graficar con lo que dije anteriormente es que no necesitamos fórmulas precisas que nos digan cómo tenemos que sentir. Este es un reflejo interno que se encuentra resguardado y hasta camuflado en los intersticios, en la integridad del ser, que no se puede precisar con exactitud dónde empieza y dónde termina. Si es en la interacción entre el pensamiento y una emoción, o si la materia lo logró ya desde un principio en la simbiosis recíproca que la caracteriza, con la naturaleza.
Saber que de las diferentes emociones como ser: sorpresa, asco, miedo, alegría, tristeza e ira y en la combinación entre ellas surge el medio adaptativo para la supervivencia y un acervo cultural por añadidura es un gran paso. Que existen diferentes grados en un mismo ser y los estados anímicos por los cuales atravesemos dependerán no solo de factores externos que se interpongan en nuestro transitar por la vida, sino también de lo que creamos en nuestra mente como un subproducto de todo lo que vivenciamos (captamos, sentimos, imaginamos y lo que vivimos con nuestro sexto sentido incluido), como si fuese una seudorrealidad.
Porque el ser humano, como dije anteriormente, busca patrones que expliquen su presencia aquí en la vida. En esa correspondencia permanente con el medio que lo rodea, hay coincidencias en la ciencia, que explican perfectamente los fenómenos de la naturaleza, del sentir y el actuar, como axiomas matemáticos, que son fácilmente trasladables a la vida real.
Al igual que el cosmos que surge de una partícula fuera de su sitio y no se correspondía con la simetría, materia y antimateria por igual, la racionalidad materializada deduzco que pudo haber sido similar a ese punto de inflexión y del cual surgió la vida. Las ciencias se bifurcaron porque sus objetos de estudio son diferentes, tocándose únicamente en puntos de encuentro. La racionalidad materializada se bifurcó indefectiblemente también, desde el momento mismo en que alcanzó dicho estado y solo roza transversalmente la realidad, observable en todas las ciencias y las metaciencias.
Capítulo 0,5
Fracciones
Como el caos no es posible de predecir en forma exacta, me acercaré solamente por ejemplos asilados, para ir de una condición improbable a una más probable, mostrando cómo surgen los fenómenos de la vida, que parecen inconexos, pero después de un cierto tiempo sus recursos o variables se organizan indefectiblemente, modificando al unísono todo el conjunto.
Para empezar con los ejemplos, pondré la ecuación logística, que es muy utilizada para resolver diversos modelos que se nos presentan en la vida diaria. Ejemplos: en el crecimiento poblacional, en el crecimiento de un embrión, en la propagación de un virus, en el crecimiento de bacterias, etc.
La ecuación logística me muestra que, sistemas de apariencia simple dan lugar a dinámicas complejas y a organizaciones diferentes, de acuerdo a las circunstancias y a los recursos del sistema. Al principio (en la representación gráfica de esta ecuación) hay un crecimiento exponencial 2, 4, 8, 16, 32, 64, etc., luego los recursos propios del sistema hacen que ese crecimiento se aplane.
La ecuación logística predice el comportamiento en un futuro cercano, generando así para ciertos rangos de parámetros un comportamiento que puede ser lineal, fractal o caótico. La ecuación logística y la geometría se conjugan, brindando un panorama propicio para poder interpretar la realidad, mostrándonos cómo, a partir de una ecuación, esos elementos básicos siguen ciertos patrones de agrupación e integración; al igual que los comportamientos propios de la naturaleza. Muchas de estas construcciones se las puede graficar en computadoras, llegando a lo que se conoce como fractales.
Ejemplos de fractales Grafica del Conjunto de Mandelbrot. Fractal
(Un fractal es un objeto geométrico, cuya estructura básica, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferentes escalas. Ejemplos en la naturaleza: montañas, nubes, árboles, etc.).
Conjunto de Julia. Fractal.
“A partir de las exploraciones sobre el caos, se llega a comprobar que, en sistemas biológicos, el caos y el orden no son más que diferentes facetas de la misma realidad. Para entender esto hay que diferenciar entre lo que es, el orden (sistema determinístico), el azar (sistema impredecible), el caos y lo estocástico. Un proceso estocástico está relacionado con la probabilidad; acercándose a lo azaroso, pero no lo es, pues posee patrones. Sin embargo, sigue siendo impredecible, encontrándose entre el caos y el azar. El caos tampoco es posible de predecir en forma exacta, pero está determinado por una ecuación. Dentro de un sistema azaroso hay infinitas posibilidades; en el caos también son muchas las posibilidades, pero no infinitas y esto es un gran avance”. Héctor Velázquez Fernández
Al caos puedo graficarlo y poéticamente relacionarlo con lo que sucede en los sistemas biológicos. Existe un crecimiento exponencial y luego de un cierto tiempo, dependiendo de los recursos disponibles por el sistema, estos se ordenan, se agrupan y se desintegran con una dinámica en particular.
El paso intermedio entre una partícula y otra, en una desintegración beta, los científicos lo describen como cambios de sabor (ej.: paso del neutrón al protón). La vida media de una partícula que actúan en las interacciones son de millonésimas de milisegundos (bosón W +-) y por ende imperceptibles. En el neutrón y el protón, la masa energía al final y al principio es equivalente. En el medio del proceso existe una asimetría breve que la realidad ni cuenta se da. Esta realidad que parece tener partes inconexas, a nivel microscópico o cuántico, se termina amalgamando al resto de las partículas con la participación del “bosón de Higgs” (otra partícula fundamental), confiriéndoles masa, salvo a los neutrinos (curiosamente son los más abundantes en todo el universo). Y a nivel macromolecular, se amalgama a través de la consciencia, la existencia se nos hace carne y la realidad se nos presenta en todas sus dimensiones.
En biología este accionar se repite constantemente en todos los reinos de la naturaleza y el cosmos, cumpliendo con ciertos patrones y reflejados en las unidades básicas intervinientes, como ser partículas, átomos y células. Para graficarlo mentalmente, lo vemos reflejado también en la semilla; dentro de ella está todo el potencial para resurgir, crecer y desarrollarse, llegando a ser luego más complejo y con vida. En su transitar y en su desarrollo hay una direccionalidad que está condicionada por agentes externos. Primero necesita de un “terreno” fértil y luego el aporte de ciertas sustancias inorgánicas como el agua y minerales, como así también la participación del aire y el sol.
Es este tema sobre el que, como un punto infinito en el espacio, recaen todas las miradas y observaciones epistemológicas, porque es el misterio más grande que habita únicamente en la consciencia humana.