Resistencias noviolentas en América Latina. Esperanza Hernández Delgado
1968 y las campañas del Tibet). Otras alcanzaron pocos logros y la mayoría de ellas solo consiguieron objetivos parciales (Dudouet 2012).
En los Estudios de Paz, el “enfoque de paz imperfecta”3 considera que no existe paz ni procesos de paz perfectos (Muñoz 2001, 13, 42, 43; Muñoz y Bolaños 2011, 14). La misma apreciación se aplica a las campañas de resistencia civil, las cuales son inacabadas y perfectibles. En Colombia, se han registrado experiencias de pueblos indígenas, afrodescendientes, comunidades campesinas y organizaciones de mujeres, víctimas y jóvenes –algunas de ellas de larga duración–, que enseñan que la resistencia civil puede alcanzar logros significativos, pero no todos los propuestos en una sola campaña, requiriendo persistir y dar continuidad mediante otras campañas, buscar nuevas alternativas, avanzar mediante la combinación de métodos y procesos, todos ellos perfectibles e inacabados (Hernández y Salazar 1999; Hernández 2004, 2006, 2009, 2014, 2017). Es esencial seguir analizando experiencias de resistencia civil para entender factores estructurales y de agencia que expliquen sus distintos resultados. Podemos afirmar que, si bien se cuenta con un valioso acumulado de aprendizaje, quedan aún diversas interrogantes por resolver y lecciones por aprender.
La resistencia civil
Según diversos analistas, el concepto de resistencia civil ha registrado desarrollos significativos (Dudouet 2012; López 2016). Sin duda, la identificación de una tipología sobre sus modalidades: noviolencia por principios (Boserup y Mack 1974, 13), noviolencia específica (Pontara 2000) y resistencia civil estratégica (Sharp 1973) representa uno de estos desarrollos. Se incluyen dentro de los mismos valiosos elementos de análisis comparado entre noviolencia por principios y noviolencia estratégica, como los aportados por Pedro Valenzuela (2001, 1-10) y Véronique Dudouet (2012).
El concepto de noviolencia por principios vincula el ejercicio de resistencia civil con principios religiosos, éticos o filosóficos (Pontara 1983, 2004, 2006; López 2012, 2016; Boserup y Mack 1974, 13; Valenzuela 2001, 1-10). Va más allá del resultado esperado bajo una concepción positiva del conflicto y del adversario. Esta modalidad de noviolencia asume el conflicto como la oportunidad para trasformar al adversario, a la sociedad y a uno mismo, y aborda al contradictor con propuestas creativas y constructivas que buscan su conversión, sin derrotarlo, y la reconciliación de los contrarios (Pontara 2000, 2006). Gandhi aplicó este tipo de resistencia y trazó sus elementos clave:
Gandhi creía en la unidad entre fines y medios, y una lucha noviolenta continuaba en sí misma, como la única forma de vivir con la verdad. Por lo tanto, el éxito de toda campaña de la Satyagraha no debe medirse solo en los criterios de los objetivos tales como el grado de libertad política y social conseguida por los activistas, sino centrarse en lo espiritual, incluso en los elementos existenciales como son la búsqueda de la verdad y la autorrealización (Naess 1958; Dudouet 2012, 8).
Para Gandhi, Satyagraha es resistencia civil con espiritualidad o fuerza del alma […] tras Gandhi, no solo hay estrategia, sino una concepción humana, una visión de la historia y de cómo abordar la emancipación o liberación sociopolítica. Como nos señala Pontara (1983; 2004; 2006), no se puede entender la Satyagraha sin otros conceptos gandhianos: como Swaraj (autogobierno), Swadesh (autosuficiencia), Sarvodaya (bienestar de todos), Tapasya (sacrificio) o ahimsa (noviolencia) [...] no solo es lucha sin armas, sino proyecto alternativo a las formas sociales y de producción capitalista, desarrollo personal-espiritual y formas de convivencia con otros seres vivos (López 2012, 6-7).
La noviolencia de principios la define como: “el enfoque que aboga por el recurso a la resistencia noviolenta por razones religiosas, morales o filosóficas o, lo que es lo mismo, por convicción en lugar de conveniencia. Se condena la violencia porque causa sufrimiento innecesario, deshumaniza y brutaliza tanto a la víctima como al verdugo, y solo aporta soluciones a corto plazo” (Boserup y Mack 1974, 13).
En cuanto a la noviolencia estratégica, concepto introducido por Sharp (1973), hace alusión a la noviolencia como una ciencia y no una filosofía de vida. En tal condición, cuenta con metodologías y técnicas que la convierten en acción eficiente, que evidencian su fuerza y ofrecen soluciones prácticas e implican disciplina para quienes la ejercen (López 2016, 7). A juicio de Pontara (1983) y de Valenzuela (2001), surge de una elección de medios por conveniencia, necesidad u oportunidad. La acción política noviolenta es “un sistema complejo de principios, reglas y técnicas” que permite desarrollar potencialidades y manejar diversos factores y variables (López 2016, 8). También es “una respuesta al problema de cómo actuar de forma efectiva en asuntos de política, especialmente cómo manejar el poder de forma efectiva” (Sharp 1973, 64).
Según evidencia empírica de la escuela pragmática o estratégica, la mayoría de las campañas de resistencia noviolenta presentes en la historia moderna no se originan en principios, sino en otras razones: la necesidad de derrotar al adversario usando métodos más eficaces y menos costosos (Ackerman y Kruegler 1994, 17; Dudouet 2012), la falta de otras alternativas o la consideración de que esta forma de resistencia era más conveniente (Sémelin 1993; Dudouet 2012). Consideramos que el enfoque que mejor refleja las experiencias de resistencia noviolenta recogidas en este libro, independientemente de los matices, condiciones y alcances de las distintas campañas, es el de la noviolencia estratégica.
La investigación realizada
La investigación realizada se identifica como “investigación para la paz”, dado que su objeto está vinculado con una perspectiva de construcción de paz. Su propósito es analizar y caracterizar experiencias de resistencia civil de México, Brasil y Colombia, para identificar en estas significados, condiciones, alcances, semejanzas y diferencias y, sobre todo, aprendizajes que permitan afrontar mejor los desafíos de las violencias del presente. De igual manera, esta investigación se ubica en el ámbito transdisciplinar de la paz dado que en su desarrollo se apoyó en los aportes de otras disciplinas de las ciencias sociales y, a su vez, esperamos que sus hallazgos las retroalimentarán también.
Desde el punto de vista metodológico, se destaca su carácter de investigación aplicada. Implicó un trabajo de campo en cada uno de los contextos donde surgieron estas experiencias de resistencia y el análisis de fuentes primarias de información. Se aplicaron entrevistas semiestructuradas y observación in situ. Se utilizaron fuentes secundarias para complementar los datos recogidos. Los hallazgos tienen una relevancia académica y social, pues en ellos se señalan factores clave que inciden en el surgimiento y desarrollo de los procesos de resistencia civil y pueden contribuir al fortalecimiento de estas y otras experiencias a futuro. La investigación duró dos años.
El libro está dividido en siete capítulos. En los dos primeros se abordan las experiencias de resistencia civil de los pueblos indígenas yaqui y warijío en Sonora, México. En el tercero se examinan experiencias de Brasil en dictaduras del pasado y en el golpe de Estado institucional durante el gobierno de Dilma Rousseff. En el cuarto se analiza la experiencia colombiana de resistencia civil impulsada por la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), reconocida con el Nobel Alternativo de Paz en 1991. En el quinto y sexto se recogen las experiencias de frontera de Samaniego, en Nariño, departamento límite entre Colombia y Ecuador, y de Las Mercedes, en el Norte de Santander, departamento colombiano fronterizo con Venezuela. El cierre del texto se centra en los aprendizajes que dejaron estas experiencias.
Esperamos que este libro contribuya a los Estudios de Paz y a los esfuerzos de construcción de la paz, particularmente a quienes generan y desarrollan estas experiencias de lucha y oposición desde métodos noviolentos. También esperamos ofrecer insumos a la comunidad académica en su calidad de generadora y mediadora del conocimiento y educadora para la paz, a los Estados, a las organizaciones que apoyan estos procesos y a distintos sectores de la sociedad civil en Colombia, México y Brasil.
Referencias
Ackerman, Peter, y Jack DuVall. 2001. A Force More Powerful: A Century of Non-Violent Conflict. Londres: Palgrave MacMillan.
Ackerman, Peter, y Christopher Kruegler. 1994. Strategic Nonviolent Conflict: The Dynamics of People Power in the Twentieth Century. Westport: Praeger.
Ali, Saleem. 2003. Mining, the Environment and Indigenous Development