En sueños te susurraré. Antonio Cortés Rodríguez

En sueños te susurraré - Antonio Cortés Rodríguez


Скачать книгу
de su viaje.

      –Cierto. Añadamos ahora algún elemento más para debatir –Calisté hizo una breve pausa durante la cual el hombre la miró con redoblado interés–. ¿Cuándo crees que acabará ese viaje?

      –¿Que cuándo acabará? Pues cuando llegue a Cáceres y vea esas cuatro cosas, claro.

      –Sí, claro, entonces acabará el viaje. ¿Por qué?

      –¿Por qué? Pues porque el chico ya habrá conseguido ver lo que quería ver.

      –Así es. Aunque el viajero, ya que se encuentra en Cáceres, prefiera luego demorarse conociendo otras de sus maravillas, bien podemos decir que la finalidad de su viaje se ha visto cumplida y que por tanto ha acabado su viaje de modo que puede regresar a Coria. ¿Pero es este el único caso en el que podemos decir que el viaje acaba irremediablemente?

      –Pues… sí, supongo –dijo dubitativamente Anselmo sin una convicción plena.

      –Pues no. Hay otro caso posible. Imagina que el chico quiere ir a Cáceres a ver eso que hemos dicho, pero lo que quiere es estar allí un determinado día en el que va a tener lugar una específica ceremonia. Como has estado hablando antes de procesiones, pongamos el caso de la procesión del Cristo Negro que sale de la Concatedral de Santa María en el primer minuto del Jueves Santo. Y sigamos con el mismo ejemplo: tenemos al joven cauriense que salió de viaje con tiempo para llegar a ese acontecimiento pero que se entretuvo en Malpartida de Cáceres y se olvidó del verdadero propósito de su viaje. Se le fue el santo al cielo, como diríais en la Tierra. Me hace gracia esa expresión, muy acertada, porque de algún modo se asemeja a una realidad sutil; el hecho de que durante su experiencia terrestre cada humano está asistido por una especie de conexión con el Cielo que le suministra información espiritual.

      –No estoy seguro de entenderte.

      –Eso es que no me estás entendiendo. ¡Qué forma más educada de decirlo, Anselmo…! Probaré con un ejemplo que te pueda resultar más comprensible teniendo en cuenta tu última encarnación. Piensa en un aprendiz de minero que está en una galería a la que baja siempre con su hermano mayor, que se llama Santo, que le enseña todo lo importante: cómo evitar accidentes, cómo agotarse menos, cómo pisar entre los escombros…, todo en fin. Piensa que el aprendiz se siente seguro teniendo a su hermano con él, aunque no siempre lo tenga a la vista. Imagina ahora que un día se asusta por algo nuevo que le sucede y que no comprende, y mira atrás buscando el consejo del hermano mayor pero no lo ve porque ha subido en la jaula hasta la superficie. El hermano pequeño sabe que en ese instante le vendría muy bien contar con la sabiduría de Santo, pero no puede contar con ella porque ha desaparecido de su lado, ha subido a la superficie, que es tanto como si se hubiera ido al Cielo.

      –¡Ah, se le fue el santo al cielo! –dijo Anselmo carcajeándose en señal definitiva de comprensión–. Ahora sí que entiendo lo que querías decir. ¡Qué gracioso!

      –Me alegro. Pero prosigamos, que tenemos aguardando al joven en Malpartida de Cáceres y resulta que llega el primer minuto del Jueves Santo.

      –Pues ya no le va a dar tiempo de ver la procesión del Cristo Negro.

      –Efectivamente. Entonces, ¿dirías que tiene sentido proseguir el viaje hacia Cáceres?

      –Pues no.

      –Muy bien, Anselmo, así es. Cuando ya de ninguna manera pueda cumplir el propósito de su viaje, no tendrá sentido ninguno proseguir este. La prolongación solo supondría una ineficaz obstinación que no daría frutos positivos. Luego aquí tienes el segundo caso en el que puede darse por acabado un viaje: cuando ya es imposible cumplir el programa.

      –Entonces, Calisté, si te he entendido bien, creo que estás queriendo decirme que un viaje a la Tierra, o sea, una encarnación, puede acabar cuando ya se ha cumplido el propósito vital de ese ser encarnado pero también cuando ya va a ser imposible que lo pueda cumplir.

      –¡Ajá, muy perspicaz en tu resumen! –la acompañante aplaudió con ganas la recapitulación.

      –¡Un momento! Estoy pensando ahora si esto no tendrá que ver con las incomprensibles muertes de esos chiquillos de poca edad, e incluso con los que no llegan ni a nacer porque no salen vivos del vientre de sus madres. ¿Podría ser que supongan que ya no van a poder cumplir el programa de sus vidas y que por eso prefieren regresar al Cielo para luego poder volver a encarnar cuanto antes e intentar lograr ese propósito no conseguido?

      –¡Magnífico, Anselmo, estás avanzando grandemente en tu comprensión! Pues es cierto que en algunos casos podría ser como tú sugieres, aunque no hay reglas categóricas, de modo que la respuesta a tu pregunta siempre quedará abierta. No hay normas fijas que siempre se cumplan ciegamente. Todo depende de las necesidades concretas de cada ser… Aunque quizás en el Pabellón de los Visionarios puedas saciar tu duda porque es un tema en el que están especializados.

      –Muy bien, esperaremos entonces.

      –Si te parece, nosotros continuamos hacia la siguiente etapa.

      Anselmo asintió con la cabeza. Calisté se levantó y él hizo lo mismo. Casi inmediatamente el banco de cerámica se desvaneció y dejó el terreno sin huella alguna de su presencia. Ella sonrió y él se encogió de hombros. Continuaron andando durante un tramo mientras Anselmo iba rumiando una última inquietud que le había quedado. Cuando la acompañante lo detectó, se detuvo, miró al hombre y lo invitó a expresarlo.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4AAQSkZJRgABAQAASABIAAD/4QCMRXhpZgAATU0AKgAAAAgABQESAAMAAAABAAEAAAEaAAUA AAABAAAASgEbAAUAAAABAAAAUgEoAAMAAAABAAIAAIdpAAQAAAABAAAAWgAAAAAAAABIAAAAAQAA AEgAAAABAAOgAQADAAAAAQABAACgAgAEAAAAAQAAB3SgAwAEAAAAAQAAC7gAAAAA/+0AOFBob3Rv c2hvcCAzLjAAOEJJTQQEAAAAAAAAOEJJTQQlAAAAAAAQ1B2M2Y8AsgTpgAmY7PhCfv/AABEIC7gH dAMBEQACEQEDEQH/xAAfAAABBQEBAQEBAQAAAAAAAAAAAQIDBAUGBwgJCgv/xAC1EAACAQMDAgQD BQUEBAAAAX0BAgMABBEFEiExQQYTUWEHInEUMoGRoQgjQrHBFVLR8CQzYnKCCQoWFxgZGiUmJygp KjQ1Njc4OTpDREVGR0hJSlNUVVZXWFlaY2RlZmdoaWpzdHV2d3h5eoOEhYaHiImKkpOUlZaXmJma oqOkpaanqKmqsrO0tba3uLm6wsPExcbHyMnK0tPU1dbX2Nna4eLj5OXm5+jp6vHy8/T19vf4+fr/ xAAfAQADAQEBAQEBAQEBAAAAAAAAAQIDBAUGBwgJCgv/xAC1EQACAQIEBAMEBwUEBAABAncAAQID EQQFITEGEkFRB2FxEyIygQgUQpGhscEJIzNS8BVictEKFiQ04SXxFxgZGiYnKCkqNTY3ODk6Q0RF RkdISUpTVFVWV1hZWmNkZWZnaGlqc3R1dnd4eXqCg4SFhoeIiYqSk5SVlpeYmZqio6Slpqeoqaqy s7S1tre4ubrCw8TFxsfIycrS09TV1tfY2dri4+Tl5ufo6ery8/T19vf4+fr/2wBDAAYEBAQFBAYF BQYJBgUGCQsIBgYICwwKCgsKCgwQDAwMDAwMEAwODxAPDgwTExQUExMcGxsbHB8fHx8fHx8fHx// 2wBDAQcHBw0MDRgQEBgaFREVGh8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8fHx8f Hx8fHx8fHx8fHx//3QAEAO//2gAMAwEAAhEDEQA/APQ4FzEn+6Kmb1Mo7EozmkCHCkyhwpAOAoGA WqAcEpXAXZSuMeqUrgOCUh2F20gFxigTQUAkKKYwxRcAxTuIMUXAMUrgOApALilcBcUDENABzQAb c0AG2gBcUwExQAUAIRQA00ANIzQAbadwEKUXAQpTuIaFpALimAAUABFADdtABtoAXbRcBQKADFIA C0ALigBwFABilcYBaAHAUALigBdtIBQKAHAUhi4NADgDSGLigBQM0AOCUXAXZQAoSgBCtABtoANt K4ChadwDFADgKAFxQMMUgACkAuKAFAoAMUAIVoAULQAu2kAAUAOxQAYoAMUAGKQBigYoFAxcUALt oATbQA4DigAxQAYoAMUAGKQBigBQKAFxQAuKAExQAAUALigBQKAF20gDFMBcUmAYoAMUALigAxQA Ac0AOFAC4pAFABigAAoAXFABigAxQAYoBBigYYoAMUAGKADFABigAxQAYoAAKAFxQAYoAXFIAxQA BaAFC0ALigBAKAFIoAAKACgAxQAlAARQA3FAgpgBoGJigBDQAnNAC4oAbigQYoAMUAGKYBigBaAC gBKAEYUAJigAxQAhFCATFMAxQApFACYoAMUABHFADdtAAVoAQLQAFaADFACYpgG2gAxQAYoEMIoE LimAhoAaaaAMUAGKAExQAhFADStMBNtMQpWgBMDFACUAFADMc0AFACd6BDqADFABigYYoATFACEU CGk
Скачать книгу