Conflicto armado y organización campesina. Raquel Méndez
organización campesina frente a la implementación del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Gobierno nacional. En esa dirección, el capítulo recuerda que los ejercicios de reconstrucción de la memoria adquieren sentido si orientan el futuro.
Como ya hemos mencionado, este libro ha sido posible gracias a la financiación de Colciencias, a través de la «Convocatoria para proyectos de Ciencia, Tecnología e Innovación y su Contribución a los Retos de País, 2016». El desarrollo del proyecto empezó pocos meses después de la firma en Bogotá del Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto. A pesar del revés que sufrió el plebiscito con el que se esperaba refrendar los acuerdos, persistía un clima de optimismo o, por lo menos, una expectativa razonable de cambio sociopolítico de la que era un indicador la misma convocatoria del entonces Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación. Sin embargo, en el momento de la publicación de este libro, diversas fuentes apuntan al asesinato de entre 400 y 700 líderes sociales y defensores de derechos humanos, al crecimiento en número en activos de las disidencias de las FARC-EP y la aparición de numerosos grupos emergentes tremendamente violentos, y a más de cien masacres con cerca de 400 víctimas en un contexto de llamativa impunidad. Así, pues, la situación es distinta de aquella en la que se escribió este libro y su contenido debe leerse desde esta perspectiva. A los lectores dejamos la tarea de valorar si las esperanzas que organizaciones como la ACVC habían puesto en el posconflicto pueden considerarse aún realizables, así como de determinar qué tan imperfecta es la paz hacia la que hemos avanzado, si es que en algo hemos avanzado2.
Los autores quieren expresar su agradecimiento a los líderes y lideresas de la ACVC, por su constante acompañamiento, apertura y colaboración a la hora de reconstruir la memoria histórica de la organización. En la misma vía, le debemos gratitud a cada una de las personas que participó en los talleres y que autorizó que se la entrevistase para este trabajo. Esperamos que los resultados de la investigación hagan honor a todas las experiencias y narrativas que los miembros de la ACVC han compartido con nosotros a lo largo de estos años.
Este libro es resultado de un trabajo colectivo al que han contribuido muchas personas. Claudia Quijano, Juan C. Aceros, Héctor Mauricio Rojas, Raquel Méndez, Helwar Figueroa, Freddy Jesús Herrera, Álvaro Acevedo y Johana Linares, profesores de la Universidad Industrial de Santander, participaron en la redacción de la propuesta de investigación. Además, contribuyeron con distintas actividades durante el desarrollo de la reconstrucción de la memoria histórica: realizaron trabajo de campo, dirigieron trabajos de grado asociados al proyecto, apoyaron la revisión bibliográfica, la realización de actividades de campo, el análisis de los datos y la redacción de los productos de nuevo conocimiento (incluido este libro). Josefina Vásquez, Daniel León, Johana Linares y Ángela Rodríguez contribuyeron significativamente a la revisión bibliográfica que sustenta este libro. Gerard Verschoor y Elisabet Rasch brindaron asesoría desde la Wageningen University.
Las estudiantes Francy Victoria Vélez Hernández y Zaida Ligia Acosta Villabona se integraron al equipo de investigación y realizaron sus respectivos trabajos de maestría con nosotros. Sebastián Correa, Jennifer Andrea Velasco Cómbita, Paula Jemima Carreño Gómez, Andrés Ríos, Ismael Pinzón, Nancy Roxana Tamayo Tette, María Camila García, Yudy Paola Posada Arciniegas, Brigitte Carolina Santos Roja, César Augusto Vargas, Ana Torres, Karoll Yesenia Velandia Rendón, Kelly Cristancho Maldonado, Jennie Andrea Carolina Ortiz Camacho y Angie Lorena Valencia Reátiga adelantaron su trabajo de grado en la modalidad de pasantía de investigación en este proyecto. Las estudiantes María María Delgado y Laura Daniela Ramírez trabajaron de manera comprometida en la transcripción de los datos recogidos; Wendy Tatiana Duque, Liseth Campos, Janna Vesga, Érika Yesina Ortiz, Silvia Yineth Anaya y María Natalia Vargas apoyaron la realización del evento científico de cierre del proyecto, en el que se presentaron avances del libro. Johana Convers, como auxiliar administrativa del proyecto, estuvo siempre atenta al desarrollo del proceso y brindó su ayuda incansable para al equipo de investigación. Natalia Vargas apoyó al equipo en campo y realizó talleres sobre gestión de memoria histórica y construcción de paz en los que participaron más de cincuenta líderes veredales de la ACVC. Andrés Pedraza transformó parte del material recolectado en documentos divulgativos —digitales e impresos— y fue el realizador audiovisual que creó el documental Mujeres del valle del río Cimitarra: Memorias de lucha y resistencia, derivado también de nuestra investigación. Wendy Tatiana Duque, con la ayuda de Sebastián Correa y Ángela Rodríguez, facilitaron la recopilación de los textos que componen este libro y realizaron revisiones preliminares. Con todas estas personas tenemos una deuda de gratitud que esperamos saldar —al menos parcialmente— con la presentación pública de este producto resultado de los esfuerzos de este equipo de trabajo.
1 Otros resultados pueden consultarse en: https://www.memoriaACVC.com/copia-de-documental
2 Fuentes adicionales para la reflexión sobre este período histórico son dos trabajos que ha publicado recientemente la ACVC: el informe final del proyecto de memoria campesina y protección de derechos para la paz en el valle del río Cimitarra (Asociación Campesina del valle del río Cimitarra y Red Agroecológica Nacional, 2018a) y el protocolo para la protección individual y colectiva de los habitantes de la Zona de Reserva Campesina del Valle del Río Cimitarra (Asociación Campesina del valle del río Cimitarra y Red Agroecológica Nacional, 2018b). Es de destacar que estos documentos son resultado de un proyecto que se llevó en paralelo a nuestra investigación (véase Asociación Campesina del valle del río Cimitarra y Red Agroecológica Nacional, 1 de agosto de 2018); de ahí que las problemáticas denunciadas en estos textos tengan algunos aspectos en común con la presente investigación. No obstante, por la conformación interdisciplinaria del grupo que lideró esta investigación, es evidente que los resultados acá presentados tienen un mayor alcance interpretativo. También debe mencionarse que el informe publicado por la ACVC fue acompañado de otros productos de divulgación e incidencia política, con la intención de convertirse en documentos de denuncia para ser presentados ante los organismos estatales encargados de investigar los hechos de que fueron víctimas los miembros de la ACVC (en este momento en cabeza de la Justicia Especial para la Paz y la Comisión de la Verdad); además, estas investigaciones lideradas por sus propios miembros buscan que la ACVC sea reconocida como una organización víctima del conflicto y, por tal motivo, se repare a sus miembros de manera colectiva. Un objetivo vigente para los miembros de la ACVC, quienes, a pesar de las dificultades por las que atraviesan los líderes sociales del país, continúan resistiendo.
Forjando un territorio: «Nosotros ya somos de acá…»
Daniel Alfonso León y Helwar Figueroa Salamanca
Introducción
El valle del río Cimitarra comprende el costado oriental de la Cordillera Central, parte del valle del río Magdalena y el costado sur de la serranía de San Lucas. Cubre todo el municipio de Yondó y parte de los municipios de Remedios (Antioquia), San Pablo y Cantagallo (sur de Bolívar), en un área aproximada de más de 500.000 hectáreas. Es una zona con abundancia de fuentes hídricas, como los ríos Tamar, Ité, San Francisco, Caño Bravo y Caño Don Juan, que, en conjunto con otros riachuelos y quebradas, crean un sistema fluvial que permite la comunicación en el territorio. El valle posee importantes recursos mineros, energéticos y madereros, así como corredores estratégicos que se disputan el Estado y los actores armados.
Desde la década de los setenta, el valle del río Cimitarra experimentó procesos de colonización y organización campesina de la lucha por la tierra. Estos procesos estuvieron motivados inicialmente por la expansión de la ganadería y el modelo latifundista en diversas zonas del país que obligaron a muchos campesinos del Magdalena Medio que no tenían tierras o títulos de propiedad a buscar otros lugares donde asentarse. Estos colonizaron y «recolonizaron3» las tierras ubicadas en la desembocadura de los ríos Ité y Tamar, siguiendo el curso del río Cimitarra desde la desembocadura del río Magdalena, en las zonas de frontera de los municipios de Remedios, Yondó, San Pablo y Cantagallo. Un proceso que continuó en la década de los ochenta, como consecuencia del enfrentamiento del ejército y los