Los miedos de Ethan. Darlis Stefany

Los miedos de Ethan - Darlis Stefany


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cuarenta y ocho

       Capítulo cuarenta y nueve

       Capítulo cincuenta

       Capítulo cincuenta y uno

       Capítulo cincuenta y dos

       Epílogo

       Carta de Ethan para Grace

      Siempre pienso que esta parte es complicada y divertida, así que aquí vamos:

      Quiero, en primer lugar, agradecerle a mis hermosos Fivers. ¡Sí, de primeros! Porque no me creo que una vez más este sueño se haga realidad. Gracias por estar conmigo desde la historia de nuestro sexy baterista, después o ahora, simplemente muchas gracias. Me parece mentira el hecho de que empecé de forma soñadora el primer libro y que ahora disfrutemos del sexy y especial Ethan. Infinitas gracias, mis amores, gracias por dejarme atraparlos.

      Ahora bien, gracias a mi familia por ser mi apoyo, especialmente a mis padres (Delia y Félix), mi tío Gaspar y mi súper hermana Derlis, ellos son quienes soportan que esté en la laptop hasta tarde, mis cambios de humor, mis alegrías y tristezas, son el soporte que me mantiene fiel a mí misma.

      Gracias a mis sensuales LVS (Willa, Du, Niam, Nat y Agus) porque pueden hacer de un mal día uno maravilloso lleno de risas y mucho veneno (chiste interno), significan mucho para mí y son la prueba de que los límites geográficos no son impedimento para siempre brindar una hermosa amistad. También muchas gracias a mi guapa venezolana-española Paola, nena, gracias por la paciencia cuando parece que las palabras no me salen y cuando mi mundo está de cabezas por recordarme tu amistad y no rendirte conmigo para una respuesta. Aquí entra de nuevo Nat (mi mitad Narlis), porque nunca nadie me entenderá cómo ella cuando de portadas y diseños se trata, gracias por siempre captar mis ideas, por tu amistad y por enloquecer conmigo.

      Infinitas gracias a todos mis grupos de WhatsApp (sorry, son demasiados para nombrarlos) jaja, pero de alguna manera cada uno de ellos logra sacarme de la rutina, reír, debatir y socializar. ¡Viva el ser social! Y definitivamente gracias a cada persona que forma parte de mi vida, de mi día a día, que me motiva, me enseña y me alienta a nunca rendirme y siempre ir por más. Ustedes son valiosos para mí.

      A mis preciosos personajes les agradezco por nunca hacerme la vida cuadriculada, por hacerme llevadero y placentero escribir sobre ellos. ¡Les prometo que se siente tan real! Y por supuesto que en este libro las eternas gracias se las lleva mi hermoso Grethan, disfruté mucho mostrarle el amor de esta parejita que desde libros anteriores los tenía ansioso de saber más.

      Desde luego que hay un especial agradecimiento a lo que se siente como otro hogar: Nova Casa Editorial, siempre estaré agradecida de las oportunidades que me brindan, del hecho de que crean en mí y mis historias, aquí refiriéndome a cada persona que contribuye y forma parte de todo el proceso que conlleva llevar este libro a sus manos. ¡Gracias, chicos!

      Gracias por creer en mí, por darle una oportunidad a esta historia y siempre recuerda que no estás solo, que eres especial y algunas cicatrices solo son la prueba de que fuiste y volviste de la guerra como todo un triunfador.

      Un beso, los ti amu.

      A cada persona que tenga cualquier tipo de cicatriz, sea grande o pequeña, interna o externa; recuerda que ellas no dictan quién eres. Eres hermoso y sobreviste a una batalla feroz o pequeña. Eres tu propio héroe, eres fuerte, no estás solo.

      Si yo tuviera una lista de las cosas que no deseo en mi vida sé que se resumiría a todo lo referente a una relación, formación de familia y maldito romance. Escribiría cada maldita cosa sobre cómo no quiero eso en mi vida en cada una de las páginas del cuaderno.

      Pero entonces debo morder mi lengua. Porque mis palabras me han mordido justo en el trasero cuando Grace siendo simplemente ella me ha mostrado más de lo que alguna vez me atreví a ver.

      Ella me ayuda a saber quién soy.

      Lo qué puedo ser.

      Y deseo ser.

      Me ayuda a recordar esa parte de mí. Esa parte soñadora que tomaba su guitarra y escribía frases en su pared esperando algún día hacer un cambio en el mundo. Me recuerda al Ethan que tenía sueños y tenía esperanza.

      Ella hace justo lo que dice que yo hago por ella:

      Me da vida.

      Y miento si eso no me encanta. Aunque quisiera callarla. Sacudirla y pueda arrojarle toda mi mierda, ella no se rinde. Sigue aquí.

      Entonces lo he entendido.

      Acabo de entender que puedes decir que algo no va a suceder, pero cuando uno de los órganos que te mantiene con vida comienza a acelerar sus latidos solo por ella te das cuenta de que sin importar cuántas veces resentiste sobre no querer algo, los sentimientos te atrapan:

      Me enloquece.

      Está en cada pensamiento.

      Joder, me tiene.

      Y entonces me encuentro en la zona donde siempre dije que yo no estaría:

      La zona de los hombres enamorados.

      Soy uno más de los idiotas enamorados que son sinónimos de estar dominados.

      ¿Lo peor? Me encanta serlo.

      22 DE ABRIL, 2008

      Algo no andaba bien.

      Eso fue lo primero que pensé cuando llegué a casa el pasado 29 de marzo, muy equivocada no estuve. Cierro mis ojos sintiendo las manos del doctor tantear mi espalda. Duele, pero no duele más que todo ese dolor en mi pecho.

      Muchos considerarían insensible el modo en el que, en mi presencia, el doctor discute con sus colegas sobre las cirugías que debo enfrentar, sobre lo afortunada que soy de sobrevivir. No me siento afortunada, porque en primer lugar, esto nunca debió pasar.

      —Grace, todo está avanzando como lo esperábamos. La cicatriz será mínima, se percibirá muy poco, eres una paciente fuerte.

      Aprieto mi mano en la almohada. Quiero despertar, quiero despertar de la pesadilla. No quiero ser la chica de 16 años que ha pasado por esto.

      No quiero ser la chica de 16 años que sobrevivió al ataque psicótico de alguien que debía cuidarla y quererla. No lo quiero.

      No quiero ser la chica que siente recelo hacia su madre, que pierde a las personas importantes y que nunca podrá ver con los mismos ojos a quien era su héroe. Principalmente porque nunca volveré a ver a esa persona que era parte de mi lista de héroes.

      Los doctores salen de mi habitación y solo entonces comienzo a derramar lágrimas. Cierro mis ojos con fuerzas. No quiero esto.

      La puerta de mi habitación se abre, no presto atención. Han sido muchos los que han venido a estudiar mi caso, consolarme o revisar mi espalda y las pocas heridas que he conseguido.

      —Si te hace sentir mejor, yo estoy muriendo —dice una voz suave. Volteo y reconozco la voz de la chica que he estado viendo durante tres semanas en esta clínica.

      April Nowell.

      —No vas a morir —susurro.

      —Y tú no moriste —es su respuesta.

      Hago una mueca, es lo que todos dicen.

      —Respirar


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