La idea de una universidad. John Henry Newman
de la realidad desde su perspectiva, sugiere una forma de pensamiento divergente.
El cultivo de las actividades mentales de “comprensión”, de “especulación y pensamiento original” y el “hábito de remontarse a los primeros principios de las cosas”, es lo que ahora llamaríamos habilidades cognitivas de orden superior.
El modelo del estudiante que ha recibido esta formación para ser un profesional cristiano comprometido, buen miembro de la sociedad para el servicio de ella, sería nuestro perfil del egresado.
La educación del intelecto para razonar bien en todo asunto, de manera que pueda dirigirse al bien y a la verdad íntegra, resuena en lo que hoy se entendería como la relación entre virtudes intelectuales y morales.
Igualmente se podría argumentar a favor de muchas otras nociones afines que llamamos modernas, pero parecen ser menos originales de lo que creemos en la actualidad.
Sobre el estilo de la obra y su traducción
La lectura del texto original no es tarea fácil. Es un tratado extenso y denso, escrito en una prosa reconocidamente compleja, conforme a la retórica erudita de la época. Esta favorece las oraciones largas y complicadas que se caracterizan por múltiples frases coordinadas, la abundancia de cláusulas relativas subordinadas, insertas de manera reiterada unas dentro de otras. A esto se suma una gran riqueza léxica que comprende términos poco frecuentes y un profuso uso de sinónimos para denotar una misma entidad o cualidad.
A pesar de que los textos fueron editados por el mismo autor antes de su publicación, estos fueron escritos para exponerlos oralmente y todavía acusan algunas de esas características de la oralidad, en especial por las referencias a la audiencia. Se dirige a ella por medio de un discurso dialógico formulado en base a la argumentación y contra argumentación y rico en preguntas retóricas. El uso de estos recursos lingüísticos en su discurso, acompañados de la fuerza del orador, debe haber causado un fuerte impacto en sus oyentes, pero no logran el mismo efecto en forma escrita, sino más bien por el contrario, dificultan su lectura.
Algo propio de sus discursos es la repetición. Reitera una y otra vez las ideas centrales, ya sean parafraseadas o a menudo con las mismas palabras. La explicación radica en que Newman recapitulaba los puntos de los discursos previos, que se distanciaban en el tiempo, para reciclar esas ideas y conectarlas con las nuevas. Este recurso puede hacer tediosa la lectura para quien lo lee en forma continuada. En este caso, a modo de alivianar esta traducción, muchas de estas repeticiones fueron omitidas, pero aun así se percibe esta nota distintiva.
Una de las causas de la dificultad del tratado son las numerosas alusiones ligadas al contexto en que los discursos fueron concebidos: personas, lugares y controversia del momento. Por medio de estas menciones, Newman hacía frente a polémicas de sus días y respondía a críticas y acusaciones de las que fue objeto. Estas referencias se dan en extensas citas y digresiones que ocupan largas secciones del escrito y pueden confundir al lector moderno no familiarizado con esas circunstancias. Por lo mismo algunas fueron omitidas o reseñadas genéricamente a modo de enfocarse en las ideas que el autor deriva de esas situaciones puntuales.
Por todo lo anterior la edición implicó un recorte no menor para extraer las ideas principales. Esta consistió en la revisión, parafraseo o reformulación de muchas oraciones, la reestructuración de la mayoría de los párrafos del texto, la lamentable eliminación de ideas secundarias, la elisión de las referencias culturales o contextuales ya mencionadas, entre otras. Dado que el objetivo era favorecer el contenido por sobre el estilo, se sacrificaron aspectos de su retórica que le dan un especial encanto al texto, tales como comentarios agudos e irónicos –propios del humor flemático inglés– y un discurso directo, que hoy sería tildado de políticamente incorrecto.
Claramente, la pérdida es grande: el estilo de Newman es uno de los más distinguidos de la prosa británica del siglo xix, pero basados en palabras del mismo en el prefacio de su libro, el objetivo del texto no era servir como una pieza de museo de un estilo particular, sino propagar ideas que serían, y han probado ser, claves en el desarrollo de la educación superior católica.
En términos más formales, la traducción respetó las divisiones internas de cada discurso e intentó mantener el uso de las cursivas y comillas del original, dentro de lo que la edición permitió y de la irregularidad en su uso, a veces incluso en un mismo párrafo. Esta arbitrariedad se observa con mayor claridad en ciertos términos que resalta por estos medios para indicar que él les otorga un sentido especial, distinto y en gran medida propio pero sin proporcionar una definición o explicación de lo que él entiende por ellos. La significación que él les asigna se comprende a lo largo de su trabajo a medida que los va desarrollando, pero aún así, con frecuencia se refiere a estas mismas nociones con nombres distintos a los empleados previamente lo que es causa cierta confusión.16
Cabe mencionar si que el texto se escribió según las nuevas normas ortográficas de la Academia Española de la Lengua (2010), que elimina algunos tildes y pone en minúsculas cargos, títulos, disciplinas, carreras, conceptos y nombres comunes de denominaciones que en inglés van normalmente con Mayúscula inicial. Sin embargo, se procuró mantener en Mayúsculas las denominaciones referidas a Dios, aunque en su tratado el mismo Newman no es siempre consistente al uso de ellas.
Con todas las modificaciones y recortes mencionados, el resultado de la edición fue un poco más de un tercio del texto original. Sin embargo, estas se hicieron con el esfuerzo de no excluir ninguna de sus ideas centrales como se aprecia en las páginas que sigue.
Propósito de la traducción
Pese a la notabilidad de su persona y de su obra, este autor inglés es aún poco conocido en el mundo de habla hispana. El contundente contenido académico de sus escritos, puede hoy contribuir a enriquecer el sistema educativo, de tal modo que se valore la adquisición del conocimiento como un fin que contribuye al desarrollo del pensamiento sin que necesariamente proporcione una recompensa inmediata de este arte.
Sus ideas de avanzada para la época, poco comprendida entonces pero tan evidente hoy, le causaron grandes incomprensiones por quienes no entendieron su concepción de vanguardia e incluso por los mismos que le habían asignado la tarea de la fundación de la universidad de Dublín. Sin embargo, han trascendido y la entendemos ahora cuando discutimos muchos de los temas abordados por Newman, que conservan una sorprendente vigencia en nuestros días, tal como en el momento de su publicación. A pesar de la brecha de 150 años que nos separan, numerosas temáticas tratadas en sus discursos resuenan aún con pleno vigor. Si bien su noción de universidad era en esencia católica, la mayoría de los puntos con que argumenta son de aplicación universal, como ha demostrado el respeto y reconocimiento de esta obra en muy variados contextos universitarios
Newman, insaciable buscador de la verdad y fiel seguidor de la conciencia, no se dejó disuadir por las muchas dificultades que encontró su novedoso planteamiento. Desde su santidad y lucidez intelectual, excedió las aspiraciones académicas de su tiempo y con sus cualidades y sobresaliente categoría, fue mas allá de la mera actividad académica, la que puso al servicio de una realidad aún más sublime: la búsqueda de Dios.
Prefacio
IDEAS CLAVES
Definición de universidad – Relación de la universidad con la Iglesia – Motivo del Papa para fundar una universidad – Búsqueda de la buena formación intelectual para la juventud católica – Definición del verdadero cultivo de la mente por medio de la educación liberal – Beneficios del ejercicio y formación del intelecto
En estos discursos se concibe la universidad como un lugar donde se enseña conocimiento17 universal, lo que significa que su objetivo es, por una parte, intelectual y no moral, y por otra, la difusión y expansión del conocimiento por sobre el progreso. Si su meta fuera exclusivamente el descubrimiento científico