Demografía zombi. Andreu Domingo
por ejemplo)—. Los fenómenos demográficos más problematizados, y por lo tanto observados como un peligro, han sido tres: 1) el crecimiento de la población; 2) la estructura por edad; y 3) las migraciones. Desde diferentes posiciones ideológicas y disciplinas, lo que se ha catalogado como un riesgo puede pasar a ser considerado una catástrofe, si aludimos a su situación temporal: nos referimos al «demasiado tarde», que aunque siga situando el impacto en el futuro, y por lo tanto como amenaza, en su inevitabilidad lo naturaliza como una catástrofe. La disciplina de la demografía se limita entonces a su papel de anticipación: de marcar el cuándo, renunciando por imposible a la prevención.
Dentro de este marco conceptual, la evolución de la población será utilizada como motivo recurrente de la reconceptualización de la realidad para legitimar la política neoliberal, en lo que se ha llamado «Storytelling». Echando mano de la práctica narrativa orientada a imponer ideas, generar sentido y controlar conductas, que ha devenido esencial en la gobernabilidad impuesta por el neoliberalismo.32 Para entender esa utilización vamos a analizar la construcción teórica y política de la población como riesgo global que se viene realizando por parte del World Economic Forum (Fórum Económico Mundial) que anualmente se reúne en Davos, y que también elabora y publica un informe anual sobre «riesgos globales».
Los informes sobre riesgos globales elaborados por el World Economic Forum (wef) vienen publicándose anualmente desde 2006, y cuentan con la colaboración de diferentes entidades privadas de carácter empresarial relacionadas con compañías aseguradoras —no en vano son las que además de trabajar con las tecnologías del riesgo, acaban definiéndolo y poniéndole precio—, y centros de investigación o departamentos universitarios especializados en el análisis de riesgos globales. El wef, que en su página web se presenta como: «una institución internacional comprometida en la mejora del estado del mundo gracias a la cooperación entre lo público y lo privado en el espíritu de la ciudadanía global» (www.weforum.org), es una organización no gubernamental con sede en Cologny (Suiza), fundada en 1971 por el profesor de gestión empresarial Klauss Schwab de la Universidad de Ginebra. En un principio la finalidad de la organización fue la voluntad de expandir en Europa la cultura empresarial norteamericana, pero actualmente ha ido mucho más allá: se ha convertido en uno de los referentes sobre la gobernabilidad a nivel global, y se puede considerar como uno de los Think Tanks generadores de pensamiento y políticas neoliberales más influyentes en el mundo. Si Mont-Pelerin será recordado como el locus fundacional en la historia del neoliberalismo, a partir de la primera reunión de 1947, cuando este era un proyecto utópico en un contexto donde el keynesianismo constituía el discurso hegemónico tanto entre la clase política como entre los académicos, podemos considerar Davos el del imaginario neoliberal globalizado del nuevo milenio. Una de las actividades más destacadas del lobby es la citada reunión anual organizada en Davos durante el mes de enero, donde se invita a los considerados líderes mundiales en diferentes ámbitos (empresarial, político y académico) para discutir sobre los problemas más acuciantes surgidos durante ese año y los previstos para los diez próximos, y en la que se presenta el informe anual sobre riesgos globales. El objetivo del informe, según el propio fundador del wef, ha sido:
Iluminar los riesgos globales y ayudar a crear una comprensión compartida de los temas más candentes, la forma en las que están interconectados y su potencial impacto negativo,33 [con la finalidad de] proveer de herramientas para ayudar a los planificadores en sus esfuerzos por restringir o prevenir los riesgos globales o fortalecer la resiliencia contra ellos.34
Davos constituye el escenario en el que se dramatiza qué constituirá un riesgo o no durante la próxima década, marcando las agendas discursivas y de acción política.35
Durante la década en la que se vienen publicando los citados informes han sido colaboradores en la elaboración las compañías aseguradoras Marsh & McLennan y Swiss Reinsurance, junto con la Wharton Risk Management and Decision Processes Center de la Universidad de Pennsylvania. En 2006 también participó la compañía Merril Lynch (la división de gestión de la salud del Banco de América). Entre 2007 y 2010 el Citi Group (una de las mayores empresas financieras del mundo, entre las primeras en integrar los servicios financieros y de seguros). Desde 2008 se añade la contribución del Zurich Financial Services (empresa aseguradora). Por parte académica, a partir de 2014 se han incorporado la National University of Singapore y la Oxford Martin School de la Universidad de Oxford.
Básicamente el informe se realiza a partir del análisis de los resultados de la Global Risk Perception Survey (Encuesta sobre la Percepción del Riesgo Global) dirigida a un grupo de expertos seleccionados entre el mundo empresarial, político y académico —que ha oscilando entre los 400 de 2006 y los 742 en 2016—, a los que se les pregunta sobre un número determinado de riesgos globales previamente seleccionados, que definen «riesgo global» como un suceso o condición incierta que de darse puede causar impactos negativos significativos en diferentes países o sectores industriales durante la próxima década —variando entre los 25 y los 50—. Estos han sido clasificados en cinco categorías: económica, medioambiental, geopolítica, social y tecnológica, y se pide a dichos expertos que los jerarquicen, los evalúen por su probabilidad e impacto, y establezcan relaciones entre ellos a 10 años vista. Para concluir esta encuesta se contemplan dos preguntas abiertas: la primera, sobre riesgos no considerados en la encuesta; y la segunda sobre qué problema adicional podría potencialmente convertirse en una amenaza de gran preocupación global en el futuro. La información recogida es explotada en tres formas: estableciendo la jerarquía y sus interconexiones, y valorándola en términos tanto de impacto como de probabilidad, dedicando además un apartado a los fenómenos escogidos susceptibles de ser considerados bien como emergentes o como inesperados. No es nuestra intención evaluar la conveniencia de la metodología aplicada, ni la veracidad de los datos producidos por las encuestas en las que se sustentan dichos informes, ni siquiera examinar el ajuste entre los datos recogidos y su interpretación, sino analizar el discurso que modela la exposición de esos datos y que acaba produciendo una imagen concreta de la evolución de la población como riesgo o, si se quiere, convirtiendo esa evolución, su estructura y dinámica en una contingencia para la gobernabilidad.
Una atenta mirada a la utilización de los diferentes conceptos que aparecen referidos a la población puede ayudarnos a comprender mejor el desplazamiento que en el discurso neoliberal se ha dado en unos informes dedicados a la gestión del riesgo como base de la gobernabilidad mundial. De esta manera entenderemos «gobernabilidad» como el conjunto de dispositivos que aseguran la gestión de la población.36 Discurso que no se enuncia desde su posición política o desde la teoría económica, pero que se manifiesta en la propia valoración/construcción del riesgo. Asimismo, a partir de la presentación de resultados es posible detectar las coincidencias con las tesis de renombrados autores o de obras de especial impacto sobre algunas de las características demográficas apuntadas como posibles riesgos globales. A parte de su indudable influencia, este esfuerzo por aparecer dentro del campo científico y el carácter colectivo de la detección de posibles riesgos —a través de la citada encuesta a expertos— le confiere un especial interés, ya que en nuestra concepción de «discurso», siguiendo al mencionado Michel Foucault,37 el papel del «autor» como individuo no constituye en ningún caso la unidad de análisis.
Demografía como simiente distópica
Bajo la perspectiva maltusiana: el crecimiento
Aunque el crecimiento de la población a nivel planetario se haya desacelerado desde los años ochenta del siglo xx, este no desaparece como riesgo global, al contrario, continúa acaparando el protagonismo en los riesgos medioambientales y geopolíticos. La construcción del crecimiento de la población como factor de riesgo global sigue enmarcada en la ortodoxia maltusiana donde, a largo plazo, se señala el desajuste entre dicha progresión y la inversión que se estima necesaria en la agricultura para aumentar la productividad y así hacer frente a la demanda de alimentos que acompañará ese aumento; y, a corto, se descubre como una amenaza a la biodiversidad y a la sostenibilidad de los ecosistemas, aunque se matice que el peligro deriva de la conjunción entre el incremento de la población y el mantenimiento de las pautas de consumo. Además, la desaceleración global