La Inteligencia del Amor. Jorge Lomar
observación provoca una campaña mundial para dejar de fumar, la otra observación sobre nuestra naturaleza nos llevaría a una campaña mundial para vivir como seres eternos.
Sin embargo, éste sería un cambio radical y revolucionario en la mente colectiva. Nos encontramos con el verdadero motivo por el cual el ser humano no actualiza el pensamiento sobre sí mismo. Sabernos eternos e ilimitados nos llevaría a otro mundo, otra sociedad y otro ser humano.
La gran revolución
El Amor pleno, incondicional y verdadero es el concepto más revolucionario que ha existido jamás. Choca con todas las estructuras sociales: el mercantilismo, la competitividad, la justicia, la familia, el gobierno… Trastoca la ética y la moral existente, al destruir por definición —incondicional— la separación percibida entre lo bueno y lo malo, invalida cualquier concepto romántico o sentimental del amor, deshace ideas tan arraigadas socialmente como el merecimiento, el premio y el castigo o el compromiso, eleva el sentido de la vida a las máximas expectativas haciéndonos olvidar la materia e incluso alterando la percepción de la existencia. Como vemos, el Amor vuelve al mundo del revés.
Es por ello que cada vez que se ha respaldado seriamen-
te este concepto, el ego humano se ha revuelto contra sus manifestadores. Los Kennedy —John F. y Bobby—, John Lennon, Martin Luther King, Gandhi, Osho y Jesús, todos ellos de distintas formas mensajeros de la Verdad, fueron todos asesinados por el ego asediado ante su mensaje de Amor. Son claros ejemplos que nos da el mundo de las formas de cómo nuestra mente se resiste a la gran revolución. Es la adicción a nuestras ilusiones, manifestada como resistencia al cambio, uno de los más profundos obstáculos.
El ser humano es adicto a sus disfraces, al temor y al sufrimiento. Se trata de un hábito, una especie de drogadicción que tiene aprisionado al ser humano y no le permite tomar el camino más sencillo para dar el salto cuántico definitivo en su conciencia que le permita descubrir que el otro ser humano, aquel que tenemos enfrente y yo, somos lo mismo.
El Amor que subyace en nosotros está cubierto por una espesa capa de miedo, una memoria dolorosa, una culpa inconsciente. Nuestra vivencia mental colectiva en el miedo desde hace milenios nos produce lo que se definió como vivir en el ensueño. Es esta conciencia colectiva a la que llamo vivir en el miedo.
El despertar es un proceso que va disolviendo las capas de nuestra piel, de nuestra materialidad, y las de nuestra personalidad para irnos llevando poco a poco hacia el Ser esencial. Es como ir quitando capas de la piel de una cebolla. Capas de esquemas, dogmas y de autopercepciones inconscientes de dolor y sufrimiento. A medida que vamos levantando capas, vamos re-conociendo, recordando y comprendiendo.
Sintonizando con lo que Soy
Por favor relájate y déjate llevar por este «viaje guiado» a través de tu yo. Lee muy despacio cada frase, mantén tu respiración tranquila. Realiza una lectura consciente y presente. No leas otra frase hasta que la anterior está completamente interiorizada y comprendida. Si no estás de humor, por favor, salta hasta el capítulo siguiente y regresa en otro momento.
Este proceso meditativo permite una sintonización con la lectura de este libro. Repítelo tantas veces como te guste. Respira hondo, lee despacio y siente.
Visualizamos la imagen de nuestro cuerpo e imaginamos que desde dentro de nosotros, entre los poros de nuestra piel, surge nuestra luz interior como un símbolo del amor que realmente somos.
Esa luz se hace más grande y potente al enfocar nuestra conciencia en ella, al enfocar nuestra atención absoluta en lo que somos en esencia.
La luz se filtra por nuestra piel hasta que la disuelve y ya dejamos de verla y sentirla.
Disolvemos la piel
Si disolvemos con nuestra conciencia la capa de la piel, hemos sintonizado con nuestro ser de energía. La energía que nos rodea y que ahora soy yo. La piel sigue estando ahí, pero he afinado mi conciencia en una escala superior de frecuencia y ya no puedo verla. Solo puedo ver y sentir mi energía de vida.
Encontraremos el aura, el cuerpo energético, el nivel donde se gestan las enfermedades, donde se equilibran las fuerzas, donde se desenvuelven las emociones.
El incesante mundo de las emociones al que tantas veces permitimos que dirija nuestra experiencia. El deseo y el miedo, la alegría y la paz…
Las vemos como mil colores que se entremezclan con los colores de otras personas, con colores del pasado y otros del futuro… Nos mezclamos con las emociones de los que nos rodean ahora mismo, nuestro seres queridos que no están aquí, aquellos seres que todavía no hemos aprendido a comprender y amar, las emociones que retenemos del pasado, las emociones que nos produce el futuro, las expectativas y temores.
Pero… ¿soy yo mis emociones? No, en esencia no. Eres algo más. Las emociones pasarán y yo seguiré siendo yo. Inspiro profundamente y elevo la frecuencia de sintonización de mi conciencia…
Disolvemos la energía
Si disolvemos con nuestra conciencia la piel de la energía, encontraremos que somos pensamiento. Ya no hay emoción, esta energía es más sutil. Hemos alcanzado un nivel de densidad realmente bajo, y nuestra conciencia está muy expandida ahora en esta nueva frecuencia.
Flujo y movimiento de la información, de las formas más conceptuales y abstractas. Es el baile de las ideas, de las figuras mentales. Encontraremos nombres, clasificaciones, números, adjetivos, conceptos. Y el mundo de las ideas en estado puro.
Encontraremos nuestra interpretación del mundo, incluso encontraré una imagen de mi mismo. Las formas que dominan y producen mi experiencia.
La mente moldea la energía, ésta se congela gracias a un mentalismo llamado tiempo y se convierte en materia. Aquí está nuestro centro motor, la construcción de nuestro mundo, la explicación de cada suceso en nuestro mundo personal.
¿Soy yo mis pensamientos? No. Nuestro pensamiento no soy yo. Es el pensamiento de un «escritor». Es el pensamiento de una «madre». Es el pensamiento de un «contable», un «matemático», un «maestro», un «experto»… de un enamorado.
Pero nuestra experimentación cambia, y nosotros seguimos siendo en esencia esa luz que observa, contempla, esa conciencia que experimenta. Y enfoca su experimentación más aún.
Disolvemos los pensamientos
Si disolvemos nuestro pensamiento… solo así podremos alejar la distracción y mirar por fin lo que es. El silencio eterno, la paz, la conciencia absoluta. Estoy invirtiendo el camino de mi mirada y por fin apunto hacia mí mismo.
¿Qué soy Yo por fin? Soy pura luz y silencio, eso que milenariamente se llamó Dios o el Espíritu, y de eso formo parte. Esta es la esencia que podemos descubrir en nosotros si salimos de nuestra piel, de nuestra energía, de nuestro pensamiento…
Nos damos cuenta de que, desde muy dentro, estamos unidos a una Inteligencia y un Amor, a una sabiduría y una energía mucho más grande que nosotros. Estamos unidos a una Conciencia eterna e indestructible y la buena noticia es que, realmente somos parte de Ella.
Tú no eres cuerpo, ni emoción, ni mente.
Eres algo que no se puede explicar con palabras del todo, eres algo más grande que las palabras y que la mente, eres algo imperceptible y más allá de pensamientos, energía y materia. Eres Amor puro.
Somos esencialmente Amor.
Pregúntate…
¿Qué sientes cuando te dices a ti mismo «Yo soy Amor»?
¿Es verdad para ti esta afirmación?
¿Te hace sentir bien?
¿Qué significa para ti esta afirmación?
Notas
1 Los conceptos de yo idea y yo ideal