Elementos para una (re)interpretación de las convenciones internacionales de drogas. Francisco E Thoumi
pero significativamente menor productividad a largo plazo generada por la falta de concentración y el aumento de los accidentes de trabajo.
También indagó cómo eran los sistemas utilizados para cultivar la coca, las leyes laborales pertinentes, el valor de la producción de coca, la posibilidad de encontrar cultivos sustitutivos y estableció algunos principios sobre los que podrían basarse la limitación de la producción de hoja de coca y el control de su distribución. La Comisión obtuvo varias conclusiones importantes:
En primer lugar, reconoció la complejidad del tema de la masticación de coca que debía considerarse no como un fenómeno aislado, sino como consecuencia de las condiciones sociales y económicas en las que vivían grandes sectores de la población de Perú y Bolivia. En segundo lugar, señaló que la cocaína hace que la masticación de coca sea riesgosa, pero “en la actualidad no parece que la masticación de la hoja de coca pueda considerarse una adicción a las drogas en el sentido médico” (ONU, 1950, p. 93). Esta conclusión se basó en la definición de adicción del Comité de Expertos de la OMS sobre Drogas Susceptibles de Producir Adicciones:
Definición de adicción a las drogas.
Habiendo examinado la solicitud de la Comisión de Estupefacientes, el Comité redactó la siguiente definición de ‘adicción a las drogas’:
La adicción a las drogas es un estado de intoxicación periódica o crónica perjudicial para el individuo y para la sociedad, producida por el consumo repetido de una droga (natural o sintética). Sus características incluyen:
1) Un deseo o necesidad abrumadora (compulsión) para seguir tomando el medicamento y obtenerlo por cualquier medio;
2) Tendencia a aumentar la dosis;
3) Una dependencia psíquica (psicológica) y a veces física de los efectos de la droga. (OMS, 1950).
En tercer lugar, siguiendo la definición, la Comisión observó que “la masticación de la hoja de coca no es una adicción (toxicomanía), sino un hábito. Sin embargo, puede convertirse en una adicción, pero generalmente puede superarse” (ONU, 1950, p. 93).
En cuarto lugar, encontró efectos nocivos de la masticación de coca:
1) Inhibe la sensación de hambre y por lo tanto mantiene, por un círculo vicioso, un estado constante de desnutrición.
2) Induce cambios indeseables de carácter intelectual y moral en los individuos. Esto es especialmente claro en casos excepcionales, y se discute mucho hasta qué punto esto es general. Ciertamente dificulta las posibilidades del masticador de obtener un estándar social más alto.
3) Reduce el rendimiento económico del trabajo productivo y, por lo tanto, mantiene un bajo nivel de vida económico (Ibídem).
En quito lugar, identificó que la coca tiene vitaminas, pero:
[…] de ninguna manera sería aconsejable suministrar estas vitaminas por medio de la masticación de hojas de coca, es decir, junto con la sustancia tóxica, la cocaína. Por lo tanto, la masticación de hojas de coca no puede considerarse en modo alguno como un sustituto de una dieta adecuada. (Ibídem, p. 94).
En sexto lugar, descartó la necesidad de masticar coca a gran altitud tanto para los no nativos como para los amerindios, negando que hubiera evidencia de que formaran un fenotipo humano diferente. Argumentó que
[…] la solución del problema implica dos aspectos fundamentales y paralelos: en primer lugar, la necesidad de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones entre las que masticar coca es un hábito generalizado; y en segundo lugar, la necesidad de iniciar simultáneamente una política gubernamental para limitar la producción de hoja de coca, a fin de controlar su distribución y erradicar la práctica de masticarla. (Ibídem).
En séptimo lugar, señaló que la masticación de coca podía ser erradicada si las condiciones en las que se originó el hábito se modificaban adecuadamente, pero
[…] en vista de la naturaleza social y económica de los factores que determinan la masticación de hoja de coca, no es posible una supresión inmediata y radical del hábito. En lugar de resolver el problema, tal supresión sólo agravaría la situación existente. Por consiguiente, la Comisión sólo prevé una supresión gradual del hábito, es decir, un proceso que, teniendo en cuenta la complejidad del problema, no debe ser tan largo como para permitir la continuación dañina del hábito ni tan corto como para afectar los intereses económicos en cuestión. (Ibídem).
Finalmente, la Comisión era optimista sobre la viabilidad de eliminar la masticación de coca y de encontrar fácilmente cultivos sustitutivos viables que produjeran ingresos iguales o mejores para los campesinos (Ibídem, p. 88).
6.3. Algunas características del informe
El informe no satisfizo a muchas de las Partes interesadas. Monge quedó muy decepcionado y escribió un ensayo controvertido para refutarlo (Comisión Peruana para el Estudio del Problema de la Coca, 1951), argumentando que la mayoría de las pruebas utilizadas eran impresionistas y no cumplían con los criterios científicos requeridos para obtener conclusiones. También defendió sus posiciones con respecto a la medicina de gran altura y los usos medicinales de la coca. Cabe señalar que el informe no examinó la cuestión de la medicina no occidental o los usos cuasi medicinales de la coca que implícitamente se consideraron ilegítimos.
Las consecuencias de los efectos anoréxicos de la masticación de coca fueron interpretadas por los bandos en conflicto de dos maneras contradictorias. Algunos defendieron que el problema se debía a la pobreza extrema de muchos indígenas quienes no tenían suficientes recursos para comer y, en ese sentido, la masticación de coca les ayudaba a sentir menos hambre. Mientras los otros sostuvieron que la inhibición del hambre llevaba a que las personas evitaran los alimentos y, en consecuencia, se generaba la desnutrición. Por supuesto, ambas posiciones pueden haber reflejado situaciones reales diferentes que requerían distintas soluciones. Al respecto, el informe era ambivalente y apoyaba a ambas partes. El hecho de que la Comisión recomendara que era necesario eliminar la masticación de coca porque contribuía a la desnutrición, hizo que fuera rechazado por el primer grupo. Sin embargo, también reconoció la importancia de las cuestiones sociales como factores determinantes en el hábito de la masticación y concluyó que no representaba una adicción típica. Por ese motivo, hizo hincapié en las malas condiciones de vida como la razón principal por la que se mastica coca y propuso una disminución gradual del hábito. Estos hallazgos y recomendaciones molestaron tanto a Anslinger quien quería una rápida eliminación de la coca, como a los peruanos que consideraban la coca como un obstáculo importante para el desarrollo económico del país. Además, también fue insatisfactoria para ese grupo de peruanos la conclusión de que el aumento de la nutrición erradicaría el hábito de la masticación de coca y que ésta en sí misma, no era responsable de la “degeneración” de la raza amerindia.
El objetivo de eliminar la masticación, incluso si se trataba de un proceso gradual, decepcionó al poderoso lobby boliviano pro-coca:
En 1949, Bolivia cooperó con la gira de la ONU, adoptando una postura oficial concordante con la peruana, presumiblemente debido a los estudios de los científicos peruanos. Sin embargo, tras bambalinas, la SPY renovó su protesta perenne ‘que la coca no es un narcótico’. Esta vez, sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia no transmitió el mensaje vital del SPY a la ONU. (Gootenberg, 2008, p. 239).
La Comisión se reunió con la SPY y con campesinos cultivadores de coca, pero el informe no consideró los usos tradicionales en rituales y festividades religiosas y sociales de manera análoga a los del alcohol y el tabaco en el mundo occidental. Como señala Gootenberg (2008, p. 238): “la ONU aún no había descubierto la ‘cultura’ (indígena o de otro tipo) como un obstáculo o un aliado en su visión”. Los consumidores de coca eran en su mayoría analfabetos y no estaban organizados y el informe no reconoció el significado de la masticación entre las comunidades como símbolo de identidad, ni su papel en la cohesión social. Como resultado, el informe excluyó