Ética de la comunicación en Internet móvil. José Perla Anaya
millones de ellos en el mundo han disminuido su confianza en la red social Facebook, quizá la más importante para ellos por su gratuidad, porque es abierta y por su utilidad para la vida en general.
Este libro tiene como tema principal el Internet móvil y plantea tres inquietudes. Primero, si el uso de los dispositivos móviles de comunicación por Internet debe regularse o no, y, de regularse, si se debe hacer de forma privada, pública o social. Segundo, en el caso de darse alguna de estas normativas, si se podría lograr que los ciudadanos las acataran en la vida cotidiana. Y, tercero, si la conducta de los peruanos respecto al uso del Internet móvil en los espacios públicos es una manifestación más de la cultura nacional de transgresión. José Perla se centra en la observación de algunas de estas situaciones de uso transgresor: durante la conducción de vehículos, en las aulas universitarias, en las funciones cinematográficas y en reuniones familiares o de amigos. Todas ellas, según el autor, tienen “suficiente relevancia legal y social como expresiones de la cultura nacional de incumplimiento normativo masivo que domina cada vez más la realidad del país, sin distinción de posición social, económica, nivel educativo o cultural, lugar de nacimiento u otra característica” (p. 31).
No obstante el creciente caos y la pérdida de vidas por el desorden del transporte, el uso transgresor del teléfono mientras se maneja un vehículo es una demostración más del menosprecio generalizado de las normas elementales de convivencia. En la segunda situación que plantea el autor, pese a que algunos suponen que los estudiantes utilizan el Internet móvil para complementar los trabajos en el aula, no hay ningún tipo de medida institucional orientada a regular su uso. Lo mismo ocurre en los multicines, donde, pese a las restricciones, se usa el celular constantemente y se perturba el disfrute del espectáculo cinematográfico, que continúa siendo de gran arraigo popular. Finalmente, las interferencias por el uso continuo del móvil se repiten en medio de las relaciones cotidianas. En todas las situaciones descritas, según el autor, se estaría reforzando o incrementando la “anomia de convivencia cotidiana” en los espacios públicos como parte del fenómeno dominante de una cultura nacional de transgresión.
Perla concluye su investigación afirmando que el hecho de que el comportamiento entre los peruanos se base en diferencias podría explicar, en parte, la existencia dominante de una cultura nacional de transgresión normativa en la vida cotidiana. Esta conducta prevalece sobre todo en los espacios públicos, por ejemplo, al conducir vehículos o al asistir a clases universitarias y funciones cinematográficas. En cambio, disminuye en el ámbito de las relaciones familiares y de amigos, es decir, de redes cercanas, donde todas las personas se consideran básicamente iguales. Aunque el problema del uso transgresor del Internet móvil es mundial, el autor opina que “la cultura nacional de transgresión ha encontrado en el uso irrestricto de los equipos internéticos una nueva vía para su reforzamiento expansivo y probable consolidación definitiva” (p. 290).
Estamos ante un libro importante, cuya lectura recomiendo. A través de él se expresa el reiterado compromiso de la investigación de la Universidad de Lima con el país, sus ciudadanos y sus instituciones.
María Teresa Quiroz Velasco
Introducción
La presente investigación fue realizada en medio de las actividades académicas ordinarias, entre abril del 2015 y diciembre del 2016. Su desarrollo, así como la redacción de este libro en que se exponen resumidamente sus resultados, han demandado más esfuerzo que mis anteriores trabajos. Ensayar en las líneas siguientes algunas explicaciones sobre este hecho puede también servir como una primera aproximación a la materia de estudio.
Primero.- En cuanto empecé la revisión que se prolongó por casi dos años de abundante y variada literatura, nacional y extranjera, sobre Internet, se puso en evidencia que no solo estaba ante un medio de comunicación, cuya naturaleza aún resulta incierta o indefinible, sino sobre el cual, incluso, no hay unanimidad en la forma de denominarlo. Unos lo escriben como nombre propio y por tanto con mayúscula (Internet); otros, como nombre común y con minúscula (internet). Unos anteponen al sustantivo el artículo determinado masculino (el internet); otros, el femenino (la internet); y también hay quienes evitan anteceder artículo alguno y, simplemente, lo llaman Internet o internet. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) afirma que corresponde denominarlo como sustantivo de nombre propio, de género ambiguo y que no es recomendable anteponerle artículo, sino simplemente decir Internet. Esta es la opción asumida en la presente obra. Sin embargo, el DRAE también dice que, en caso de ser necesario, dicho sustantivo debe llevar el artículo femenino.
Segundo.- En la investigación sobre Internet, me he ocupado de un instrumento y un medio de comunicación que recién ha empezado a entrar en mi vida en la última década. Por tanto, este trabajo se ha ido haciendo a la par que aprendía poco a poco —y, ciertamente, solo una parte de lo básico o elemental— sobre la naturaleza, las funciones y la terminología de Internet y también mientras iba experimentando y practicando rudimentariamente con él. No sucedió así en las investigaciones que desarrollé anteriormente sobre otros medios y actividades de comunicación. El cine, la radio y la publicidad ya existían cuando yo nací, y la televisión entró a mi vida cuando empezaba la adolescencia. Por tanto, al afrontar el estudio de estos medios y actividades de comunicación, no solo tenía cierto conocimiento teórico, histórico y técnico sobre ellos, sino que también había vivido algunas experiencias personales y directas con ellos como consumidor y, a veces, como productor, director o en algún otro rol creativo, ya sea como profesional o como aficionado.
Tercero.- Esta investigación también ha sido más difícil de realizar por la brevedad de la existencia de Internet en general y por el desarrollo aún mucho más corto del instrumento móvil o portátil con el que ahora es operado dicho sistema cada vez en mayor número. Justamente, la tarea de especial observación y análisis realizada en esta investigación se ha centrado en el uso cotidiano del Internet móvil, el que, a veces, también va a ser identificado indistintamente, en esta exposición, con la abreviación IM. Y, también, para no abandonar del todo su denominación precedente, como teléfono móvil o teléfono celular.
Cuarto.- Otra dificultad especial para la realización de esta investigación ha sido que, a lo largo de sus casi dos años de duración, la tecnología sobre la utilización de Internet móvil ha seguido pasando por múltiples modificaciones, tanto de orden cualitativo como cuantitativo. Este instrumento y medio de comunicación ha continuado cambiando mientras se realizaba el proceso de observarlo, evaluarlo y comprenderlo. Basta poner como ejemplo de esta situación la aparición a mediados del año 2016 de la aplicación y juego Pokémon Go de la empresa Nintendo y el impacto inusitado (y, luego, tan fugaz) de diverso orden que esta novedad tecnológica de combinación de la realidad aumentada y de la geolocalización ha desatado en brevísimo tiempo, incluso en los espacios académicos.
Quinto.- Hay que destacar, también, que cada uno de los medios de comunicación estudiados en mis libros anteriores mantuvo sus respectivas áreas de producción, distribución y consumo separadas de las de los otros durante gran parte de su desarrollo. En cambio, Internet es diferente, pues este medio de comunicación no solo ha absorbido y concentrado todos los anteriores, sino que, además, utiliza múltiples soportes, plataformas, lenguajes, aplicaciones, herramientas, funciones, etcétera. Y en el pequeño aparato del Internet móvil, smartphone o teléfono inteligente, hoy tenemos correo, teléfono, prensa, radio, televisión, cine, video, fotografía, biblioteca, álbum familiar, diario íntimo, agenda, juegos, negocios, coloquios, clases, publicidad, marketing, guías, citas privadas y un largo etcétera. Además, Internet sigue abasteciéndose constantemente de nuevos instrumentos, herramientas y contenidos para hacer vivir más experiencias a los usuarios. Por tanto, tratar de estudiar, conocer, entender y explicar cualquier aspecto, por reducido que sea, de esta realidad tan compleja de comunicación, de un sistema de redes que está dotado de una tipicidad tan singular, implica una exigencia sin precedentes.
Sexto.- Finalmente, y como consecuencia de las explicaciones antedichas, esta obra ha sido más difícil, porque tampoco está identificada, ni ha cuajado (y no se sabe si ello sucederá algún día), una agenda común, básica o universal