De las urbes a los territorios inteligentes. Ronal Orlando Serrano Romero
que no solo estructuran las representaciones y los significados, sino que también condicionan las acciones sobre el territorio.
Si bien las anteriores líneas se han presentado reiterativamente en el documento, esto corresponde a la importancia que posee esta perspectiva en la fundamentación teórica de la categoría objeto de discusión, la cual se basa en trabajos relacionados con la definición del territorio, su relación con la territorialidad y la territorialización en el marco del sistema socio-territorial y en el análisis cognitivo de las políticas públicas que orientan su transformación. Vale la pena mencionar, además, que, aun cuando estas teorías descansan sobre el ámbito de la planificación urbano-regional, sus avances son importantes para conectar los elementos que determinan la definición de la gestión sostenible del territorio.
Como lo plantea Jolly (2012), hablar de territorio, territorialidad (visión) y territorialización (acción), es abordar un tema sobre el cual no hay consenso. El territorio, por ejemplo, corresponde a una noción utilizada sin ninguna necesidad de definirla por infinidad de investigadores en una gran variedad de situaciones (Monnet, 2010). Sin embargo, fuera de toda aproximación, algunos teóricos llegan al consenso de que el territorio es un construido social, un espacio de poder y de dominio de distintos sectores o un lugar en el cual se desarrolla la acción. Es en esencia, el espacio para “el encuentro de la materia y de la acción, del objeto sobre el cual se actúa y del sujeto que actúa […] el espacio material, área o red, realizado por el ejercicio de una acción humana repetitiva” (Monnet, 2010, p. 93).
En consecuencia, se habla de un concepto de territorio que hace referencia a las interacciones entre una sociedad y su entorno físico y que implica el reconocimiento de un círculo de inter-determinación entre conceptualización y producción del espacio. Esta relación, que Monnet (2010) denomina sistema socio-territorial es lo que permite una vinculación de los procesos de transformación del territorio con los determinantes de su construcción social, la sostenibilidad y la agenda de desarrollo nacional. Considerando esta idea, se logra abordar la territorialidad, según el mismo autor, como un valor o un sistema de valores que los actores sociales le asignan a un territorio determinado con base en el sentimiento de pertenencia que poseen: “pasar de territorio a territorialidad significa, entonces, pasar de un área, objeto material, a un valor fundamentado en la subjetividad humana” (p. 92).
A esta discusión, Müller (citado en Jolly, 2017, p. 3) incorpora la noción de referencial en la configuración de los valores atribuidos a un territorio, concepto desde el cual “los actores perciben los problemas, discuten de las soluciones y lo que orienta sus acciones” (p. 03). Así, la gestión como acción que permite pasar del pensamiento a la acción se convierte en la base de lo que Monnet (2010) asume como la acción humana que se fundamenta en un sistema de valor para producir un territorio: territorialización. En consecuencia, la relación entre los elementos del sistema socio-territorial no es más que la representación teórica de las tensiones o inter-dependencias que existen entre las formas de concebir el territorio, las maneras de configurar una visión de este y la eficacia de la gestión en los procesos de transformación.
Siguiendo esta lógica, Jolly (2017) propone que estas inter-dependencias no se dan tan solo en un único sentido, de territorialidad a territorialización, por ejemplo, sino que existen bucles que sugieren relaciones dialécticas. Roa (citado en Jolly, 2017, p. 5) describe este hecho gráficamente y establece los sentidos de inter-dependencia del sistema socio-territorial (figura 13). Como se observa, el primer bucle (línea azul) plantea que “el conjunto de acciones que se ejercen sobre un espacio material actualiza el sistema de valores que las fundamentan […] sistema que, a su vez, estructura las representaciones y significados de un territorio, el cual, in fine, condiciona materialmente las acciones que se pueden ejercer sobre él” (p. 4). Simultáneamente, el segundo bucle (línea roja) proporciona una perspectiva desde la cual el conjunto de acciones que se ejercen sobre un territorio produce y define el mismo por lo que este objeto logra materializar los valores que se convierten en la base de la territorialidad, en otras palabras, la visión de territorio que condiciona socialmente las acciones que se pueden ejercer sobre un ámbito espacial determinado (Jolly, 2017). Pero, sin importar el sentido de la inter-dependencia, lo que queda claro es que son los condicionantes de las acciones los que realmente abren la posibilidad de construir socialmente el territorio y gestionar su transformación desde la perspectiva de la sostenibilidad.
Figura 13. Sistema socio-territorial: relaciones entre territorio, territorialidad y territorialización
Fuente. Adaptado de “Políticas Públicas, Planeación y Territorio. Un ‘Trinomio Imperfecto’: sobre algunos avances investigativos para el análisis de las políticas públicas urbanas a partir de los ‘Tres M’ (Muller, Matus y Monnet)” [ponencia] (p. ), por Roa, citado en J. F. Jolly, 2017, IX Seminario Internacional de Investigación en Urbanismo, Barcelona-Bogotá. DOI: 10.5821/siiu.6448
Es por esto que la gestión sostenible del territorio como objeto de conocimiento parte del análisis de las dinámicas, los desfases, los conflictos y las potencialidades que se presentan en el sistema socio-territorial para el caso colombiano que determinan los procesos de transformación, la concepción de escenarios prospectivos y la configuración de un proyecto de territorio. La cuestión ahora es ¿cómo la gestión permite repensar los referenciales y los valores atribuidos al territorio desde las perspectivas del sistema de ciudades, la sostenibilidad y la construcción social? ¿Es la gestión el medio para alinear los condicionantes materiales y sociales en las acciones que transforman el territorio?
La gestión, en su acepción más tradicional, se puede entender como “un conjunto de prácticas y actividades fundamentadas sobre cierto número de principios que apuntan a una finalidad: la búsqueda de la eficacia” (Chaulat, citado en Sánchez, 2017, p. 10). En este sentido, es sencillo identificar que este concepto se acota por el campo de la acción y las variables que la orientan. Sin embargo, diferentes teóricos sugieren que esta postura apunta a la dirección y toma de decisiones como acción social.
Así, la gestión resulta ser una “acción social de regulación del comportamiento de una colectividad social, provista de un conjunto de recursos de diversa índole, todos ellos limitados en el tiempo, el espacio, la magnitud y la significancia […] una lógica o forma de pensar para actuar” (Romero, citado en Sánchez, 2017, p. 11). Si se acepta esta afirmación por el momento, son evidentes las conexiones que se han propuesto en torno a la construcción social del territorio y el sistema socio-territorial. Podría decirse así que la gestión es el puente que permite la transformación del territorio con base en procesos eficientes que buscan la consolidación de un proyecto territorial coherente con las diferentes realidades que alberga un ámbito espacial determinado. Es, por tanto, pasar del pensamiento a la acción, una forma lógica de entender la realidad del territorio y lograr consensuar sus transformaciones.
Se reconoce de esta manera la capacidad que posee la gestión para trasladar, desde la territorialidad y el territorio, los condicionantes sociales y materiales que determinan las acciones hacia la formulación de planes, programas y proyectos, por lo que el gestor territorial, como responsable de movilizar la acción, fundamenta sus decisiones sobre un profundo conocimiento del estado actual del territorio, de su configuración histórica y de su construcción social, siendo esto la base para la formulación de ejercicios prospectivos que suponen un cambio gradual y direccional hacia la sostenibilidad.
Figura 14. Sistema socio-territorial y gestión sostenible del territorio
Fuente. Serrano, R (2019).
Sobre este contexto, vale la pena recordar el rol que asumen los ods como elementos integradores de todas las agendas del desarrollo en Colombia y de la visión transformadora que plantea los retos más importantes para los próximos veinte años. La sostenibilidad se convierte entonces en parte del conjunto de valores que no solo estructuran las representaciones del territorio, sino que también condicionan las acciones sobre el mismo. No obstante, esta discusión, lejos de establecer un concepto central que delimite