Cómo evitar amargarse la vida. Brenda Barnaby
el tiempo, podemos cambiar, es posible. Por suerte, los humanos somos como arcilla que adquiere diversas formas de acuerdo a cómo se la moldee. Podemos convertirnos en maravillosas obras de arte o pequeñas piezas sin gracia.
Está claro, pues, que si nos abandonamos a nuestros pensamientos, nos dejamos llevar por nuestras viejas estructuras sólo haremos más de lo mismo; en cambio, si nos enriquecemos con nuevas vivencias, nos esforzamos por modificar actitudes y creencias, tarde o temprano nuestra mente cambiará, nosotros cambiaremos y nuestra forma de vida también.
El neurocientífico Michael M. Merzenich del Hospital clínico de la Universidad de California en San Francisco afirma que el cerebro cambia según lo «empuje» la experiencia, el aprendizaje, las vivencias; y esta facultad del cerebro para reconfigurarse por sí mismo tiene consecuencias muy importantes. Hace que, al modificarse, actuemos de manera diferente, reaccionemos de otra forma, vivamos con otros parámetros.
Tal y como hace un ordenador, si al cerebro le cambiamos la información que procesa normalmente, en consecuencia, el cerebro cambiará. De acuerdo con esto, entonces, nuestro cerebro puede remodelarse en el transcurso de nuestra vida, sin drogas ni intervenciones quirúrgicas, sino a través de aprendizajes.
Hay pensamientos, valores, normas en cada persona que se encargan de manejar nuestra cotidianeidad. Si prestamos atención y estamos alerta, cuando se manifiestan, tendremos poder para actuar sobre ellos y manejarlos (en cierta medida). Y, con el tiempo, esto que nos demanda atención y paciencia, se hará más automáticamente. Esta práctica a través del tiempo hace que modifiquemos nuestro comportamiento y creencias.Es todo un ejercicio.
¿Es todo tan lineal en nuestra mente?
«Lejos de preceder el objeto al punto de vista, se diría que es el
punto de vista el que crea al objeto.»
Ferdinand de Saussure
Todos creemos que cada cosa que nos sucede produce de manera lineal y directa un efecto determinado: angustia, enojo, alegría, tristeza, etc. Pero lo cierto es que entre ese hecho externo y lo que sucede a continuación hay todo un proceso de interpretación.
Por ejemplo: mi pareja llega del trabajo y me dice que necesita estar a solas, en silencio, y que por favor no le hable. Yo podría enojarme o preocuparme por mencionar dos reacciones nada más. Podría interpretar que soy una molestia para ella, que en vez de ofrecerle paz en realidad la estoy presionando, y eso inevitablemente me llevaría a un estado de decepción e ira.También podría pensar que está muy alterada por una situación laboral y que no quiere preocuparme, que necesita tiempo para resolver un problema puntual; esperaré a que se sienta mejor y luego veré en qué puedo ayudarla.
¿Se dan cuenta cómo la interpretación puede generar sobre una realidad dos resultados completamente diferentes? Con la segunda interpretación, en vez de enojarme o decepcionarme, querré apoyarla cuando me lo solicite. ¿Se entiende? Y justamente aquí es donde, por lo general, solemos fallar. Sacamos conclusiones rápidamente, deducimos cosas erróneas, procesamos mal la información, con lo cual, terminamos peleándonos, sintiéndonos mal, pensando que ya no nos quieren, que ya está todo perdido y todo tipo de pensamientos que no tienen ni pies ni cabeza.
Por todo esto es fundamental aprender a manejar esas interpretaciones de otra manera, llevarlas por otros derroteros, aplicar otra lógica, dejar de jugar a los adivinos, porque lo más probable es no tener idea de lo que está pensando y sintiendo la otra persona. Es mejor, antes de juzgar, detenerse, reflexionar y esperar para llegar a conclusiones más lógicas y funcionales.
Ya veremos en los siguientes capítulos cómo manejarnos con nuestras creencias e interpretaciones.
Antes de cada reacción hay una interpretación, por lo general, con tintes catastróficos, terribles, pesimistas, y esas interpretaciones se forman sobre la base de una estructura o creencias construidas a través de los años. Recordemos: el problema no son los hechos que nos rodean, sino los anteojos con los que miramos al mundo.
Verdades y falsedades sobre la felicidad
Miren qué hermosas palabras le podríamos dedicar a la felicidad cuando estamos en esos momentos lúgubres y entristecidos:
«¡Quédate siempre conmigo, toma cualquier forma, vuélveme loco!, pero ¡por favor! no me dejes en este abismo donde no puedo hallarte.»
Esto lo dijo el personaje Heathcliff en Cumbres Borrascosas, la famosa novela de Emily Brontë.
El verdadero significado de la felicidad
Rosa es una vecina que conozco desde pequeña. Siempre vivió frente a mi casa, jugué con sus hijos, conozco toda su historia. Nunca la vi vestida lujosamente, luciendo joyas, conduciendo coches de importación o haciéndose una liposucción o lifting. Jamás se tiró en paracaídas desde una montaña, nunca fue a bucear al Caribe, no experimentó con el puenting, ni se arrojó desde un risco al mar, tampoco practicó snowboard. No intentó ser wedding planner, coaching ontológica, analista de sistemas corporativos o astronauta. Sólo estuvo interesada por tener un trabajo, querer a su marido, tener hijos y brindarles los cuidados necesarios y tener un techo para vivir. Ella es feliz. Se la ve feliz. Para ella la felicidad es su familia, cocinar, ir a la casa de sus amigas para conversar un rato.
ESE ES ELVERDADERO SIGNIFICADO DE «SU» FELICIDAD. NO HAY UNA MISMA FELICIDAD PARA TODOS.
Definamos pues, qué es la felicidad.
¿Existe una definición de lo que es la felicidad?
Definir qué es exactamente la felicidad es un imposible. Sí se pueden hacer aproximaciones y esa es una de las tareas más controvertidas y complicadas, ya que para todos no se experimenta de la misma manera.A nadie se le puede decir cómo debe ser feliz.Y en estas últimas épocas, nos hemos lanzado a una búsqueda desenfrenada de la felicidad como meta o fin, sin embargo, con el correr del tiempo he llegado a comprender que todos los estados son momentáneos, la angustia, el dolor, la felicidad, duran tan solo minutos, horas o días, pero no es algo constante y permanente. Sí es probable lograr una vida donde lo que prevalezca sea la armonía y equilibrio, pero el resto, insisto, son momentos.
¡Qué locura! Podemos sentirnos felices o tristes en las situaciones más increíbles o ridículas en las que podamos pensar. Vi hombres llorar porque dieron un pequeño golpe con su coche y a una familia reírse y alegrarse en medio de un aparatoso accidente porque a pesar de todo salieron vivos y sin un rasguño.
Por tal motivo... es tan difícil ofrecer una definición sobre la felicidad, que sería incurrir en un error intentarlo.
Después de muchos días de lluvia, ver salir el sol da felicidad a las personas. Estar una semana estornudando y tosiendo y de pronto poder respirar bien también puede hacer feliz a una persona. Llegar a un evento bien vestido, con la ropa impecable, el perfume adecuado, el pelo perfectamente peinado… eso también puede hacer feliz a más de uno. Levantarse, darle un beso a la pareja y que el otro te brinde una sonrisa y te abrace, eso también es felicidad.Tras una intensa jornada de trabajo llegamos a casa, nos damos un baño y nos ponemos el pijama favorito, calzamos las zapatillas más estimadas y nos acostamos bajo las sábanas más queridas, eso también puede dar la felicidad.
Por eso… hay que vivir la vida, pero teniendo siempre presente que todo cambia, nada es permanente. Si llegamos a esa comprensión y aceptación, vivir será hermoso.
Las dos sortijas1
Un hombre rico, al morir, deja una importante herencia. Sus dos hijos la reparten equitativamente. Sin embargo, después de un tiempo, hallan un paquetito que había sido guardado celosamente por el difunto. Al abrir ese paquete se encontraron con dos anillos: uno de ellos tenía un enorme diamante, en cambio el otro era una sencilla sortija de plata. El hermano mayor, dominado por la avaricia, al ver semejante tesoro le dice a su hermano menor:
–Como