Conflicto armado y organización campesina. Raquel Méndez
en el sur de la región del Magdalena Medio colombiano. Muchos de ellos han llegado a esta región debido a que han sido desplazados de otras zonas del país por cuenta del conflicto armado. Lo anterior los ha llevado a orientar la acción de la ACVC hacia la construcción del arraigo, la defensa del territorio y la permanencia en él. Tal cosa supone, de una u otra forma, resistir a nuevos desplazamientos y a otras formas de violencia. Dicha resistencia colectiva y organizada se articula con 181 juntas de acción comunal que componen sus tres seccionales: nordeste antioqueño, medio cimitarra y sur de Bolívar. En años recientes, consciente como es de ser un actor histórico, la ACVC ha empezado a promover acciones tendientes a la reparación simbólica de los daños colectivos que ha experimentado durante el conflicto. Además, persigue decididamente la construcción de paz en Colombia.
La reconstrucción de la memoria histórica de esta organización campesina ha requerido un proceso riguroso, llevado a cabo a lo largo de alrededor de 24 meses, entre los años 2017 y 2019. El primer paso consistió en una revisión de la bibliografía colombiana acerca de los procesos de memoria histórica en el país, con especial interés en los trabajos realizados por el CNMH. A su vez, se indagó acerca del conflicto armado colombiano, buscando establecer categorías deductivas con las que se desarrollaría el proceso reconstrucción de memoria. La revisión bibliográfica y la reflexión en el interior del equipo llevó a proponer cinco grandes categorías: 1) Antecedentes o contexto sociohistórico del surgimiento y desarrollo de la ACVC (1970-1996); 2) Repertorios de violencia, daños y reparación experimentados entre 1996 y 2018; 3) Acciones de resistencia realizados por la organización (1996-2018); 4) Enfoque de género y formas de entender el rol de la mujer en la organización campesina, y 5) Expectativas y potencialidades frente a la implementación del Acuerdo Final de Paz en el escenario del actual posacuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).
Una vez superada la etapa de documentación, el segundo paso de la investigación consistió en encuentros con líderes y lideresas de la ACVC orientados a socializar el proyecto, así como a establecer los objetivos y alcances del proceso de construcción de memoria histórica. De estas reuniones resultaron cronogramas y acuerdos sobre los espacios de trabajo de campo con la población campesina. El grupo de investigación efectuó sesiones de trabajo colectivo, de la mano de documentos guía como la caja de herramientas del Centro Nacional de Memoria Histórica (2015) y el documento «Recordar y narrar el conflicto» (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013). Como resultado, se establecieron herramientas y técnicas de recolección de información que incluyeron entrevistas individuales y colectivas, talleres de memoria con hombres y mujeres víctimas de violencia, y observación participante en eventos desarrollados por la ACVC durante la ejecución del proyecto.
El trabajo de campo fue el tercer paso de la reconstrucción de la memoria histórica de la ACVC. Supuso para los investigadores el desplazamiento a diferentes lugares en los que hace presencia la organización, para contactar directamente con sus miembros. El ejercicio de trabajo de campo contó con la constante aprobación y consulta de líderes y lideresas de la ACVC, quienes sugirieron las fechas, lugares y logística de los talleres colectivos de memoria histórica. Su apoyo fue también fundamental en la ubicación e identificación de los participantes. Se determinaron como criterios de selección de la población que las personas vinculadas al proceso de reconstrucción de memoria fueran participantes en la dinámica organizativa de la Asociación en cada una de sus seccionales (Sur de Bolívar, Medio Cimitarra y Nordeste Antioqueño). En total se efectuaron 6 talleres de memoria histórica colectiva: uno en cada seccional de trabajo de la ACVC (en la vereda Alto San Juan, de la seccional sur de Bolívar; en la vereda Cuatro Bocas, de la seccional medio Cimitarra, y en el casco urbano del municipio de Remedios, de la seccional nordeste), un taller con los fundadores de la asociación en Barrancabermeja, y dos talleres con lideresas de la ACVC en Cantagallo y San Lorenzo. En cada uno de los talleres participaron en promedio 15 personas provenientes de las distintas veredas y caseríos que conforman las seccionales, en su mayoría líderes y lideresas adscritos a las juntas de acción comunal. En los encuentros con los campesinos y campesinas de la ACVC se procuró el uso de herramientas que facilitaran la construcción de un sentido propio y auténtico del pasado. En este sentido, fueron útiles técnicas como las líneas de tiempo, la cartografía social, el análisis prospectivo y el dibujo, entre otros. Los investigadores también asistieron a diferentes espacios de formación, discusión y trabajo organizativo de la ACVC como observadores, buscando de esta manera conocer las dinámicas internas de la asociación. En estos espacios se pudo realizar un total de 36 entrevistas individuales a 23 líderes y 13 lideresas de la ACVC, así como dos entrevistas colectivas.
Con los insumos antes mencionados se dio inicio al cuarto paso del proceso: el análisis de los datos. Para tal fin se transcribieron todas las grabaciones realizadas, y se procedió a su codificación acorde con los ejes de análisis. El tratamiento de la información se realizó con el programa Atlas Ti ® versión 6.2. Dada la naturaleza del proyecto, los audios y sus transcripciones se anonimizaron y protegieron siguiendo cuidadosas medidas de seguridad. Este proceso llevó a la creación de cuatro documentos preliminares, uno por cada una de las categorías deductivas. Estos han servido de base para la construcción de los capítulos que componen este libro. A ellos se ha añadido un texto específicamente dedicado a la forma en que el género se ha convertido en un asunto central en el proyecto y la actuación de la ACVC. Estos documentos han sido, en diferentes niveles de desarrollo, socializados, retroalimentados y validados por actores participantes de la ACVC. De esta manera, se ha querido que el relato resultante de todo el proceso se corresponda efectivamente con las memorias de los campesinos y campesinas sobre lo vivido y sentido en los más de veinte años que lleva esta asociación resistiendo al conflicto armado colombiano en el territorio.
Producto de la reconstrucción de la memoria histórica de la Asociación Campesina del valle del río Cimitarra, este libro se estructura en cinco capítulos1. En el primero, Daniel Alfonso León y Helwar Figueroa presentan el contexto sociohistórico y geográfico en el que surge la ACVC. Los autores reconstruyen los antecedentes del proceso social que posibilitó el surgimiento de la asociación. En ese recorrido describen las diversas experiencias organizativas creadas por los campesinos, así como las experiencias de participación política en la región. La colonización campesina, las juntas de acción comunal, los comités, las cooperativas y el río son elementos que se entretejen para explicar la construcción de la identidad colectiva, del nosotros, de la asociación.
En el segundo capítulo, Johana Linares y Juan C. Aceros presentan el repertorio de violencias y daños experimentado por los miembros de la ACVC. El capítulo pone especial énfasis en lo que los pobladores del valle del río Cimitarra han experimentado como un proceso de consolidación de la actividad paramilitar en la región, así como en las alianzas que los participantes en el estudio perciben entre los grupos paramilitares y las Fuerzas Militares. Los autores también presentan lo que, desde las distintas seccionales de la ACVC, se propone como acciones deseables de reparación colectiva.
El tercer capítulo está dedicado a las acciones de resistencia que la ACVC ha desplegado a lo largo de su existencia. Sebastián Correa presenta un inventario de las apuestas de la ACVC en torno a la exigencia de los derechos humanos, la creación de una economía de la resistencia, la implementación de un proyecto de comunicación alternativa, la realización del trabajo político-organizativo en la región y la defensa del territorio y el medioambiente. El capítulo muestra la versatilidad y adaptabilidad de la ACVC, que, en su esfuerzo por permanecer en un contexto afectado por la violencia, ha desarrollado iniciativas que protegen al territorio y al campesinado en muy diversas dimensiones.
El cuarto capítulo está dedicado a entender el proceso histórico mediante el cual la ACVC viene incorporando discusiones en torno al género, y, en específico, cómo esta organización asume el feminismo campesino y popular como apuesta para lograr la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Las autoras, Claudia Quijano y Raquel Méndez, evidencian las principales dificultades, contradicciones y dilemas que enfrentan los hombres y las mujeres que han decidido poner en debate las cuestiones de género en la región y en el interior de la asociación. Asimismo, a través de relatos de vida y líneas de tiempo rescatan el papel de las mujeres lideresas en la construcción y consolidación del proyecto organizativo de la ACVC.