Vida después del covid-19. Francisco Javier González
El mundo es nuestro espejo
El mundo es un espejo. No recibimos de la vida lo que queremos, sino quiénes somos. En nuestra vida hay estaciones y los sufrimientos nunca perpetúan. Confía en que el invierno de tu tristeza dará paso al verano de tu alegría, igual que los rayos del sol matutino llegan tras las horas más oscuras de la noche.
Tu mundo es tu espejo, la esencia de tu alma. En tu mundo, el dolor, el sufrimiento y la adversidad son vehículos poderosos para fomentar el crecimiento personal. Nada nos ayuda a aprender, crecer y evolucionar más rápido. Nada nos ofrece una oportunidad mejor para reclamar nuestro poder auténtico como personas. Debemos ser capaces de mirarnos al espejo de nuestra alma, de nuestro mundo y sentir nuestra autenticidad, implicando ser conscientes de nuestros sufrimientos y adversidades. Solo de esa forma, y sonriendo cada día de nuestras vidas seremos conscientes siempre de que podemos ser capaces de realizar todo aquello que nos propongamos por mucho dolor que surja en nuestro camino. El mundo es tu espejo y, la sonrisa que le ofreces, será para siempre.
El fracaso es el camino hacia el éxito
No gozaríamos de la sabiduría y del conocimiento que ahora tenemos de no ser por los reveses que hemos soportado, los errores cometidos y el sufrimiento que hemos pasado. Tenemos que darnos cuenta, que el dolor es un maestro y que el fracaso es el camino que conduce al éxito. Nunca aprenderemos a montar en bicicleta sin que alguna vez nos caigamos.
Es importante comenzar a ver a nuestros problemas como bendiciones. Es cierto que en nuestros peores momentos estamos dispuestos a llegar a lo más hondo. Cuando la vida nos va bien, vivimos superficialmente; no somos muy reflexivos. Pero cuando las cosas se ponen mal, somos capaces de salir de nosotros mismos y de plantearnos por qué los acontecimientos se han desarrollado de ese modo. Esto nos conduce a un aprendizaje y a un crecimiento maravilloso. Es en esto en lo que verdaderamente consiste la vida, en crecer y en acceder a las personas que debemos ser siendo los dueños de nuestro destino, por muchos fracasos que encontremos en nuestro camino. Los fracasos conducen a nuevas oportunidades.
Saborea la felicidad
Viajamos por caminos distintos para alcanzar nuestro destino definitivo. Para algunos el camino es más complicado que para otros. Pero nadie alcanza el final sin enfrentarse algún tipo de adversidad. Así que, en lugar de luchar contra ella, sintamos el dolor para saborear la felicidad.
Hemos oído muchas veces, que si nunca hemos estado en un valle, la vista desde la cima no nos resultará sobrecogedora. Es por ello que debamos dejarnos llevar al máximo por todas las circunstancias de la vida sin distanciarnos de los resultados para así saborear con más intensidad la felicidad. Cuando sentimos la adversidad, nos volvemos más filosóficos y cuando nos enfrentamos a un reto, empezamos a formularnos las grandes preguntas de la vida, como el por qué, del sufrimiento o por qué nuestros planes trazados no salen como esperamos, o simplemente si la vida está gobernada por el azar. Debemos sentir el dolor a cada instante y dejar que simplemente suceda, para saborear y sentir con más entusiasmo la felicidad.
Diseñados para equivocarnos
No hay nada malo en cometer errores. Forman parte de la vida y son esenciales para crecer. Pero cometer los mismos errores día tras día, sí que puede ser un problema importante. Es una forma de no conocer el para qué de nuestra esencia. Estamos diseñados para equivocarnos.
Debemos dejar de ser duros con nosotros mismos. Somos seres humanos, y los seres humanos han sido diseñados para equivocarse. Darse cuenta de que todos cometemos errores y que estos son esenciales para nuestro crecimiento y nuestro progreso es liberador. Con ello, dejamos a un lado la necesidad de ser perfectos y adoptamos una forma más sensata de contemplar nuestra vida. Podemos empezar a fluir por la vida como un arroyo fluye por una montaña, con gran fuerza, pero siempre con elegancia y autenticidad. Esa es la única forma de sentirnos en paz con nuestra verdadera naturaleza y razón de ser. En consecuencia, sintamos placer por nuestras equivocaciones y dejemos que nos sirvan para el alcance de nuestros sueños.
La elección de vivir
La suerte no es otra cosa que la perfecta combinación de una preparación meticulosa con una oportunidad que se presenta en el momento adecuado. Para ello, no basta simplemente con existir, sino que debemos vivir nuestra vida de forma auténtica sintiendo plenamente quiénes somos.
La mayor parte de las personas pasan los mejores años de sus vidas viviendo en el ámbito de lo conocido. Carecen del valor necesario para aventurarse en territorios ignotos y les asusta apartarse de la multitud. Quieren encajar, les da miedo destacar. Se visten como todo el mundo, piensan como los demás y se comportan como ellos, incluso aunque con ello no se sientan bien. Se muestran reacias a escuchar la voz de sus corazones y a probar cosas nuevas; rehúsan alejarse de la orilla de la seguridad. Hacen lo mismo que todo el mundo. Ahora bien, al hacerlo, sus almas, que un día relucieron, empiezan a perder luminosidad. El éxito radica en ser fiel a uno mismo y en vivir la vida según nuestras propias normas. Sólo de esa forma dejaremos simplemente de existir y viviremos felizmente.
Los errores nos hacen sabios
El fracaso consiste en no tener el valor de intentar algo. Lo único que separa a muchas personas de sus sueños es el temor al fracaso. Sin embargo, el fracaso es esencial para obtener el éxito en cualquier empresa. El fracaso nos ofrece lecciones y nos guía por el sendero del éxito genuino.
Algunas personas aprenden de los errores que otros cometen. Esas son las personas verdaderamente sabias. Otras sienten que el verdadero aprendizaje sólo se consigue con la experiencia personal. Lo que podemos observar en esas personas es que padecen en el transcurso de sus vidas unos sufrimientos y una angustia innecesarios. Curiosamente, las únicas personas que no tienen problemas ni sufren adversidades están a tres metros bajo tierra. Vivir supone enfrentarnos con los problemas, con el dolor, con el sufrimiento y con la angustia. Todos ellos son medios de transporte necesarios para la obtención del crecimiento, para la expansión y un aprendizaje que dura toda la vida. Forman parte de la experiencia humana, y será necesario confundirnos una y otra vez para alcanzar el éxito y a su vez para convertirnos en personas más sabias.
El poder del amor
El corazón vive en el momento presente, porque sabe que es ahí donde hay que vivir. Al corazón le interesa sanarte para que seas una persona plena, que siente amor, que comprende y sirve a los seres humanos. Todos estamos conectados, con lo cual la felicidad nace de dar y ayudar a los demás a crecer amando la vida.
La mayor parte de nuestra evolución como seres humanos se ha concentrado en lo físico, lo externo. Hasta ahora, todo ha consistido en acumular y atesorar. El valor dominante ha sido siempre «los que tienen son los que más ganan»; los que son más famosos, los que tienen mayor fortuna, los que ostentan más poder sobre los demás, tratándose en consecuencia de la supervivencia de los más fuertes, porque todo gira en torno a una competición. Ahora bien, esta filosofía ya no nos sirve como raza humana porque nace de la escasez, y tras la escasez, está presente el miedo. Teniendo en cuenta que nuestras intenciones y lo que pensamos crean lo que vemos en el mundo exterior, todo lo que vemos es realmente carestía, porque nunca habrá suficiente para nosotros. Es de esa forma con la cual empieza un ciclo en el cual nunca nos parece que tenemos suficiente impidiendo nuestra felicidad. En consecuencia, amemos con el corazón disfrutando de todo aquello que tenemos y no de lo que ansiamos tener. Sólo de esa forma y confiando en nuestros sueños la propia vida nos irá aportando su abundancia en forma de felicidad.
Las pruebas de la vida
Las pruebas de la vida no son más que oportunidades para reunir mayor sabiduría y plataformas que nos recuerdan nuestro poder auténtico, siempre que así lo decidamos. Pero no olvidemos que cualquiera de nuestras vidas tendrá también su parte de éxito y triunfo además de momentos hermosos que nos harán felices.