La Didáctica y la Dificultad en Matemática. Bruno D´Amore

La Didáctica y la Dificultad en Matemática - Bruno D´Amore


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las cuatro operaciones aritméticas de base y a una genérica resolución de problemas (aritméticos); sólo en un paréntesis aparece una vaga referencia a la geometría y a la trigonometría.

      Otra de nuestras fuentes está constituida por el texto de Lucangeli, Iannitti y Vettore (2007), lectura que sugerimos.

      El interés por este campo de estudio y de investigación es muy amplio, de manera que podemos sugerir a los interesados, por ejemplo, las siguientes fuentes de información:

      • diversas series de libros publicados por la editorial Erickson de Trento (Italia);

      • también hay organizaciones mundiales específicas sobre los diversos trastornos o dificultades, a las cuales es fácil acceder vía Internet con un buen motor de búsqueda, así como lo hicimos nosotros; por ejemplo, existe una Organización mundial que se ocupa de problemas específicos causados por la dislexia;

      • es notable el hecho de que estudiosos no especialistas hayan dedicado alguna parte de su labor de investigación a este campo; la lista de estas obras es excesiva, para poder incluirla aquí; nos gustaría señalar sólo Gagatsis, Pitta Pantazi (2001), no sólo porque se ocupa de un interesante caso de dislexia, sino también porque para nosotros ha sido una buena fuente de información; el artículo presenta un análisis de los «principales factores que influyen en el modo en cual el estudiante responde al currículo de matemática», basado en los trabajos de varios estudiosos en él citados, principalmente de Evans, Goodman (1995).

      El error, como ya hemos visto en parte y que está a la vista de cualquier docente de matemática, tiene expresiones explícitas que a menudo no muestran la verdadera causa.

      Errores de ignorancia, de distracción, de olvido, de falta de atención,... se mezclan con errores más profundos, más orgánicos, mentales, relativos a déficit sensoriales u otros. A su vez, cada una de estas causas inmediatas pueden tener causas remotas diversas: la falta de atención puede ser momentánea y debida a una contingencia banal, puede ser debida al estrés, a problemas familiares, sufrimiento, enfermedad, …

      Errores de distracción, de falta de estudio etc., son en un cierto sentido fáciles de detectar y de reconocer, un atento y cuidadoso análisis puede llevar a comprender los motivos y a intervenir; inquietudes, sensación de incertidumbre, malentendidos etc. están generalmente a la base de estos errores. Por supuesto, la simple invitación al estudio y a la atención es sólo normativa y de por sí ayuda poco; mucho mejor es tratar de dilatar la situación facilitando la valoración del error y dando confianza y seguridad.

      Errores sistemáticos, el uso correcto de reglas incorrectas, currículo oculto etc., son también relativamente fáciles de detectar, pero para ello es necesario estar siempre atentos a proponer pruebas análogas más de una vez, con algunos cambios significativos, para examinar a fondo la situación.

      Cuando el estudiante comete repetidos errores, antes o después, como ser humano que es, debe sobrevivir al fracaso, acaba con crearse concepciones sobre las causas del error, causas, que podemos distinguir en exógenas y endógenas.

      En las primeras, se da la culpa a cualquier situación externa, fuera de sí: la mala suerte, el docente (su «maldad», su indisponibilidad, el haber modificado los acuerdos etc.), la falta de tiempo, un estado negativo de salud, la dificultad de la prueba etc.

      En las segundas, la culpa está dentro de sí: «Soy incapaz de hacer frente a las pruebas de matemática, no recuerdo las fórmulas, estudio pero no entiendo, no es mi materia, no soy capaz etc.».

      Lamentablemente, no obstante el fracaso de los estudiantes en el proceso de aprendizaje de la matemática (que a menudo podemos interpretar como un fracaso en el proceso de la enseñanza de ésta) está a la vista de todos, la preparación específica de los docentes sobre este tema es decadente, no nos parece apropiada. No decimos que sea ausente: ya sea en los cursos de formación inicial de docentes de primaria, ya sea en los cursos de formación postgrado de los docentes de la escuela secundaria, donde se dictan cursos sobre cuestiones pedagógicas y psicológicas que tienen una gran relación con el tema en cuestión pero que a menudo son genéricos, no específicos. En los cursos de formación postgrado de docentes especializados, además, la actividad específica de recuperación en matemática a veces parece estar ausente y a veces es inexistente. Por lo cual el docente es a menudo abandonado a sí mismo afrontando los casos más complejos que, por desgracia, son también los más numerosos.

      Uno de los «remedios», a los cuales varias veces hacemos referencia en este libro, es crear la ilusión de que todo el proceso escolar discurre bien, ilusionar a los estudiantes con la idea de que están construyendo conocimiento matemático: extraer la respuesta «correcta» del estudiante es bastante fácil, haciendo esto se da la ilusión de la buena marcha de la práctica escolar. Pero si el estudiante no construye un conocimiento


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