Ética de la comunicación en Internet móvil. José Perla Anaya

Ética de la comunicación en Internet móvil - José Perla Anaya


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mediático, es decir que requieren de un instrumento o un soporte físico adicional al del cuerpo humano para su funcionamiento, tal como la red del correo postal, el teléfono y las diferentes modalidades de telecomunicación, las cuales se valen, respectivamente, del papel, el cable, la onda electromagnética o una combinación de diversos recursos físicos.

      Hace más de una década, Manuel Castells denominó acertadamente la naciente red de redes como la galaxia Internet a fin de contrastarla con la galaxia Gutenberg nacida con la imprenta hace más de quinientos años. Este autor, sumándose a muchos otros, también destacó la mayor potencialidad social, política y económica de las múltiples redes que nacen de la electrónica digital y que conforman esta nueva realidad tecnológica de la comunicación y la cultura. Castells también anotó que estas redes sociales o virtuales no solo proporcionan un alcance espacial mucho más extenso y un alcance temporal mucho más rápido que las antiguas, sino que también son mucho menos vulnerables o dependientes de los poderes gubernamentales que las anteriores redes de comunicación.

      Las redes estaban circunscritas básicamente al entorno de la vida privada, mientras que las jerarquías centralizadas eran el feudo del poder y la producción. Sin embargo, actualmente la introducción de la tecnología de información y comunicación de base informática, y en especial de Internet, permite que las redes desplieguen su flexibilidad y adaptabilidad, afirmando así su naturaleza evolutiva. (Castells, 2001, p. 16)

      La red de redes o Internet ha causado gran impacto desde su aparición hace más de veinte años. La resonancia masiva que este fenómeno tecnológico, de comunicación y de cultura ha producido en tan corto tiempo es mucho mayor que el ocasionado por todos los anteriores medios, lenguajes y formas de comunicación. Pero han sido todavía mucho más impresionantes los múltiples efectos suscitados desde el momento en que esta red social y de comunicación internética sufrió dos cambios radicales de orden tecnológico: la miniaturización y la portabilidad del instrumento que le sirve de soporte. Estos dos factores, que inicialmente podrían haber sido considerados adjetivos o poco relevantes, son los que, en realidad, han determinado en forma decisiva las actuales dimensiones trascendentales del fenómeno Internet y son el anticipo del futuro mucho más impactante e influyente que tendrá sobre muchos otros aspectos de la vida de la gente, en el ámbito individual y colectivo.

      Además de la miniaturización y la portabilidad, hay otros factores que también pueden explicar la expansión inusitada del Internet móvil hasta convertirlo en el medio de comunicación más importante desarrollado en tan corto tiempo, con tan gran número de usuarios y con tal capacidad de absorción de la gente. Uno de estos factores es el continuo abaratamiento del instrumento o equipo que posibilita conectarse a la red, lo que hace que prácticamente cualquier persona pueda pagar su adquisición y mantenimiento. Otro factor es el de la simplicidad cada vez mayor que tiene el instrumento para realizar sus operaciones y funciones básicas, por lo cual resulta accesible a personas de todas las edades y de todos los niveles educativos, sin que, en general, se requiera un entrenamiento ajeno o especializado de terceros para ello. Finalmente, también ha concurrido a la gran asimilación de esta tecnología la gran velocidad, instantaneidad, o inmediatez con que el Internet móvil realiza múltiples operaciones y funciones, lo que produce en el usuario una experiencia de fascinación sin precedentes, que le hace sentir y creer que en un solo y breve instante está viviendo en muchos tiempos y espacios. En suma, debido a los factores referidos y a otros muchos, este instrumento tecnológico de comunicación ofrece a los usuarios la posibilidad de vivir una realidad sensorial e intelectual mucho más envolvente que la que cualquier otro medio de comunicación les había brindado hasta ahora.

      Estas y otras mutaciones técnicas y mercantiles sustanciales (a las que no se les puede calificar simplemente de “circunstancias”) han posibilitado que se pueda acceder a Internet desde un instrumento que cabe en una mano, un bolsillo, una cartera y que se haya convertido, para muchos, en una especie de segunda piel, un miembro más, un apéndice, una prótesis inseparable del cuerpo.

      Al inicio de esta investigación, tuve que afrontar y resolver los dilemas que se fueron planteando una y otra vez acerca de los alcances y límites que se debían establecer a un objeto de estudio tan amplio. Finalmente, este quedó situado dentro del marco de observación, análisis y comprensión de las infracciones normativas que conlleva la tenencia y utilización masiva del instrumento móvil o portátil de Internet como nuevo medio de comunicación y como uno de los principales generadores de la actual cultura digital.

      El proceso de planteamiento de cuestiones e interrogantes en torno a esta realidad se inició con la investigación y, en mayor o menor medida, ha seguido durante todo su desarrollo.

      Algunas de las preguntas principales que se han buscado responder a lo largo del trabajo son:

      1) ¿Es apropiado, necesario, importante, etcétera, que la normativa oficial, privada o social limite en algunas situaciones la utilización de los dispositivos móviles o portátiles de comunicación por Internet?

      2) ¿Puede o debe esperarse que, si se instaura dicha normativa oficial, privada o social, tenga éxito (es decir, sea eficaz) en lograr el acatamiento mayoritario de las reglas de restricción del uso de dichos instrumentos en algunas situaciones de la vida cotidiana?

      3) ¿Es válido explicar la frecuente y masiva conducta de los peruanos en el uso del Internet móvil en espacios públicos que viola las normas restrictivas como una nueva manifestación de la cultura nacional de transgresión?

      En vista de la aparición tan reciente del fenómeno de Internet y del consiguiente desconocimiento general que se deriva de ello, me ha parecido necesario que en varias partes y momentos de la investigación, sobre todo al inicio de este texto, se incida detenidamente en la tarea de proporcionar datos y proponer reflexiones en torno a la naturaleza y a las funciones de este instrumento y medio de comunicación en el mundo de hoy. Es necesario más aún teniendo en cuenta que esta investigación también pretende aportar propuestas y planteamientos en torno a la regulación o autorregulación de Internet, por lo que resulta indispensable conocer suficientemente cuál es el objeto al que se va a dirigir nuestra atención e intención normativas.

      Luego de estas ineludibles aclaraciones y advertencias, paso a señalar que, en forma específica, la investigación ha optado por circunscribirse al examen de algunas situaciones cotidianas en que son frecuentes las violaciones de las reglas restrictivas sobre el uso de los instrumentos móviles o portátiles de Internet y a la evaluación de los retos que estas conductas transgresoras plantean a la eficacia o vigencia real, es decir, a la práctica o aplicación cotidiana, de los diversos sistemas normativos, sean de orden legal u oficial como de orden privado o institucional, e incluso el social o informal.

      ¿Por qué es importante el planteamiento de esta investigación? Porque la convivencia cotidiana en el país, sobre todo en los espacios públicos, se ha vuelto, en general, más conflictiva cada día, en parte porque un gran número de personas tiende a infringir las reglas básicas de orden legal, institucional y social que regulan la interacción personal. Esta situación de permanente conflicto se ha ido manifestando cada día de manera más notoria hasta configurar la que ha sido llamada por varios estudiosos del país como cultura de transgresión nacional, o de anomia de convivencia cotidiana en los espacios públicos, como yo le llamo.

      A esta realidad negativa que produce múltiples perjuicios de todo orden, ha venido a sumarse en los últimos años el uso del instrumento de Internet móvil, antes más conocido como teléfono celular o teléfono móvil, sin respetarse las reglas que limitan su uso en determinadas situaciones. Me parece que este hecho, que podría parecer irrelevante (y seguro así va a seguir siendo considerado por algunos, no obstante la lectura de esta obra), tiene una gran trascendencia. Por un lado, porque dichos usos infractores pueden ser una nueva y mucho más impactante expresión del poco respeto y aprecio, el menosprecio o el desprecio que los peruanos tienen en su vida cotidiana por los demás en los espacios públicos. Por otro lado, porque estas conductas indebidas pueden constituir una vía de reforzamiento masivo de la cultura de transgresión normativa imperante en el país. Si se deja que este modo de comportamiento de los ciudadanos siga creciendo sin que nadie diga ni haga nada, es posible que la convivencia cotidiana se haga cada vez más insoportable, se produzcan


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