Viaja conmigo a Ítaca. Julio Marco Barroso

Viaja conmigo a Ítaca - Julio Marco Barroso


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que revindicar la pausa y la reflexión. Así se creó el movimiento Slow, que reivindica el placer de hacer las cosas despacio y disfrutarlas, de huir de la cultura de las urgencias y la tiranía del tiempo, de buscar la serenidad, el silencio, la reflexión, la conciencia, el equilibrio… Eso es lo que necesitan tu cuerpo y tu mente para dar lo mejor de sí.

      Pero nosotros seguimos acelerados, seguimos corriendo como «pollos sin cabeza».

      La vida es un regalo que hay que saborear lentamente, pero hacemos tantas cosas tontas que no nos queda tiempo para disfrutarla.

      EJERCICIO #1

      Haz una lista de las diez cosas que más te guste hacer… Y ahora pon al lado la fecha de la última vez que las hiciste en el último mes.

      La mayoría de las veces nos sale que más del 50% de las cosas que nos encanta hacer no las hemos hecho hace más de un mes o, peor aún, en muchos meses o años y la razón suele ser: «no tengo tiempo». Pues así es muy difícil ser feliz.

      Un día, la vida va y te da un palo de verdad y entonces reflexionas y te das cuenta de qué es realmente importante y empiezas a valorar las cosas.

      La vida es demasiado corta y demasiado maravillosa como para desperdiciarla corriendo.

      EJERCICIO #2

      Coge la lista de las diez cosas que más te gusta hacer y que no has hecho en los últimos tres meses. Elige una (hay que empezar poco a poco), ponle fecha para empezar de aquí a un mes y empieza ya.

      1 Si hay algo en lo que coinciden todos los «gurús» del management y los grandes directivos, es en dedicar al menos quince minutos al día a pararse y reflexionar. Lo llamamos «la hora mágica», «la hora sagrada», como lo llama Robin Sharmal, o «afilar el hacha» como Stephen Covey. Esto lo trabajo con todos mis clientes y el impacto en sus vidas es brutal.

      2 Los libros más vendidos en Estados Unidos son cuentos para dormir a los niños cuya lectura dura menos de ocho minutos.

      III. El control, la incertidumbre y la dificultad de predecir

      Decía el poeta griego Eurípides de Salamina, hace veinticinco siglos: «lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece»… Y tenía mucha razón. Sin embargo, esta afirmación la lleva muy mal nuestro cerebro porque está programado para nuestra supervivencia, para salvarnos la vida, de modo que, ante una amenaza –física o imaginaria–, decide atacar o salir huyendo.

      A nuestro cerebro le gustan la información, el control, la certidumbre, la estabilidad, lo predecible… y buscamos todo ello desde pequeñitos: los niños ven las películas de Disney cien veces porque les gusta saber lo que va a pasar. Prueba a equivocarte contándoles el cuento que les cuentas todas las noches y verás lo rápido que te corrigen.

      A los seres humanos nos gusta acertar y nos pasamos el día prediciendo para intentar tenerlo todo controlado.

      Fíjate en algunas predicciones famosas para comprobarlo:

       «Esta locura por la radio morirá con el tiempo». Thomas Edison, 1922

       «Hay un mercado mundial de unos cinco ordenadores». Thomas Watson, Chairman IBM, 1943

       «No hay ninguna razón para que una persona tenga un ordenador en su casa». Ken Olsen, Presidente de Digital, 1977

       «64K de memoria deben bastarle a cualquiera». Bill Gates, Presidente de Microsoft, 1981

       «¿A quién le puede interesar que los actores hablen en una película?» H.M. Warner, Presidente de la Warner Bross, 1927

       «Los caballos estarán siempre con nosotros pero los automóviles desaparecerán, pues son solo una moda». Los abogados de Henry Ford en 1903

       «El periodo de vida de la televisión va a ser muy corto. Las familias no pueden divertirse sentándose cada noche delante de una caja de madera». Darryl Zanuck, 20th Century Fox en 1946

      ¿Sabes lo que es un economista? (como soy economista, me puedo meter conmigo mismo). Un economista es «aquel que mañana te explicará por qué lo que dijo ayer que iba a suceder hoy, no ha sucedido». Luego, a toro pasado, somos unos monstruos. «¡¡¡Estaba claro!!!» «¡¡¡Cómo no se dieron cuenta!!!»

      Estamos preparados para explicarlo todo a posteriori, pero no para anticiparlo. Y de ello tenemos montones de ejemplos, como la burbuja tecnológica, la burbuja inmobiliaria, la reciente crisis… A todo este fenómeno hace mención Nassim Nicholas Taleb, un financiero libanés afincado en USA, en su libro El cisne negro.

      ¿Qué es un cisne negro? Pues es un suceso, un fenómeno altamente improbable pero cuya ocurrencia puede tener un impacto extremo. Por ejemplo el 11S, la Primera Guerra Mundial, los cracks bursátiles, las burbujas, un accidente grave…

      Y, ¿por qué se llama así? Pues porque en 1697 se pensaba que todos los cisnes eran blancos hasta que un explorador holandés descubrió en Australia otra especie, el cisne negro, y la trajo a Europa.

      Desestimamos todo lo que es extraordinario y altamente improbable, y que no entra dentro de nuestra lógica. Pero los grandes cambios de la Humanidad se han producido siempre por acontecimientos imprevisibles.

      Como decía K. Popper: «la observación de muchos cisnes blancos no demuestra que todos lo sean». Pero la observación de uno negro demuestra que no todos son blancos…

      Es decir, que la repetición del logro dé buenos resultados no demuestra que nuestra estrategia sea buena; además, nos adormece en la confianza y no nos prepara para una sorpresa desagradable. Esto es lo que podemos denominar «la trampa del éxito» o «la miopía del líder», algo que he podido presenciar muchas veces en mi carrera profesional y que luego he tenido que trabajar con las empresas.

      La incertidumbre siempre existe. No podemos permitir que nuestro pasado programe y controle nuestro presente y nuestro futuro.

      No podemos dar nada por obvio. Tenemos que revisar nuestra estrategia todos los días. Reformular, cuestionarnos. Estar preparados para adaptarnos rápidamente.

      Pero, tranquilos. ¡¡No pasa nada!! Las personas somos muy malas haciendo previsiones pero muy buenas adaptándonos a los nuevos entornos y reinventándonos. Confía en la naturaleza humana y afronta el futuro con tranquilidad.

      Tenemos que aceptar que la incertidumbre y el cambio son inevitables y disfrutar con ello.

      3 Como decía Yogi Berra, el famoso entrenador de béisbol americano: «Es muy difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro».

      IV. El control te controla

      Según el profesor Dilbert de Harvard, los seres humanos llegamos al mundo con pasión por el control y salimos de aquí igual… Y, si lo perdemos, nos sentimos infelices, indefensos, desesperados y deprimidos.

      El control se ha convertido en algo habitual en nuestra sociedad. Todo el mundo quiere controlar a todo el mundo.

      Esto proviene de nuestros ancestros, para quienes no controlar la situación podía significar la muerte.

      Por eso nuestros padres, en su deseo de control y de buscar nuestra seguridad (y la suya), querían para nosotros un trabajo seguro y para toda la vida: una buena oposición, un banco o Telefónica… ¡¡Lo que han cambiado las cosas!!

      ¿Has visto la película El día de la marmota? Un periodista, Phil, revive todos los días las mismas situaciones pues ha quedado atrapado en el tiempo.


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