Leyendas madrileñas. Miguel Moltó
por excelencia, por goleada, la más comentada. Imaginaos una historia desgarradora. Todo sucede en el número 3 de la calle José María Griló. El señor de la casa, sastre de profesión, avisa a su criada para que baje a la farmacia a comprar la medicina de la señora. Una pistola en el bolsillo del pijama. Un cuchillo de la cocina. Un martillo de la caja de herramientas. Las llaves del domicilio. Nuestro padre de familia cierra la casa a cal y canto. Desde ese momento no puede salir nadie de ella. El sastre se dirige a la habitación de matrimonio, aquella mañana de Domingo, su mujer duerme plácidamente tras los efectos de la medicación que habitualmente toma. Sin mediar palabra, comienza golpearla con el martillo. Su mujer despierta y comienza a gritar así como la niña de dos años, que dormía en su moisés, y que, acto seguido, muere a manos de su padre, degollada por el cuchillo de la cocina. Suena el teléfono, la vecina llama para ver si ocurre algo. Don José María , el sastre, escusa los gritos de su mujer ya muerta de un golpe certero. La criada vuelve de la farmacia, toca la puerta y abre nuestro asesino. Envía a la asistenta a por aspirinas. El sastre va directo a la habitación de sus dos hijos, José María y Juan Carlos. Comenzó por el benjamín, al que degolló sin remisión. Al grito del hijo pequeño, el hijo mayor despierta. Se levanta de la cama e intenta escapar. De un disparo certero Don José María acaba con la vida de su hijo. Con el ruido de la detonación, su hija mayor se despierta y a prisa corre a ver qué ha sucedido. Alertada, aturdida y con todo su miedo en el cuerpo corre hacia el baño para encerrarse. Pero su padre, más fuerte que ella, tira la puerta de una patada. Disparó a bocajarro sobre su hija alcanzándola en la yugular. Solo quedaba su hija Adela. La apuñalo sin piedad, no dejo apenas que respirara. Dejó el cuerpo en el salón. Suena el timbre de la casa de nuevo. La sirvienta vuelve con los dos encargos. Ante el silencio creado en el infernal hogar, se queda en el rellano. El 091, recibe una llamada directa en centralita de la DGS, Dirección General de Seguridad. El sastre aturullado y nervioso confiesa su asesinato múltiple. Los bomberos acuden al domicilio y encuentran a nuestro asesino en la ventana gritando. En el momento de forcejeo de la puerta de entrada a la casa se escucha un disparo. Las fuerzas de seguridad entran y descubren el macabro escenario. Encuentran muerto de un disparo en la sien a Don José María. Su psiquiatra diagnostico un año antes, trastorno maniaco-depresivo, además de excitación y depresión. Esta noticia se publica en toda la prensa de la capital. Antonio Griló número 3 piso 3ºD. Una puerta de madera actualmente se junta a la de un restaurante peruano y una peluquería. Tras varias investigaciones, además, hemos encontrado un laboratorio clandestino, En este laboratorio encuentran fetos de varios abortos de niños. Un clínica clandestina es el motivo de este hallazgo. Pero este no es el único suceso acaecido en esta calle. En el año 1945, la policía en esa misma dirección encuentra el cuerpo sin vida de Felipe breña, un camisero de Toledo que adquirió la vivienda. Fue asesinado con un candelabro. Tres años después, en el mismo edificio fue encontrado otro vecino con muerte violenta por un ajuste de cuentas. Y por si no fuera poco, Rufino Márquez, queda horrorizado al ver en su propio armario el cadáver de un bebe, colgado de una percha. Todo sucede en el mismo edificio, en el mismo lugar donde nuestro sastre asesino a toda su familia. A día de hoy, se siguen oyendo golpes, voces y gritos de lamento infantiles.
El caso Vallecas: “expediente Vallecas”
Fue inexplicable para todos lo que aconteció en una casa de este emblemático barrio madrileño. Todo comienza como un juego en un gimnasio con una tabla Guija. Si, este juego del que se tienen millones y millones de leyendas y anécdotas, también hace estragos en Madrid. No sabemos el nombre en concreto de nuestras osadas protagonistas lo que sí sabemos es que una de ellas, al ser sorprendida por sus profesores realizando este juego, quedo tendida en el suelo del gimnasio sin apenas conocimiento. La profesora que los sorprende, rompe la guija y el vaso que dentro tenía humo, también. Nuestra protagonista al inhalar ese humo, pasa a un estado nada explicable. Estefanía Gutiérrez Lázaro, así se llama la joven, y todas sus amigas, junto a los profesores ayudaron a Estefanía para que se levantase y tras pasar por una seria y severa bronca de dirección, todos partieron a sus casas. Nuestra extenuada protagonista vive en el numero 8 de la calle Luis Marín, allí se dirige para descansar. Apenas cenó y se acostó a dormir. En mitad de la noche, los padres de Estefanía salen sobresaltados de su cama, en la habitación de al lado esta su hija que acaba de despertar con un grito descomunal. A estos gritos, les acompañan espasmos, movimientos violentos, y golpes en la pared. Cuando su cuerpo se relajó Estefanía pregunto a su madre:
—¿Está todo bien verdad mama?
Su madre que no daba crédito a lo sucedido, abrazó a su hija para consolarla. Su padre, mientras, acude a la cocina a por un vaso de agua para aliviar el trago vivido. Desde ese momento, este tipo de ataques y pesadillas se suceden de manera constante. En su último ataque, el más violento, Estefanía expulsaba por la boca espuma y su cuerpo quedó completamente arqueado. Fallece el 14 de Agosto de 1991 en aquella habitación, ante la impotencia de sus padres que rezaban desconsolados. El análisis del médico forense dejo claro un diagnostico, fallecimiento por parada cardiorespiratoria. Aquella casa ya no fue la misma. Pero nuestra historia no acaba aquí. Como si de una broma macabra se tratara y transcurridos unos meses, en la habitación de Estefanía, se vuelven a reproducir gritos y golpes, sus padres desencajados, acuden a la estancia y al encender la luz, todo se paraliza. La familia padre madre y las dos hijas que quedaron del matrimonio durmieron juntos en esa ocasión. Y siguió pasando el tiempo. Y siguieron los fenómenos paranormales sucediéndose. Cenar y que la televisión se encendiera sola en la cocina era ya habitual. La cisterna del baño funcionaba sola y no había nadie aseándose. La situación más compleja se da en el momento en el que su madre, acude al salón una tarde mientras todos hacían sobremesa y su madre, que segundos antes había limpiado el marco y fotografía de su hija, comprueba que ésta, está en el suelo y la foto quemada por combustión espontanea. Sus padres decidieron llamar a la policía el 27 de noviembre de 1992, y se persona en el domicilio un coche patrulla en el que se encuentra el comisario José Pedro Negri y un psicólogo. Al principio los agentes y el comisario no observan nada fuera de lo normal, el psicólogo tampoco, pero al pasar unos minutos, un crucifijo que se encontraba en el dormitorio del matrimonio cae con fuerza al suelo. Una puerta se cierra con virulencia. El comisario, al entrar en la habitación de la fallecida, comienza a notar una bajada de temperatura anormal. Para la policía fue una experiencia muy desagradable, y queda reflejado en el informe policial que el comisario denomina, “El caso Vallecas”. En la actualidad el edificio sigue en pie, lo pueden localizar fácilmente. También se conserva el expediente policial que habla de este caso “expediente Vallecas” con todos sus detalles. En internet pueden encontrar videos y testimonios de sus padres, así como de los nuevos inquilinos que no sienten absolutamente nada de lo antes narrado.
Localización: calle Luis Marín numero 8, barrio de Vallecas.
La casa de los ruidos
Durante los años setenta en el corazón de Madrid, una casa destaco del resto por sus extraños ruidos.
Madrid, Febrero de 1977, Calle del Toboso, planta tercera del nº73. Extraños ruidos y fuertes golpes se oyen sin cesar a cualquier hora del día. Algunos de los testigos presenciales se aventuran a decir que los edificios colindantes se tambalean. Pero, ¿cuál es el motivo que genera estos fenómenos?. Desde ese momento y en adelante, son varias las hipótesis que se manejan. Una de ellas hace referencia al subsuelo de la vivienda, donde dicen hubo escavadas trincheras de la guerra civil y que servían de pasadizo entre el río Manzanares y la plaza de Carabanchel. Otros aseguraban que al final de este pasadizo, existían almacenes de armamento que por sensación térmica de calor pudieran estar explotando sin control. De los explosivos no hubo constancia, si de la galería que accidentalmente salió a la luz con la apertura de un socavón. Muchos lugareños hablaban de las vidas en tránsito de los que fallecieron allí y cuyos gritos se contaban como escalofriantes. Otra teoría se refiere a las obras del metro, en ese momento se construía la conexión entre las estaciones de Oporto y Nuestra Señora de la Valvanera. La tercera y más inquietante se refiere a sus habitantes. Esa casa estaba habitada por un matrimonio humilde y anciano que hace lo que puede para subsistir. Tiene como protagonista su hijo adoptivo Mauricio, que se encuentra en ese momento oyendo los ruidos y golpes con la mirada perdida sin responder a ningún estímulo para volver en sí.