Leyendas madrileñas. Miguel Moltó
Por sus habitaciones han morado Giner de los Rios, Pio Baroja, El marqués de Santillana, Jovellanos, o el mismísimo Rubén Dario. En sus habitaciones se meditaba, se escribían versos, y el presidente de la república Manuel Azaña, descanso varias noches. El Marqués de Lozoya lo catalogo como joya sinpar, y el monje benedictino Ildefonso M. Gómez en su libro “El Paular, poesía y leyenda” enumera y desglosa vivencias, leyendas e historia. La literatura está muy ligada a este lugar, tanto es así que en este sitió se fabrico y distribuyo el papel en el que se imprimió la primera copia del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Pero la historia que me cautivo y que llamo mi atención es la que se refiere a las obras de caridad que realizaban los monjes benedictinos. Todas las mañanas, a primera hora abrían sus puertas para dar limosna y alimentos a los mendigos. Uno de ellos un día llego tarde y quedo a las puertas sin alimento, muriendo de hambre. Los monjes, infringiendo sus propias normas, lo recogieron y dieron sepultura en el claustro. Durante varios días y semanas las campanas que avisan las labores de los monjes suenan una hora antes. Todo apuntaba a que era el espíritu del mendigo y decidieron sacarlo de allí y tirar su cuerpo al estanque de la huerta. Desconcertados, las campanas volvieron a sonar y uno de ellos estupefacto comprobó como un perro en llamas las hacía sonar y cuando finalizaba, se dirigía a la que fue tumba del indigente. ¿Estaba el mendigo condenado al infierno? No lo sabremos nunca probablemente, pero si se sigue comentando que todos los días a las doce de la noche, en el patio principal, se oyen los ladridos de un perro.
CASAS
El 124 de la calle Ayala de Madrid
Las voces y los golpes perduran en el tiempo en el 124 de la calle Ayala de Madrid
Cuando era niño mi tío Miguel Moltó Perales que vivía en la calle Montesa, muy cerca del 124 de la calle Ayala me decía, algún día te contare la historia de la casa que ahí ves. Yo debía tener entonces entre 5 y 8 años, y pensé que era los suficientemente desgarrador o misterioso como para contármelo en el momento. lo recuerdo con cariño y a posteriori me impulso a investigar, para saber porque sigue teniendo en sus cimientos leyendas e historia. No sabemos a ciencia cierta o no esta datado el momento de su construcción, pero ya serán casi 100 años transcurridos pues cuentan las crónicas que el torero Manolete poseyó el inmueble, y que durmió en ella dos semanas antes de morir en Linares. Es una casa situada y edificada en una zona que estaba repleta de pequeños palacetes hoy ya derruidos con el paso del tiempo. Sus leyendas y comentarios son variados. Durante los años ochenta del siglo pasado, fue denunciada por los supuestos ruidos y golpes que en ella se producían. También en aquella década, hablan de un joven inquilino que se volvió loco y que quiso quitarse la vida allí. Dicen, que aún ese loco sigue de noche vagando por los aledaños. Pero las leyendas que más me han llamado la atención son dos. La primera hace referencia a una de sus funcionalidades, cuando era un prostíbulo. Se comenta que en ese lugar un cura murió mientras realizaba el acto con una prostituta y que su espíritu permanece dando gritos. Otro hace referencia al encendido y apagado de su iluminación interior. Todos los lugares que he visitado para documentar esta leyenda coinciden en este detalle. Sea verano o invierno a las 19:10 horas de la tarde se enciende por unos minutos la casa al completo. Como puede pensar el lector, mi curiosidad me lleva a comprobarlo, y el resultado ha sido para mí aterrador. En un lugar destinado actualmente a oficinas, un Sábado tarde, a las 19:10h se enciende por dentro la casa. A pesar de no dejar de ser inquietante mirarla, un escalofrió recorrió mi espalda al comprobar que era cierto. Pudo ser casualidad.
Localización: nº 124 de la calle Ayala.
Detalle del edificio
La mujer de la ventana de la calle Vedia
He buscado en muchos libros y consultado varias páginas web para poder documentar como se merece, la siguiente leyenda que llevaba rondando mi cabeza hace bastante tiempo. Me refiero a la historia de la mujer en la ventana de la calle Vedia. No ha sido fácil. No encontraba referencia alguna que se refiriera a las apariciones de este personaje, tan solo el boca a boca. Esta vivienda queda cercana a la antigua Quinta de Miraflores creada por Felipe IV, que actualmente se llama Fuente del Berro. La colonia de viviendas unifamiliares surgen a raíz de una asociación llamada Propiedad Cooperativa, que estuvo dirigida en distintas fases por Gregorio Iturbe sobre 1920. Desde su creación y hasta nuestros días algunos inmuebles probablemente posteriores, permanecen aún en pié, como es el caso de la casa pintada de color rojo en la calle Vedia. Durante los años 60 y 70 del pasado siglo, y casi a mitad de los 80, algunas de estas viviendas habían sufrido el paso del tiempo y el abandono hasta ser reformadas. Preguntando a los vecinos de la arboleda que linda con la calle y la casa, la mayor parte jóvenes, indican que no saben nada del inmueble ni de la leyenda. El relato inicial del cual partimos, nos habla de la aparición en días nublados o de lluvia de una mujer de unos cuarenta años de edad, vestida de blanco con ropa de la época datada hacia 1930, y un sombrero amplio de color crema. La tragedia, comienza con su muerte por enfermedad al poco de casarse, y la acción de esta mujer es sencilla, corre el visillo y se asoma para ver pasar a los transeúntes. La parte más significativa de la historia es que apenas se ve su rostro, pero cuenta un señor octogenario de la zona, con el que pude hablar amigablemente, que si mirabas su rostro y la mujer te devolvía la mirada, tu sentencia a muerte estaba firmada. No hay datos de sucesos posteriores a este relato, lo que si podemos asegurar, es que no nos atrevimos a mirar hacia las ventanas de esta casa.
Localización: Calle Vedia nº24
Emplazamiento actual de la calle y edificio
Ventana y detalle de la calle
El misterio de la casa de la cruz de palo
El Madrid de los Austrias es una de mis zonas preferidas de la capital. Es también un lugar mágico en el que cada vez que se quiere plantear una obra de adecuación o reconstrucción, siempre encuentran un hallazgo centenario o milenario. Hace unos años con la construcción del intercambiador de transportes ocurrió en la misma Puerta del Sol, muy cerca de este barrio y zonas limítrofes. Pero centrémonos en una historia de amor leyenda y horror sucedida en este Madrid de los Austrias, cargado de misterio, crímenes y muerte. Me refiero a la calle sacramento, donde se gestó una de las acciones más cruentas y bárbaras. A mediados del siglo XVI, vivía en esa calle una pareja musulmana: Ella bella y joven. Él mucho mayor y no demasiado agraciado. En medio de la historia tenemos a un cristiano apuesto y esbelto, que se enamora de ella y pronto se convierte en su amante. Cuando su marido no estaba, ella le avisaba y juntos gozaban de noches frenéticas en el desván de la casa. Amor y pasión no tenían límites en esta relación desenfrenada. Sin embargo, de repente él dejó de acudir, y ella comenzó a preocuparse. Según corría el tiempo, más le dolía su ausencia, y más preocupada se mostraba. Pasados varios años sin ver a su amante y dándole por perdido, el marido de la joven musulmana murió, y entonces ella decidió comenzar a reformar la casa. Volvió a subir de nuevo al desván donde clandestinamente pasaba noches de amor con su amante, y descubrió horrorizada algo terrible. Abrió con llave el habitáculo, se acercó a una de las paredes que comenzaron a tirar en la obra y allí encontró el cadáver de su amante, estaba emparedado ahí mismo, presuntamente por su difunto marido. Solo los amigos más allegados a su marido, tal vez dos o tres personas, sabían de la existencia de este joven y de los planes que el marido tenía para él, de su muerte y de su cuerpo incrustado y tapado en la pared del desván. Desde entonces, ella se convirtió al cristianismo y puso una cruz de palo sobre el tejado, para que todo el mundo supiera su cambio de religión. Hoy día Tristemente, no podemos encontrar dicha casa, ya que en el año 1972 fue derruida junto con el resto de viviendas para construir un parking.
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