Masculinidades, familias y comunidades afectivas. María del Rocío Enríquez Rosas

Masculinidades, familias y comunidades afectivas - María del Rocío Enríquez Rosas


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en contraposición de lo femenino como soporte de lo subjetivo–emocional, relación que conecta con la concepción de lo femenino ligado con la histeria, es decir, a la trama patológica que ubica en la mujer un comportamiento inherentemente biológico y carente de control racional por estar dominadas por el libre fluir de las emociones. Tal condición conlleva a asumir una disposición en lo social y en la conformación de las relaciones donde el hombre, al asociarse y atribuirse tener la razón, procedería con la verdad y, por ende, no puede equivocarse debido a que tal situación se asocia con demostrar debilidad o vulnerabilidad.

      Siento que es natural, normal, equivocarse no, y yo cuando me equivoco siempre creo que tengo la razón, ahí es donde tengo el problema. Yo tengo que reconocer a veces que estoy equivocado, y entonces, este… eso de alguna manera me molesta, entonces recurro a la violencia. Conscientemente sé que la violencia es arma de los que no tienen la razón (E3: 22 años, bachiller, trabajando).

      LA IMPOTENCIA POR NO RESOLVER

      La disposición masculina a enfrentar las dificultades se posiciona en los esquemas de conducta y de respuestas como una suerte de imperativo, que en muchas ocasiones los conduce a no poder encontrar una opción o salida diferente que no sea la rabia. Lo masculino se circunscribe en un orden rígido de respuestas al entorno, marcado por ser un sujeto de acción, en tanto se conduce por un sentido práctico de pensarse y hacer en lo cotidiano, basado en demostrar qué se tiene o posee; se actúa y se responde. Puede distinguirse un mecanismo habitual utilizado por ciertos hombres, caracterizado por no permitirse experimentar emociones cuando están o transitan por el malestar, debido a la presencia inmanente de pensamientos, los cuáles en su mayoría deambulan entre el por qué sucedió, los quizás y qué hacer, condenándolo a deambular en un torbellino.

      Significa mucho en el sentido de que me arrepiento, me pongo a pensar, pienso demasiado que no debí haberlo hecho que ¿por qué lo hice?, que yo creo que eso es la salida, no es la forma, no debió haber sido, que quizás hubiera tomado otro tipo de acción y hubiese sido mejor, e igualito hubiese dado resultado, entonces es eso, implica eso, sentirme mal, sentirme mal. (E4: 26 años, bachiller, cesante).

      El hombre, perseguido por el pensamiento que invade con una cantidad de cosas, posibilidades, nociones, ideas, búsqueda de soluciones, en general cree en el deber de tener todas las soluciones.

      A veces nosotros durábamos hasta dos tres o cuatro días en que ni nos hablábamos. Y yo pensaba cualquier cantidad de cosas y de hecho pensaba cómo hablarle, cómo tratar de solucionar el problema, uno piensa y medita un poco y trata de solucionar el problema (E2: 22 años, TSU, trabajando).

      Junto al deber y la exigencia personal de tener que solucionar las cosas, hallamos su correlato directo que es no fracasar, experiencia que es vivida como una pérdida y, por ende, como señal de no haber sido capaz de cumplir y responder.

      La tristeza puede venir porque me dejó la jevita, y fue una vaina muy loca y fue como la sensación de fracaso, como esa sensación de tristeza que sientes que estás mal porque todo se acabó, y pensaba cómo me voy a enamorar, cómo voy a sentir esas vainas y sentí una gran vergüenza que me haya dejado esa jevita, y que después ande diciendo que yo no sirvo (H3: 22 años, bachiller, trabajador).

      En estos testimonios vemos cómo mostrarse y presentar una imagen positiva ante el mundo es un aspecto compartido en varios relatos. Se expresa la frustración de no presentar una imagen como persona formada y preparada, mediante la evasión de las emociones que colocan en entredicho esa figura. También puede ubicarse en la estabilidad económica la manera de atenuar las emociones fuertes y en la evasión de lo que ocurre, y no es del agrado personal tomar distancia alejándose de lo que genera malestar.

      Si yo estuviera estable monetariamente no hubiera botado tanto dinero, hubiera establecido mi broma, no hubiera sido tan cabeza loca tampoco. Me hubiera ido y me voy, y yo no le paro porque yo soy así, “ojos que no ven corazón que no siente”, claro que me iba a doler cuando me entere de cosas, bueno, pero si no la estoy viendo por qué me va a doler (E8: 25 años, profesional, trabajando).

      Las emociones que emergen comienzan a mermar la identidad masculina, siendo su presencia una señal inequívoca de la pérdida del statu quo, conminando al hombre a no desfallecer, y los recursos más utilizados son la evasión, la minimización y la racionalización, situándose ante esta irrupción desde la convicción de que un hombre no puede echarse a morir, hay que levantar cabeza, salir adelante y hay que ser guapos asociados con la valentía, el que responde ante las adversidades, el que sabe y genera respeto, el que todos quieren llegar a ser.

      Todos quieren y deben ser alegres y guapos, y yo como varón tengo que ser guapo y alegre y ese es el prototipo, el modelo al que debo acercarme. Hay que ser guapo no solo de belleza sino el valiente y que las jevas se derritan por uno (H1: 22 años, estudiante de licenciatura, trabajando).

      EL ESPACIO DONDE SE CUELAN LAS EMOCIONES TUTELADAS

      Sucede que me canso de ser hombre.

      PAbLO NERUDA, “WALKING AROUND”.

      Se aprecia cómo las emociones son inherentes a la vida, al vivir y al sentir, por lo que están presentes en cada instante, fluyen como torrentes, que pueden ser conducidos por diques que, en ocasiones, operan como canalizaciones donde circulan armónicamente: un espacio íntimo, el uso del alcohol para ahogar las penas, la música como una red simbólica para procesar las emociones.

      Verga, mano, me voy para mi cuarto, o de repente una que otra curdita por ahí, una vaina así, de repente cuando estoy triste me pongo a escuchar música. Tuve la oportunidad de alejarme de mi noviecita de tanto tiempo y llegué y me fui triste y andaba triste de sentimiento, de tristeza, que tú dices que cónchale chamo, qué bola ese sentimiento de querer llorar, de querer votar lágrimas, esa es la misma emoción de la tristeza ¿o no? (H5: 22 años, estudiante de licenciatura, trabajando esporádico).

      La música, en especial la salsa y la balada, son géneros que tienen gran aceptación y valoración en los jóvenes. Escuchar salsa erótica acompañado de un trago de ron representa para muchos hombres el único espacio para mostrar sensibilidad, para expresar amor y sentimientos, que son coartados cuando se comparte en grupo.

      Ese tipo de salsa son canciones que a uno le llegan al corazón, de sentimiento. Escucho canciones como de perro, como de maltripear una mujer… pero me gustan más las de sentimiento, como enamorar a una mujer, le hablo en el oído, le canto esas canciones para atraparla. Canciones como “Me fascina esa mujer”, que dice “me fascina esa mujer, esa mirada, esa manera de amarme” (E3: 22, bachiller, trabajando).

      Escucha la lírica de esa canción, mira, ve cómo te toca el alma, yo cuando ando en despecho me encierro en mi cuarto y la pongo a todo volumen (E7: 23 años, TSU, trabajando).

      Son muchas las experiencias cotidianas que conectan directamente a los hombres con las emociones y una muy significativa es el ejercicio de la paternidad, que hoy ya no se ejercería solamente desde la expresión de una figura de autoridad distante y fría; más bien podemos encontrarnos con despliegues de afectos y de expresiones mucho más libres y diversas.

      El otro día tuve un problema con mi hija, ella me dijo que yo no la quería porque varias veces le había dicho que era una cualquiera igual que su madre, y bueno, a lo que me dijo eso me desarmó y le pedí perdón, que nunca más lo iba a hacer y que eso lo hice sin pensar y que no era verdad y en esa época estaba muy equivocado, le pedí un abrazo y ella no quería y lloraba, la menor estaba ahí al ladito también llorando y se acercó y me abrazó y luego se acercó la mayor. Allí estuvimos un rato abrazados y llorando (H10: 27 años, TSU, trabajando).

      En la mayoría de relatos es posible apreciar cómo es necesaria la presencia de un estímulo externo para conectarse con la sensación inspiradora de las emociones, al recurrir a grandes sucesos para reconocerlas y permitir que se expresen en la cotidianidad; esta realidad nos muestra una suerte de analfabetismo emocional que deviene desconexión cultural en la que están inmersos los hombres.

      Para poder conectarme con las emociones, pensando en ellas como aquello que te inspira, necesito sentir algo trascendente y en los últimos años eso ha


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