Espléndida iracundia. José Güich Rodríguez
(Chiclayo, 1944 - 2007)
• Un par de vueltas por la realidad. Lima: Movimiento Hora Zero, 1971.
• Vida perpetua. Lima: Ames, 1978.
• Las armas molidas. Lima: Arteidea Editores, 1996.
I
Sin vanidad ni modestia
no delante ni detrás de nada
y nadie;
sabiendo que no hubo ni habrá
otro
como cada uno de ellos,
un día y un poeta
cruzan juntos
la semilla del Perú.
La oscuridad hendida
indica Kay: excursión excepcional
y el rumbo que conducen
señala
… cada cual sabe dónde va…
… ” ” ” qué trae…
El día avanza firmando los rincones
y trajeando —veloz— las superficies.
El poeta firma incendios perfectos
y criaturas interrumpidas completa.
Sosegados por el amor bravío
van de cosa en cosa
y ninguno olvida qué falta
y qué no falta fuera y muy dentro
de la semilla del Perú.
El poeta limpia los materiales
que el día trabaja
y el día con ellos deja la melodía
que nunca en ninguna semilla falta.
El poeta reúne las partes más lejanas
y las une con las maneras de curar:
en la luz colocada en, sobre la noche,
cuando llega el sonoro resplandor
arrulla las casas,
pone con ellas el día que falta
y después se va en con la sangre del número
y después regresa en por la carne de palabras…
¡El tu mi Perú próximo Hanan, escucha
a la luz que tiene sus vergüenzas,
al ojo pleno de virtud no conocida
y a la paz que funda lo sagrado!
Un Día y un Poeta
de Las armas molidas
EL JÚBILO
Atención, éste es el júbilo, éste es el júbilo
huyendo del silencio, viene, viene, se queda,
limpia, éste es el júbilo, el silencio le huye.
Elfina tú decías no, pero está conmigo
tómalo en mis ojos, en mis manos. Elfina
deja la tarde en la calle, avisa y que vengan,
que se alejen de las ofensas, que descuiden la
acechanza, el improperio, la alevosía,
aviso, dilo y abandona las oficinas,
corre, ven con todos, corre, separa tus dedos
de las máquinas sumadoras, cierra cierra,
los libros, los llaveros, los insultos, éste es el júbilo,
éste es el júbilo, reconócelo Elfina, éste es el júbilo.
Este que se aleja de la redondez del cuatro,
de la punta involuntaria del cinco
o del alambre que sigue al viento. Este es el júbilo,
éste es el júbilo, éste viento cargado
con sonidos de vidrios verdes, éste es el júbilo
y conmigo está mirando la tarde. Entro en los pechos,
en las frescas canciones, entro, éste es el júbilo,
esa música, esa abundancia, ese relumbre
que dejó caer sin recogerlo, éste es el júbilo,
reconócelo Elfina, éste es el júbilo.
EL ÚNICO AMOR POSIBLE
ENTRE UNA ESTUDIANTE EN LA ACADEMIA
DE DECORACIÓN Y ARTESANÍA
Y UN POETA LATINOAMERICANO
A C. a su semblante y a su recuerdo
en cualquier lugar en donde esté
En mi cabeza se bambolea tu cara, tus cabellos,
tu cuerpo, todo tu cuerpo de 20 años
y nuestro amor, nuestro amor el único posible.
Y nuestro amor sucedió porque yo caminaba y tú comprabas cosméticos y
perfumes
junto a mujeres grávidas y vírgenes dudosas y utilizamos todo ese día
para un largo dime y te digo confidencias —como por ejemplo—
Yo maldigo el día domingo— | — Murió en el mar mi novio por 5 años |
Yo tengo un cuarto en San Diego | — Menstrúo los fines de mes. |
Yo tuve una vez gonorrea | —Tengo presentimientos, amo niños. |
Yo tengo conversaciones sólo para ti | — Éramos cuatro hermanos, una se casó, el (menor murió. |
Yo desesperaba y he amado tan mal, tan (bruscamente | —He roto fotos, direcciones, quiero (olvidar lo que pasó el 4 de Mayo de 1963 |
Yo un día. | —He llorado por cosas sin importancia y (también por cosas importantes |
Y luego martes, miércoles, jueves de una docena de proyectos a otra docena
de proyectos,
de una semana a otra con chocolate por las noches, con playa los feriados,
con cigarros y café en el Caribe, con películas de Claude Lelouch o de
Antonioni
en el Metro, en el Maximil en Marzo en Abril. Y de pronto
tu quiero ir a una ciudad, caminar, entrar tú a una librería y tu comprar
un libro de Onetti. O mejor no. Quiero tu dejarlo todo, ir tú al mar
frecuentar la avenida Arequipa, escribir tú cartas a tu padre, a tu madre
que permanece en la región central del Perú, escribir tú más cartas
a