Historias del hecho religioso en Colombia. Jorge Enrique Salcedo Martínez S J
Santos Delgado
LA RELACIÓN ENTRE LA IGLESIA CATÓLICA Y EL ESTADO COLOMBIANO EN LA ASISTENCIA SOCIAL, C. 1870-1960
Beatriz Castro Carvajal
EL TRABAJO SOCIAL DE LOS JESUITAS EN COLOMBIA ENTRE 1884 Y 2000
Jorge Enrique Salcedo Martínez, S.J.
EL LUGAR DE LA RELIGIÓN ENTRE LOS JUDÍOS BOGOTANOS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Aliza Moreno-Goldschmidt
Juan Carlos Gaona Poveda
EL IMAGINARIO RELIGIOSO-POLÍTICO DE LOS EVANGÉLICOS EN COLOMBIA, 1950-2010
Pablo Moreno
Fabio Hernán Carballo
EL ESPACIO MISIONERO: MISIONES EN COLOMBIA, 1900-1950
Juan Felipe Córdoba-Restrepo
Gabriel Cabrera Becerra
Laura Camila Ramírez Bonilla
LA PRENSA CATÓLICA COLOMBIANA Y LAS MUJERES EN EL MUNDO DEL TRABAJO, 1958-1980
Andrés Felipe Manosalva Correa
William Elvis Plata
Rafael Tamayo-Franco
Jeiman David López Amaya
LA SECULARIZACIÓN EN COLOMBIA: PRESENTE Y FUTURO DE LA RELIGIÓN
Carlos Arboleda Mora
INTRODUCCIÓN. ¿POR QUÉ HABLAR DE HISTORIAS DEL HECHO RELIGIOSO EN COLOMBIA?
José David Cortés Guerrero y Jorge Enrique Salcedo Martínez, S.J.
La disciplina histórica en Colombia comenzó su profesionalización a inicios de la década de 1960. Este proceso significó introducir en las investigaciones sobre el pasado métodos, metodologías, técnicas y teorías que la distinguiesen de otras disciplinas sociales y humanas. También significó tomar distancia de viejas formas de estudiar el pasado, a las cuales se las relacionaba con la historia academicista, es decir, la producida en las academias de historia, de las que la Academia Colombiana de Historia era la más relevante. A esta historia se la veía como justificadora del poder y del sistema de dominación imperante. Por ello, se ha indicado que la historia profesional surgió vinculada con la historia social y económica, desligándose y casi que rechazando a la historia política, a la que, como hemos dicho, se la vinculaba con el poder1.
Siguiendo con lo anterior, la historia del hecho religioso –que para esa época era casi exclusivamente la historia de la Iglesia católica– también comenzó a ser relegada y rechazada por la historia profesional2. Además, quienes escribían esa historia eran integrantes de la Iglesia, sacerdotes con vocación de historiadores, pero no historiadores profesionales3. De esta forma, se veía a la Iglesia institucional vinculada con el poder político, aliada incondicional de los partidos tradicionales, liberal y conservador, y sobre todo de este último. De igual manera, cierta historiografía de izquierda quiso mostrar que la Iglesia católica era cómplice de los males que padecía el país e intentó implementar como válido para la historia del país el famoso lema “la religión es el opio del pueblo”.
Así las cosas, durante las décadas de 1960 a 1980 el estudio de la historia del hecho religioso en el país siguió reducido casi exclusivamente a la religión católica y, por consiguiente, a la Iglesia católica. De igual manera, historiográficamente hablando, el panorama sobre ese hecho se planteó entre dos polos opuestos: la apología y la diatriba. Para la década de 1980 esto comenzó a cambiar. Historiadores como Fernán González, Christopher Abel, Rodolfo Ramón de Roux, Jorge Villegas, Luis Javier Ortiz, Ana María Bidegain y Patricia Londoño, entre otros, mostraron la necesidad de desligar la investigación de la historia del hecho religioso en Colombia del esquema confrontacional en que se encontraba, es decir, la necesidad de desligarla de una historia de buenos y malos4.
Fue en la década de 1990 cuando el estudio de la historia del hecho religioso en Colombia comenzó a explorar escenarios diferentes al catolicismo y se convirtió en historias del hecho religioso. Esto se debió a varios factores. Primero, a uno que afectó a todas las ciencias sociales en Occidente: la crisis de los grandes paradigmas ejemplificados en el final del socialismo real, la disolución de la URSS y la caída del Muro de Berlín. Segundo, y vinculado con el anterior: la crisis del discurso excesivamente racionalista e ilustrado que pronosticaba, desde la década de 1960, la debacle de la religión. Por el contrario, lo que se vivió fue el reverdecimiento de las creencias, entre ellas las religiosas. Tercero, en Colombia la explosión temática de la historia, es decir, la manera como diversos temas, entre ellos el hecho religioso, pasaron a ser objeto de investigación por parte de historiadores profesionales. Cuarto, la Constitución Política de 1991, en donde quedó plasmada la libertad religiosa, la cual derivó en la cotidianidad en un aumento de credos diferentes al católico.
Casi treinta años después, es notorio el auge de la historia en Colombia. Múltiples temáticas han surgido y se han consolidado. Las historias del hecho religioso comienzan a desligarse del catolicismo porque consideramos que el hecho religioso no puede reducirse a él ni, más específicamente, a la Iglesia católica.
Partimos del principio de que la religión, genéricamente hablando, es una creación humana y, como tal, es historiable. Y que ella, la religión, no se reduce a la relación de los hombres con divinidades; incluso, puede aducirse que varias religiones carecen de aquellas. En este sentido, las religiones, sus manifestaciones cultuales y rituales, sus organizaciones conformadas por sujetos especializados en la administración de lo sagrado, sus escritos o textos sagrados, las iglesias como comunidades de fe, entre otros aspectos, deben ser asumidos como