La idea de una universidad. John Henry Newman
el conocimiento de la existencia de un dios mediante el testimonio de la historia? ¿No fue él inferido por un proceso inductivo, adquirido por una necesidad metafísica, deseado como una sugerencia de nuestra conciencia? La existencia de Dios es una verdad de orden tanto natural como sobrenatural.
He dicho suficiente con respecto al origen del conocimiento de Dios. Ahora, una vez que se alcanza este conocimiento, ¿cuál es su valor? ¿Es una verdad universal? Digamos que no hay ninguna otra idea religiosa además de esta, y ya es suficiente para rebasar nuestras mentes. La palabra “Dios es una teología en sí misma”; indivisible e inagotable en la vastedad y sencillez de su significado. Admitamos que Dios existe y estaremos introduciendo entre los temas de nuestro conocimiento un hecho que abarca, integra y absorbe todos los otros hechos concebibles. ¿Cómo podemos investigar cualquier otra parte del conocimiento sin adentrarnos en aquello que penetra en todo orden de cosas? Todos los fenómenos convergen en esta verdad; la primera y la última. Parece fácil dividir el conocimiento en humano y divino, en secular y religioso, y decir que nos vamos a referir a uno sin interferir con el otro, pero en realidad es imposible. Es un hecho que la Verdad Divina difiere de la humana y que las verdades humanas difieren entre sí; del mismo modo, el conocimiento del Creador es de un orden distinto al conocimiento de una criatura, así como también la metafísica difiere de la física, de la historia y de la ética. Así, si excluimos y empezamos a despedazar lo divino, pronto comenzaremos a fragmentar la unidad del círculo del conocimiento humano.
“Admitamos que Dios existe y estaremos introduciendo entre los temas de nuestro conocimiento un hecho que abarca, integra y absorbe todos los otros hechos concebibles.”
Hasta aquí me he referido sencillamente a la teología natural, pero está claro que mi argumento es aún más fuerte cuando se trata de la Revelación. Consideremos que la doctrina de la Encarnación es verdad: ¿no es al mismo tiempo un hecho histórico y metafísico? Consideremos también la existencia de los ángeles, ¿no es este conocimiento del mismo tipo que la aseveración del naturalista que admite que millones de seres vivos coexisten en la punta de una aguja?
Quienes creen en la verdad de estos y otros hechos religiosos como creen en la verdad de la ley de gravedad, pero consienten en su exclusión de la universidad, es porque de manera erróneamente consideran que esta no tiene nada que aportar al conocimiento del origen del mundo o del fin del ser humano, o peor aún, que, creyéndolo, no se atreven a reconocerlo.
4.
Esta es la conclusión a la que han llegado incluso mentes claras y lógicas quienes, bajo la influencia de movimientos evangélicos reinantes, consideran equivocadamente que la religión no es más que un sentimiento. Desconocen que, como sostiene la Iglesia católica, la fe es un acto intelectual, cuyo objeto es la verdad y su resultado es el conocimiento. Ellos propagan la idea de que la fe no es la aceptación de la doctrina revelada, no admiten que sea un acto del intelecto, sino que una emoción, un afecto o un gusto que nos relaciona con la fe, la verdad y el conocimiento. La espiritualidad del corazón, como se le llama, que ellos han identificado con la virtud de la fe.
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