El libro de las mil noches y una noche. Anonimo
de los corazones) y desde mi infancia me criaron en el palacio del califa.
Llegué a ser tan hermosa, que el califa se fijó en mí y comprobó mis perfecciones debidas a la generosidad del Señor. Y le impresionó tanto mi belleza, que sintió un gran amor hacia mí, y me destinó un aposento en palacio para mí sola, poniendo a mis órdenes diez esclavas muy simpáticas y serviciales. Y me regaló todas las alhajas y joyas con que me encontraste en el cajón. Y me prefirió a todas las mujeres de palacio, y hasta olvidó a su esposa El SettZobeida. Así es que Sett Zobeida me tomó un odio inmenso.
Habiéndose ausentado un día el califa para luchar con uno de sus lugartenientes que se había rebelado, se aprovechó de ello Zobeida para combinar un plan contra mí. Sobornó a una de mis doncellas, y llamándola un día a sus habitaciones, le dijo: "Cuando tu señora Kuat AlKulub esté durmiendo, le pondrás en la boca este pedazo de banj, después de haberle echado otra dosis en la bebida. Si lo haces te recompensaré, y te daré la libertad y muchas riquezas". Y la esclava, que antes lo había sido de Zobeida, contestó: "Lo haré, porque la adhesión que te tengo es tan grande como mi cariño". Y muy alegre por la recompensa que la aguardaba, vino a mi aposento y me dió una bebida compuesta con banj. Y apenas la hube probado, caí en tierra, y me dieron convulsiones, y me sentí transportada a otro mundo. Y al verme dormida, fué la esclava a buscar a Sett Zobeida, que me metió en ese cajón y mandó llamar a los tres eunucos. Y los gratificó espléndidamente, lo mismo que a los porteros del palacio. Y así me sacaron de noche para llevarme a la turbeh, adonde Alah te había conducido. Porque a ti, ¡oh amor de mis ojos! debo el haberme salvado de la muerte. Y también gracias a ti me encuentro en esta casa tan generosa.
Pero lo que más me preocupa es lo que el califa haya pensado al volver y no encontrarme. Y también me atormenta no poder entregarme a ti completamente, a pesar de sentirte palpitar en mis entrañas. Y todo por estar sujeta por lo que dice esta cinta de oro. Tal es mi historia. Ahora sólo te pido discreción y que nadie conozca mi secreto".
Cuando Ghanem hubo oído la historia de KuatAlKulub, y supo que era favorita y propiedad del Emir de los Creyentes, retrocedió hasta el fondo de la sala y ya no se atrevió a levantar sus miradas hacia la joven, pues se había convertido para él en cosa sagrada.
Y así fué a sentarse en un rincón y comenzó a reconvenirse, pensando cuán poco le había faltado para ser un criminal y lo audaz que había sido sólo con tocar la piel de Kuat. Y comprendió lo imposible de su amor, y cuán desgraciado era. Y acusó al Destino por los golpes tan injustos que le reservaba.
Pero no dejó de someterse a los designios de Alah, y dijo:
"¡Glorificado sea Aquel que tiene razones para herir con el dolor el corazón de los buenos y apartar la aflicción del corazón de los viles!" Y después recitó estos versos del poeta: ¡El corazón enamorado, no disfrutará la alegría del reposo mientras lo posea el amor! ¡El enamorado no tendrá segura su razón mientras viva la belleza en la mujer!
Me han preguntado: "¿Qué es el amor?" Y yo he dicho: "!El amor es un dulce de sabroso jugo, pero de pasta amarga!"
Entonces la joven se acercó a Ghanem, le estrechó contra su seno, le besó, y por todos los medios, menos uno, procuró consolarle.
Pero Ghanem ya no se atrevía a corresponder a las caricias de la favorita del Emir. Se sometía a lo que ella le hiciese, pero sin devolver beso por beso ni abrazo por abrazo.
Y la favorita, que no esperaba este cambio tan rápido, al ver a Ghanem tan excitado antes y ahora tan respetuoso y tan frío, multiplicó sus caricias. Y con la mano quiso iniciarle a que compartiese su pasión, que se encendía más cada vez con aquel apartamiento.
Y así les sorprendió la mañana. Ghanem se apresuró a marchar al zoco, para comprar las provisiones del día. Y permaneció allí una hora comprando mejores cosas que los demás días, por haberse enterado del rango de su invitada. Compró todas las flores del mercado, los mejores carneros, los pasteles más frescos, los dulces más finos, los panes más dorados, las cremas más exquisitas y las frutas más sobrosas, y todo lo llevó a la casa y se lo presentó a Kuat AlKulub. Pero apenas le vió, corrió a él la joven, y llena de deseos, restregó su cuerpo contra el suyo, le miró con ojos negros de pasión y húmedos de ansiedad, y le sonrió insinuante, diciéndole:
"¡Cuánto has tardado, querido mío, deseado de mi corazón! ¡Por Alah! La hora de tu ausencia me ha parecido un año. Comprendo que ya no me puedo reprimir. Mi pasión ha llegado a su límite, y me consume toda. ¡Oh Ghanem! ¡Cógeme! ¡Poséeme! ¡Me muero!"
Pero Ghanem se resistió, y le dijo: "¡Alah me libre, mi buena señora! ¿Cómo el perro ha de usurpar el sitio del león? ¡Lo que es del amo no puede pertenecer al esclavo!" Y se escapó de entre las manos de la joven, y se acurrucó en un rincón, muy triste y preocupado. Pero ella fué a cogerle de la mano, y le llevó a la alfombra, obligándole a sentarse a su lado y a comer y a beber con ella. Y tanto le dió de beber, que le embriagó, y entonces ella se echó encima de él, y se pegó a su cuerpo, y ¡quién sabe lo que haría con Ghanem sin que él se enterase!
Luego cogió el laúd, y cantó estas estrofas: ¡Mi corazón está destrozado, hecho trizas! ¡Rechazado en mi amor ¿podré vivir así mucho tiempo? ¡Oh tú, amigo, que huyes como la gacela sin que yo sepa lacausa ni haya cometido delito! ¿Ignoras que la gacela se vuelve a veces para mirar? ¡Ausencia! ¡Separación! ¡Todo se ha juntado contra mí! ¿Podrá soportar mucho tiempo mi corazón la pesadumbre de tanto infortunio?
Al oír estas palabras, se despertó Ghanem y lloró muy conmovido, y ella también lloró, pero no tardaron en ponerse a beber de nuevo, y estuvieron recitando poesías hasta la noche.
Y Ghanem fué a sacar los colchones de las alacenas de la pared, y se dispuso a hacer la cama. Pero en vez de hacer una, como las demás noches, cuidó de hacer dos, distante una de otra.
Y
Kuat AIKulub, muy contrariada, le dijo: "¿Para quién es ese segundo lecho?" Y él contestó: "Uno es para mí y otro para ti; y desde esta noche hemos de dormir de esta manera, pues lo que es del amo no puede pertenecer al esclavo, ¡oh Kuat AlKulub!"
Pero ella replicó:
"Amor mío, desprecia esa moral atrasada.
Disfrutemos del placer que pasa junto a nosotros y que mañana ya estará lejos. Todo lo que ha de suceder, sucederá, pués cuanto escribió el Destino, tiene que cumplirse".
Pero Ghanem no quiso someterse, y Kuat AlKulub s¡ntio que aumentaba su pasión, más ardiente. Y dijo: "¡Por Alah! No acabará esta "noche sin que nos hayamos acostado juntos".
Pero Ghanem contestó: "¡Líbreme Alah de ello!" Y ella suplicó: "¡Ven, Ghanem; toda mi carne se abre para ti; mi deseo te llama a gritos! ¡Ghanem de mis entrañas! ¡Toma esta boca florida, toma este cuerpo que maduraste con tu deseo!" Y Ghanem decía:
"¡Alah me libre!" Y ella gritaba: "¡Oh Ghanem! ¡Toda mi piel está bañada del deseo, y mi desnudez se ofrece a tus caricias! ¡Oh Ganem! ¡El olor de mi piel es más dulce que el del jazmín! ¡Toca y huele, huele y te embriagarás!"
Pero Ghanem insistía: "Lo que es del amo no puede pertenecer al esclavo".
Entonces lloró la joven, cogió el laúd y se puso a cantar: ¡Soy hermosa y esbelta! ¿Por qué huyes de mí? ¡Nada falta a mi hermosura, pués estoy llena de maravillas! ¿Por qué me abandonas? ¡He incendiado todos los corazones y he quitado el sueño a todos los párpados! ¡Soy la flor de fuego, y nadie me ha cogido! ¡Soy una rama y las ramas han nacido para que las cojan, las ramas flexibles y floridas! ¡Yo soy una rama florida y flexible! ¿No quieres cogerme? ¡Soy una gacela, y las gacelas nacieron para la caza, las gacelas finas y amorosas! ¡Soy la gacela fina y amorosa, oh cazador! ¡Nací para tus redes! ¿Por qué no me coges en ellas? ;Soy la flor, y las flores nacieron para ser aspiradas, las flores delicadas y olorosas! ¡Soy la flor delicada y olorosa! ¿Por qué no quieres aspirarme?
Pero Ghanem, aunque más enamorado que nunca, no quiso faltar al respeto debido al califa, y a pesar de los grandes