En vivo y en directo. Fernando Vivas Sabroso
que se creen muy chistosos.
– Dicen que las antenas atraen a los rayos.
– Pagaría cuotas mensuales para que se lleven el aparato.
Canal 2, en dos tandas
José Eduardo Cavero Andrade era líder de la Federradio, “zar de la radio peruana” según mote algo desproporcionado, si se tiene en cuenta el poder radial nada despreciable de los Delgado y los Umbert-González, y propietario de 28 radioemisoras. Con la razón social de una de ellas, radio Victoria, y con sus hermanos Óscar y Jaime en el directorio, fundó el primer canal 2, el 31 de mayo de 1962. Había solicitado la frecuencia en 1958, pero tuvo que esperar que sus rivales funden y asienten sus canales en el mercado.
El 2 empezó con mucho bombo y acabó estrangulado en un par de años. Cavero, impetuoso y atraído por el espectáculo día tras día, por las estrellas itinerantes y los chorros lumínicos de la “gran radio en pantalla” que era la televisión, fue incapaz de apostar a la serialidad como base para la programación horizontal, al videotape (tuvo una máquina a la que se le dio poco uso), a la móvil, a la conversación y a la noticia. Solo la fanfarria musical debía agitar a los 200 espectadores del auditorio de la avenida Tacna (luego funcionaría allí el cine Imperio) y a los muchos miles de hogares que en sus primeras temporadas le hicieron creer que tan dispendioso negocio iba para largo.
El fin y los medios del 2 fueron las atracciones en vivo. Para ellas no necesitaba de mayores planes que estar bien informado de las tarifas y las giras de las estrellas continentales. Pero necesitaba anfitriones locales para sus jales foráneos y los mejores ya estaban ocupados en el 4 y el 13. Poco antes de arrancar solo tenía a Sergio Vergara, el primer rocanrolero de la televisión (véase, en este capítulo, el acápite “Ahí viene la nueva ola”) y a Juan Felipe Montoya. Gaspar Bacigalupi prestaría sus conocimientos técnicos ya probados en el 4 y sobre todos ellos el venezolano Rafael Quiroga, jalado del 13, oficiaría de jefe de producción. El único descubrimiento del 2 fue un joven periodista de espectáculos loretano contratado poco antes de la inauguración: Luis Ángel “Rulito” Pinasco.
En la noche del 31 de mayo, Vergara y Montoya hicieron lo que pudieron con un estilo que debía más a la radio que a la televisión y Pinasco recibió el espaldarazo de Quiroga para debutar presentando a Olga Guillot. Miguelito Valdez, el ballet del Tropicana y los bailarines Roberto y Mitsuko, completaron este primer show. A poco de iniciado, el canal 2 distribuía así sus atracciones: todos los días El show de shows conducido por Vergara, quien poco después, con el concurso musical de los domingos El show de Sergio, se convirtió en decidido agente de la nueva ola lanzando a Jimmy Santi, Pepe Miranda, Jorge Conti, Coco Montana y algunos engominados más. Miranda fue el primer ganador con La pera madura43 A Pinasco le tocó hacerse cargo de Lo mejor del criollismo con libretos de Óscar Morales. Rafael Quiroga también tuvo los domingos un show con nombre propio, hasta que una agresiva perorata le costó la suspensión. Se fue del país, al que solo volvió por cortas temporadas.
Pero se necesitaban con urgencia programas localistas, y si tenían un toque de humor desenfadado mejor. Así, Daniel Muñoz de Baratta (véase, en este capítulo, el acápite “El hombre orquesta”) fue importado con su show del canal 4. Duró una temporada, pues falleció tempranamente el 7 de marzo de 1963. Su última parodia fue dedicada a la televisión misma. ¿Qué más vulnerable al volteo cómico que las tareas que Pablo anunciaba en Scala regala? Las de Muñoz de Baratta fueron estas: Que indios salvajes enseñen su libreta electoral, que un atún permanezca vivo tres minutos fuera del agua, que un famoso compositor componga un bolero en 30 segundos. Su hermano Hugo lo reemplazó hasta el primer cierre del canal.
El toque de humor involuntario lo puso desde noviembre de 1962 el argentino Humberto Vílchez Vera, quien poco después explayaría el bombástico y sensiblero temperamento que paseó por el resto del dial. Su programa radial Los fantasmas se divierten se dejó adaptar por el 2 en 1963 y ahí le vino la idea de pasar una noche en la abandonada tienda Matusita, mítica casa hechizada de Lima, protagonizando una sonada boutade periodística que lo consolidó como una suerte de loco cursi y ceremonioso, más dramático que divertido y para nada juvenil, de la televisión sesentista. En 1964 todavía pudo airear por el 2 La revista de la felicidad. Completando la variedad, Ángel Parra tenía El mundo de juguete y Eduardo Navarro el Noticiero Philco.
La programación del 2 no era fija, estaba abierta a los espectaculares contratos foráneos como los de Chubby Checker, que enseñó a los peruanos a bailar el twist; Tin Tan y su carnal Marcelo (Hugo Muñoz de Baratta trabó amistad con ellos y trabajó de secundario en algunas de sus últimas películas), quienes demostraron que la comicidad mexicana tenía que ofrecer mucho más que a Cantinflas; Enrique Guzmán, o Pérez Prado y la bailarina Daisy Guzmán, que reeditaron con el dengue el escándalo que el mambo había provocado en los cincuenta (véase, en este capítulo, el acápite “Censura despistada”). Pero la visita más sonada, con desplantes cómicos y papelones dramáticos que instalaron al canal en la comidilla diaria, fue la de María Félix en julio de 1963. La Doña hacía noticia desplazando su solo porte estatuario, pero ahora sumó una baja y una nueva estrella en su haber. Rulito Pinasco cuenta cómo hizo fama gracias a ella:
Cavero contrata a María Félix y le dicen que viene para hacer pasajes de comedia y que le consiga un actor para que la ayude a escenificar sketchs... Cavero pensó en Miguel Arnáiz, pero cuando llegó La Doña aclaró que ella venía a cantar y no a actuar. Como Arnáiz ya estaba contratado, lo pusieron de animador. Yo protesté porque siempre había sido el conductor del programa. Cavero, para tranquilizarme, me puso de ataché de prensa de La Doña... Cuando empieza el programa, el auditorio estaba repleto. El tipo comienza haciéndole bromas a La Doña. Le preguntó si su marido era coleccionista de antigüedades, aludiendo a su edad. El auditorio se reía... Luego de otras bromas sobre la edad, la mujer se encolerizó y le dijo que no quería conversar con él... Al día siguiente me llamaron para decirme que yo iba a animar. La Doña había pedido que le quiten “al animador pesado e inoportuno” y que le pongan “al güerito”... Escribí una lista de 15 preguntas, se las enseñé a La Doña y ella escogió cuáles quería que le hiciese... Ése fue mi espaldarazo.44
Para Arnáiz el desplante fue más dramático de lo que recuerda Rulito. Al darle la mano a La Doña, al aire, ésta se negó a estrechársela. Desesperado, se le ocurrió decirle que un amigo suyo le había rogado encarecidamente que le diera la mano de su parte. La Doña, lapidaria, le dijo que prefería dársela a su amigo. Días después, Arnáiz, convertido en hazmerreír nacional, anunció que la enjuiciaría por daños y perjuicios. El eco de la anécdota duró por muchas temporadas, tanto como el célebre bofetón de Genaro Carnero Checa a Eudocio Ravines en Ante el público en 1960 (véase, en este capítulo, el acápite “La variedad del 13”).
En 1964 Cavero había agotado inversión y ganas y confió en los Delgado Parker para deshacerse del canal. Estos ya tenían una participación en él habiéndolo asesorado técnicamente y ayudado con la programación. Lo que pasó finalmente con el 2 no dependió solo de Cavero sino de los Delgado Parker, Goar Mestre, la Time-Life y un belga entusiasta. Sabemos ya que Mestre tenía participación en el 13 (sobre todo en la productora Pantel), y con él la CBS, indesligable de los negocios panamericanos del cubano. Debemos contar una pequeña historia previa: En 1962 la Time-Life Broadcasting, presidida por Weston Pullen, se interesó vivamente en disputar el mercado latino a la CBS —ya se habían asociado con Roberto Marinho en Brasil, dueño del grupo Globo, cuyo canal arrancará en 1965— y ofrecieron un millón de dólares a Mestre por su participación limeña y por una parte de sus negocios argentinos. Pullen se dispuso a viajar a Lima para cerrar el trato precisamente en víspera del golpe de la junta militar de gobierno en 1962. Mestre detuvo a la comitiva y el negocio se disolvió.45
La siguiente crisis en la relación de los Delgado Parker con Mestre y la CBS la precipitó el agónico canal 2, resuelta cuando los Delgado Parker y Cavero conocieron en Lima a Joe Linten, belga propietario de la empresa española Movierecord, pequeño imperio cimentado sobre los anuncios