Educación católica en Latinoamérica. Patricia Imbarack

Educación católica en Latinoamérica - Patricia Imbarack


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identidad o, en el otro extremo, encapsularse y transformase en un gueto, justificándose en la exclusión como medio de diferenciación. Ambas salidas opacan la belleza y oportunidad de la educación católica en una sociedad plural que requiere de diversas ofertas formativas.

      ¿Por qué un libro sobre educación católica en América Latina?

      La reflexión que este libro invita al lector a hacer no es en el vacío, sino de manera muy concreta en un contexto temporal y regional claro. Si bien existe literatura abundante sobre educación católica a nivel global, ese no es el caso de la educación católica en América Latina. La carencia de una reflexión latinoamericana sobre educación católica en la región es grande. Y esto es especialmente grave por dos razones.

      La primera tiene que ver con lo que históricamente ha significado, para el mundo educativo, la contribución de la Iglesia Católica en este territorio. Las primeras escuelas estuvieron ligadas a las órdenes religiosas que llegaron al continente, a causa de la fuerte necesidad de evangelizar a la población americana y transmitir las enseñanzas del Evangelio. Ya desde su llegada, y mucho antes de los decretos reales, las órdenes religiosas comenzaron a fundar escuelas. Luego, el paso hacia la educación superior fue la consecuencia natural del progreso del binomio educación-Iglesia.

      La segunda razón es que América Latina continúa siendo el continente que concentra más católicos en el mundo, aun cuando se experimentan importantes procesos de metamorfosis, centrados en el declive de la afiliación institucional a la Iglesia Católica, el aumento de la desconfianza en la institución y especialmente la jerarquía eclesial, el abrupto aumento de la desafiliación religiosa e increencia, y el aumento de la diferenciación religiosa y estilos individualizados de religiosidad (Aznar, 2017; García, 2018). Se hace necesaria una reflexión más profunda dadas estas razones.

      Hace poco más de 60 años se creó la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y el Caribe (CELAM). Consistentemente, esta conferencia ha puesto el tema de la educación católica como parte de una reflexión que se ha ido complejizando. Así, por ejemplo, la única referencia a educación en la conferencia de Río de Janeiro en 1958, se refiere a la educación y la justicia social. Medellín expande el tema de la educación a la educación de la conciencia, y a su rol en la formación de un hombre nuevo y liberado. Puebla hace un énfasis en que la educación debe servir a la nueva evangelización. Santo Domingo, en 1992, incluye tres nuevos temas con los cuales se debe relacionar la educación católica: los medios de comunicación, la sexualidad humana y el mundo indígena. Finalmente, Aparecida pone el tema de la calidad de la educación como central (Madero, 2018). Existe un desarrollo de la reflexión sobre educación a nivel pastoral que no ha tenido un paralelo a nivel intelectual/académico. No por nada la emergencia educativa declarada por Benedicto XVI (2008), es asumida de manera especial por parte de obispos de América Latina y el Caribe, quienes conciben con claridad la necesidad de priorizar la educación porque ella se encuentra en crisis o en estado de emergencia (XXIII Congreso Interamericano de Educación Católica en Panamá, 2013). Este libro busca contribuir a abordar tal emergencia.

      A diferencia de Europa (España, Italia, Reino Unido, entre otros) o de Estados Unidos, el desarrollo del tema que convoca en este libro es débil en la región. A modo de ejemplo, no operan centros dedicados a la investigación, ni revistas académicas especializadas en el tema, ni tampoco, entre los investigadores que generosamente han participado de este proyecto, agendas de investigación que tengan la educación católica como foco único de su investigación. Por eso, este libro busca no solo aportar a una reflexión, sino también hacer conciencia de la necesidad de avanzar una agenda en este tema. Por ello priorizamos el que sus autores fueran latinoamericanas y latinoamericanos. La constatación de la dificultad para encontrar colaboradores y colaboradoras constituye en sí misma una de las principales razones que nos motivaron a perseguir este proyecto. Este libro busca ser, a nuestro entender, un primer esfuerzo más sistemático por levantar voces de la región en cuanto a la investigación en educación católica, las que en su mayoría son resultado de un trabajo interdisciplinario y mancomunado.

      Cinco miradas a la educación católica en América Latina hoy

      El que la educación tenga un carácter situado, histórico y contextualizado, hace de su estudio una empresa compleja. En concreto, hace que sea imposible una aproximación mono-disciplinar. Es por ello que quisimos que este libro fuese una contribución de diversas disciplinas a la comprensión de la educación en este tiempo y en esta región.

      El libro está ordenado en cinco partes, que aportan cinco miradas sobre lo que la educación católica en la región es y hace. En cada una de ellas hay capítulos que relevan el aporte que la educación católica hace a la sociedad y a la Iglesia, en el plano de los desafíos señalados en la primera sección de esta introducción. Desde el punto de vista de las regulaciones y reformas, la identidad de la escuela y la educación católica, lo que ocurre al interior de las salas de clases, el contexto en el cual se emplaza y lo que produce en la persona, este libro busca poner en diálogo a la escuela católica con la sociedad, la Iglesia y los sistemas educativos.

      La primera mirada apunta al contexto de la educación católica en la región. En el capítulo 1, Adriana Aristimuño -de la Universidad Católica del Uruguay- estudia cómo los cambios sociales, culturales y religiosos que han tenido lugar en las sociedades contemporáneas afectan la manera en que las instituciones educativas católicas del Cono Sur responden asertivamente o no a los desafíos actuales. Luego, en el capítulo 2, Cristóbal Madero s.j. muestra cómo evoluciona la participación de las instituciones escolares católicas en el conjunto de los sistemas escolares nacionales en la región. Por último, en el capítulo 3, Juan Cristóbal García-Huidobro s.j., delegado para la educación escolar de la Compañía de Jesús en Chile, aporta, desde una mirada contextualizada, los cambios y retos curriculares que experimentan las escuelas católicas en el continente.

      Una segunda mirada aborda las regulaciones y reformas que ocurren en la región, y que afectan a las instituciones católicas. Los capítulos que aquí se reúnen dan cuenta de regulaciones a las que la educación católica en América Latina se ve sometida en el presente, dado un contexto de permanente ajuste y reforma administrado por el nivel central. Se trata de regulaciones de tipo legal, así como de gestión y cultura organizacional al interior del subsistema educativo católico y sus establecimientos. Diego Durán, actual rector de la Universidad Católica del Maule, analiza en el capítulo 4 las tensiones que las regulaciones generan en las instituciones educativas católicas.

      La tercera mirada radica en la identidad e identidades propias de las instituciones de educación católica, a nivel de los estudiantes que se educan en instituciones católicas, de los docentes y líderes que trabajan en esas instituciones, y en la misma institución educativa católica como organización en un contexto público. De este modo, en el capítulo 5, Mariana Molina se pregunta por las dificultades que supone la coexistencia de valores morales distintos, cuando no contradictorios, en un sistema social determinado, y por qué relevancia adquiere la educación católica en tales contextos. Para ello provee de dos casos de estudio: Chile y México. Por su parte, en el capítulo 6, Patricia Imbarack y María Angélica Guzmán-de la Pontificia Universidad Católica de Chile- estudian el fenómeno de la elección de escuelas católicas en Chile, indagando en qué es aquello que hace atractivo un proyecto escolar con una identidad católica. Finalmente, en el capítulo 7, Rodrigo Mardones y Alejandra Marinovic evalúan los lineamientos y enseñanzas del Magisterio que definen la identidad de la educación católica vis a vis los principios declarados por la política pública de educación ciudadana en Chile.

      La cuarta mirada es hacia la sala de clases. Aquí, Andrés Moro expone, en el capítulo 8, perspectivas y propuestas respecto a pedagogía y currículo en instituciones educativas católicas en Chile, desde el punto de vista de la enseñanza de la religión. A continuación, en el capítulo 9, José Ivo Follman s.j. presenta una reflexión sobre el cambio experimentado desde los años 60 en la escuela católica en Brasil. En concreto, muestra cambios a la organización nacional de la educación católica en un contexto de fuerte competitividad de mercado, y un reciente debate sobre las formas más apropiadas de prácticas de inclusión socioeducativa al interior de las salas de clases en entidades educacionales católicas


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