Información, participación ciudadana y entre palabra e imagen. Alejandro Ramos Chávez
con otros medios de información. Posteriormente, se contrastaba la información con otros datos y hechos; se buscaban otras fuentes sobre la noticia, se revisaba la información estadística y se consultaba a especialistas sobre la temática. Con lo anterior se clasificaba las noticias como “verdadera”, “falsa”, “engañosa” o “no se puede probar”. Esta clasificación aparecía incluso en las páginas electrónicas de los diarios de mayor circulación del país.
Con todas las problemáticas que se le pueden asociar a este tipo de movimientos, se considera que fueron pertinentes y sirvieron como una herramienta que validaba la información que circulaba por Internet y las redes sociales. En este sentido, se considera que son dos las principales virtudes que tuvieron en su origen este tipo de movimientos “verificadores”. En primer lugar, se constituyeron como espacios de consulta sobre la información política del proceso electoral de ese año, lo que de cierta forma ayudó a la ciudadanía (o por lo menos a aquella parte de la ciudadanía interesada en conocer la veracidad o falsedad de la información que consultaba en Internet) a formarse opinión pública sobre los acontecimientos políticos de la elección. En segundo lugar, representó un esfuerzo de la organización civil y ciudadana, mediante la generación de acción colectiva con miras a mejorar la calidad de la información de la información.
En definitiva, este tipo de esfuerzos no deberían quedarse en temas tan puntuales, aunque sin lugar a duda coyunturales como la información para la ayuda y el riesgo en el caso del año 2017 y la información para el proceso político electoral de 2018, sino que esta cultura de la verificación de la información debería ser una práctica cotidiana sobre cualquier tema sobre el cual nos estemos informando a través de estos medios tecnológicos. En este escenario, tanto los especialistas en estudios de la información, como la biblioteca misma, deberían jugar un papel más proactivo en este tema, pues son los especialistas en el tratamiento de la información, los que podrían brindar muchas luces al respecto de las posibles alternativas, mediante el desarrollo de servicios, procesos y aplicación de tecnologías en bibliotecas virtuales o físicas que permitan a la ciudadanía a verificar la veracidad de la información que están obteniendo a través de los medios digitales.
Conclusiones
En el presente trabajo se realizó una definición general sobre el concepto de ciudadanía retrotrayendo el análisis a las visiones clásicas del propio término, hasta incorporar nociones más actuales como la visión participativa de la ciudadanía con objeto de poder construir posteriormente el concepto de ciudadanía digital. En este sentido, aun advirtiendo la dificultad para generar definiciones claras sobre los conceptos debido a su constante evolución, se definió a la ciudadanía en términos de la pertenencia a los individuos a una comunidad determinada, lo que les genera tanto derechos como obligaciones ante la misma comunidad.
Por otro lado, se propuso la idea de ciudadanía participativa para enriquecer los planteamientos básicos del concepto de ciudadanía. Así, la participación ciudadana puede estar mediada o no por las autoridades públicas o gubernamentales, lo que abre un abanico muy amplio de capacidad de injerencia de los individuos con relación al gobierno y a los asuntos públicos. Esto deja de lado visiones conservadoras que veían al gobierno como único actor encargado y capacitado, para atender los asuntos públicos. Con ello, además de reconocimiento ciudadano se abre la posibilidad de incluir a más actores en la gestión de políticas bajo un enfoque que corre más por las vías de la coordinación y consenso de la gobernanza.
Se evidenció la importancia de la información para la construcción de la idea de ciudadanía. La información resulta necesaria desde una visión mínima en el entendimiento de ciudadanía al hacer posibles el cumplimiento, en primera instancia por el conocimiento de ellos, de los derechos y las obligaciones ciudadanas. En el plano de la ciudadanía participativa, la información se vuelve aún más importante, pues resulta esencial que los ciudadanos estén informados para que su participación resulte de interés, de oportunidad y con conocimiento de causa de los fenómenos sociales a los que se dirija la propia participación.
De igual forma, la definición de la ciudadanía digital haría referencia a estas temáticas generales concentradas en la definición de ciudadanía con la incorporación de la mediación de las tecnologías de la información y la comunicación, principalmente Internet, para el ejercicio y participación ciudadanas. Así como en la visión clásica de ciudadanía, la ciudadanía digital necesita estar constantemente informada sobre los asuntos de interés público, pero esa información tendrá que ser verídica con el objeto de que la participación en los procesos sea adecuada.
En este punto se tocó, mediante el análisis de estudios nacionales e internacionales, la temática del aumento de los usuarios tanto de Internet como de las redes sociales digitales para informarse y formarse una opinión de los temas públicos, además de la importancia que los individuos le dan ahora a las tecnologías digitales y a la conectividad en sus vidas.
En definitiva, aún existen asimetrías muy marcadas entre los porcentajes de conectividad y capacidad de uso entre diversas regiones del orbe, pero una constante fue el significativo aumento en el número de usuarios en países como México y España. Para el caso de México, resultó particularmente interesante el aumento tanto de usuarios de redes sociales digitales, como de individuos que se informan y forman una opinión pública; un amplio porcentaje de ellos de forma exclusiva mediante la utilización de sus redes sociales digitales. Un número muy elevado de usuarios de Internet en nuestro país considera que le ha sido de gran utilidad para acercarse a los procesos políticos y democráticos del país, ya sea mediante la información del contexto público nacional o mediante el acercamiento a procesos políticos que anteriormente consideraban muy alejados de sus vidas.
A la par de estas ventajas reconocidas en el uso de estas tecnologías para la participación social, surgen problemáticas particulares que los especialistas de la información, así como los tomadores de decisiones públicas, deberían tomar en consideración en sus análisis. Algunas de estas problemáticas pasan por la calidad de la información que se está consumiendo a través de Internet y las redes sociales digitales con temas específicos como los de las noticias falsas, los hechos alternativos, la posverdad e inclusive la seguridad (o vulnerabilidad) de los datos personales de las personas en el ámbito digital. En este punto, se pusieron en consideración algunos esfuerzos que han surgido en los últimos años en México, los cuales han tenido por objetivo verificar la veracidad de las noticias que circulan en internet. Aún existe un reto mayúsculo en el tema de fomentar la cultura de la verificación de la información, y en general mejorar la calidad de la información con la que la ciudadanía digital se está informando y formando opinión pública; tanto los especialistas de la información como las bibliotecas tienen un papel central en las discusiones.
Bibliografía
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