Ética promiscua. Dossie Easton
actividades con un potencial para reforzar lazos íntimos, mejorar la vida, abrir la conciencia espiritual, incluso cambiar el mundo. Es más, creemos que toda relación sexual consensuada tiene esos potenciales y que cualquier camino erótico, elegido conscientemente y seguido de manera atenta, puede ser una fuerza positiva, creativa en la vida de los individuos y sus comunidades.
Los putones comparten su sexualidad al igual que las personas filantrópicas comparten su dinero: porque tienen mucho para compartir, porque les hace felices hacerlo, porque compartir hace del mundo un lugar mejor. A menudo los putones se encuentran que cuanto más amor y sexo dan, más tienen: un milagro de los panes y los peces en el que la avaricia y la generosidad van de la mano para proveer más para todo el mundo. ¡Imagina vivir en la abundancia sexual!
Sobre ti
Quizá sueñas con mantener varias relaciones sexuales y afectivas a largo plazo. Quizá sueñas con un montón de relaciones de amistad que pueden incluir sexo o no. Quizá la idea de sexo genital no tiene ningún interés para ti, pero aun así quieres crear una relación cálida y cariñosa... o dos o tres. Quizá quieres una relación monógama pero con una monogamia que habéis creado tu pareja y tú acorde a vuestro propios deseos y no el modelo que nos da la sociedad mayoritaria. Quizá no quieres tener pareja, conectando cómo y cuándo tú quieres sin tener que cambiar tu independencia esencial. Quizá quieres ser parte de una pareja que ocasionalmente comparte su cama con una tercera persona mutuamente deseable o que tiene planeado tomarse una noche lejos de la monogamia de vez en cuando. Quizá tu sueño es un trío o un cuarteto o conexiones orgiásticas. Quizá te encanta estar a solas y quieres encontrar maneras de satisfacer tus necesidades sin necesitar a nadie más excepto la ayuda ocasional de algunas de tus amistades o amantes.
O quizá quieres explorar diferentes vías, probar algunas cosas para ver cómo te sientes, ver cuántas maneras de relacionarse puedes encajar en tu ajetreada e interesante vida.
Todas estas posibilidades y cientos más son vías legítimas de ser un putón con principios. Según vayas leyendo el libro, verás que algunas de nuestras ideas encajan bien en la vida que quieres vivir y otras no. Toma lo que quieras y deja el resto. Mientras tú y las personas a quien quieres estéis haciéndolo de manera consensuada, creciendo y cuidándoos, tanto personal como mutuamente, estáis siendo buenos putones con ética. Así que no permitáis que las opiniones de otras personas —incluidas las nuestras— os lleven la contraria.
Tus autoras
Entre nosotras dos representamos un porcentaje bastante grande de toda la diversidad sexual.
Dossie es terapeuta privada en San Francisco, especializada en sexualidades alternativas, relaciones no tradicionales y terapias contra el trauma. Se ha identificado como queer durante más de treinta años, en los que ha ido acumulando las influencias de las comunidades gay y lesbiana, así como de su pasado bisexual. Se comprometió con la sexualidad abierta como un estilo de vida en 1969, cuando nació su hija, y dio su primer taller sobre desaprender los celos en 1973. Ha pasado soltera, más o menos, la mitad de su vida adulta, con familias de compañeras y compañeros de piso, amantes y otras personas de su círculo íntimo. En la actualidad vive con su pareja en las montañas al norte de San Francisco.
Mucha gente recordará a Janet en la primera edición de este libro como Catherine A. Liszt, un seudónimo que usaba cuando sus hijos eran todavía menores de edad. Ahora que han crecido y son independientes, ha vuelto a usar su nombre real. Janet vivió como un putón adolescente en la universidad pero luego intentó la monogamia en un matrimonio heterosexual tradicional durante más de una década. Desde el fin de ese matrimonio, no ha considerado la monogamia como una opción. Mientras que la mayoría de la gente la llamaría bisexual, ella se ve a sí misma como alguien que transgrede los géneros y no entiende cómo se supone que debe funcionar la orientación sexual cuando a veces eres hombre y a veces mujer. Está casada con un biohombre con un género tan flexible como el suyo, lo que es menos complicado de lo que parece. Se gana la vida como escritora, editora y profesora.
Juntas hemos sido amantes, amigas cercanas, coautoras y conspiradoras durante un cuarto de siglo, entrando y saliendo de otras relaciones, casas y proyectos. Las dos somos madres de una prole ya crecida, las dos somos miembros activos en las comunidades bdsm / leather / kink, y las dos nos dedicamos a la creación literaria. Pensamos que somos un excelente ejemplo de qué puede pasar si no intentas meter por la fuerza todas tus relaciones en un modelo monógamo estilo hasta-que-la-muerte-nos-separe.
Aventureras sexuales
Por lo general, el mundo ve a los putones como abyectos, degradados, libertinos, indiscriminados, hastiados, aventureros inmorales, destructivos, fuera de control e impulsados por algún tipo de psicopatología que impide que formen parte de una sana relación monógama.
Ah, claro, y, por supuesto, sin ningún sentido de la ética.
Nosotras nos vemos a nosotras mismas como comprometidas con encontrar un espacio para la sensatez con sexo y relaciones, y liberarnos para disfrutar del sexo y del amor sexual en todas las maneras que podamos encontrar que nos vengan bien. Puede que no sepamos siempre qué nos va a valer sin haberlo probado antes, así que tendemos a ser curiosas y aventureras. Cuando vemos a alguien que nos intriga, nos apetece ser libres para reaccionar y, según exploramos nuestra reacción, para descubrir qué es especial en esta nueva, fascinante persona. Nos gusta relacionarnos con la gente y somos bastante gregarias. Disfrutamos con la compañía de muchos tipos de personas y nos deleitamos con cómo nuestras diferencias expanden nuestros horizontes y nos ofrecen nuevas maneras de ser nosotras mismas.
Los putones tienden a querer un montón de cosas diferentes: distintas maneras de expresarse sexualmente, personas distintas, quizás hombres o mujeres o personas en medio, o un poco de cada. Somos curiosas: ¿qué pasaría si juntáramos la energía de cuatro o cinco personas en un encuentro sexual incandescente? ¿Cómo sería compartir la energía erótica con esa persona que ha sido una de nuestras amistades durante años y años? ¿Qué pasaría si compartiéramos casa con múltiples amistades y amantes? ¿Cómo sería tener intimidad con alguien muy diferente de nosotras?
Por supuesto, cada putón es diferente, con virtudes y defectos y con necesidades y valores distintos. Algunos putones expresamos diferentes partes de nuestra personalidad con distintas personas. Algunos disfrutamos flirteando por el placer de hacerlo. Algunos convertimos el sexo en un arte. Algunos encontramos estas facetas de nuestras vidas tan importantes que la promiscuidad es una parte básica de nuestra identidad, una de las maneras en que nos definimos; mientras que otros entramos y salimos de la promiscuidad de acuerdo con el deseo y las circunstancias.
Los putones no son necesariamente atletas sexuales, aunque la mayoría sí que entrenamos más que la media. Valoramos el sexo, no como una manera de alcanzar récords, sino por el placer que nos da y los buenos ratos que conseguimos compartir con tantas personas maravillosas.
Nos encanta la aventura. La palabra «aventurera» se emplea a veces de manera peyorativa, sugiriendo que una persona aventurera es inmadura, o poco auténtica, que no está realmente dispuesta a madurar y a «sentar la cabeza» en una vida presumiblemente monógama. Pero eso hace que nos preguntemos: ¿Qué problema hay con tener aventuras? ¿No podemos tener aventuras y aun así criar a nuestra prole, comprar una casa y hacer las cosas que consideramos importantes? Por supuesto que podemos; los putones tienen derecho a una hipoteca igual que cualquiera. Nos tiende a gustar que nuestras vidas sean complicadas, y el reto de mantener un trabajo y vida familiar estable mientras descubrimos nuevas personas e ideas es precisamente lo que necesitamos para mantenernos interesados y comprometidos.
Una de las cosas más valiosas que aprendemos de los estilos de vida sexualmente abiertos es que nuestra programación sobre el amor, la intimidad y el sexo puede ser rescrita. Cuando empezamos a cuestionar todas las maneras en que nos han dicho que debíamos ser, podemos empezar a editar y rescribir las grabaciones antiguas. Rompiendo las normas, a la vez nos liberamos y nos empoderamos.
Odiamos el aburrimiento. Somos personas ávidas de experimentar todo lo que la vida tiene que ofrecernos y somos también generosas al compartir lo que tenemos que ofrecer. Nos encanta ser el buen momento que todo el mundo ha tenido.