Antropoceno obsceno. Borja D. Kiza

Antropoceno obsceno - Borja D. Kiza


Скачать книгу
la ville et l’urbain, Desastres urbains. Les villes meurent aussi y Lettres à Thomas More sur son Utopie (et celles qui nous manquent).

      Capitalismo

      ¿Qué es? ¿A qué me refiero cuando escribo la palabra «capitalismo»? ¿Es el sistema? ¿Son los otros? ¿Qué otros? ¿Soy yo? ¿Todo yo? ¿Qué parte de mí? ¿Es una parte de mí y de todos los otros? ¿Siempre? ¿Es una manera de entender el mundo, independientemente de que nuestros actos sean más o menos capitalistas? ¿Es una herramienta en nuestras manos que nos legitima para abusar o es un arma en manos ajenas que nos hace víctimas más vulnerables? ¿Es un chivo expiatorio que nos hemos inventado para no juzgarnos y no encontrarnos a nosotros mismos, todos, culpables? ¿O hay verdaderos culpables e inocentes en el capitalismo? ¿A qué juego cuando digo «capitalismo» y lleno la palabra de connotaciones? ¿Quién soy yo para insinuar que algo es malo, peor que yo, cuando no soy capaz de llegar al fondo de ese «algo» y posiblemente tampoco de mí mismo? Yo, que solo tengo preguntas, que me propongo robar respuestas, ¿soy igual de capitalista que los políticos y los dirigentes de organismos financieros internacionales que aparecen en los «Papeles de Panamá»7 con empresas-pantalla en paraísos fiscales? ¿Una multinacional de 10.000 empleados es capitalismo? ¿Una cooperativa de 400? ¿Una familia que cultiva verduras bio y las vende en los mercados? ¿Un trabajador autónomo? ¿Un jubilado, un parado, un receptor de ayudas sociales? ¿Un niño de Bombay que escarba entre los plásticos para luego venderlos? ¿Cuándo empezó el capitalismo? ¿Cuándo empezó a influir en las capas geológicas de la Tierra? ¿Puede no haber capitalismo? ¿Quiero de verdad que no haya capitalismo? Pero: ¿qué es el «no-capitalismo»? ¿A qué me refiero cuando escribo la palabra «no-capitalismo»?... ¡Aahgg! A veces envidio la capacidad de J de no cuestionarse nada que le resulte incómodo.

      Jean-Pierre Changeux,8 en una conferencia en el cccb de Barcelona sobre «El cerebro aumentado, ¿aliado o enemigo de la especie humana?», relata:

      Diré incluso, para complacerlos, que hace un año escribimos un artículo, que tuvo bastante éxito, en el que el jurado fue extremadamente exigente. Hubo un juez que dijo: «Escuchen, yo no sé qué es la consciencia así que no aceptaré este artículo hasta que la palabra «consciencia» sea eliminada de todo el texto. Entonces, evidentemente, intentamos usar «tratamiento de consciencia», «aceptación de consciencia»..., etc. ¿Qué hicimos al final? Simplemente eliminamos la palabra «consciencia». No tuvimos que cambiar nada más [risas de Changeux]. Al contrario, el texto quedó mejor porque había menos ambigüedad y cuestiones sin respuesta. Por mi parte, lo importante era saber qué examinábamos: el sujeto consciente, despierto, que percibe, por ejemplo, lo que nos decimos unos a otros. ¿Ustedes están conscientes? Quizás al final de la conferencia estén menos conscientes si se duermen en sus sillas pero... Ahora bromeo un poco. Cambiamos de estado de consciencia pero ustedes saben qué significa estar consciente, estar despierto, estar atento, e intentar generar un diálogo. Para nosotros, con eso basta. No necesitamos definiciones muy sofisticadas.

      Quizás debería volver atrás y eliminar todas las veces que la palabra «capitalismo» aparece en el texto. Y confiar en que, con ella, suceda lo mismo que con la consciencia del artículo de Changeux. Para protegerme de los jurados más exigentes, empezando por J. ¿Qué definición mínima de «capitalismo» nos basta para intentar generar un diálogo?

      Jean-Pierre Changeux, un poco antes durante la misma conferencia:

      Lo que importa no es tanto la definición filosófica de la consciencia como el llegar a encontrar los medios para acceder a una investigación científica sobre el tratamiento de la consciencia. Encontrar la manera de tener modelos, protocolos experimentales que permitan examinarla… Les he mostrado un ejemplo simple de enmascaramiento. Creo que es así como se... [inaudible]. Yo no tengo la pretensión de resolver todos los problemas que plantea la consciencia.

      Antes de caer en el ridículo, más me vale liberarme, como Changeux, de la pretensión de resolver todos los problemas que plantea el astuto capitalismo; y conformarme modestamente, si tengo suerte, con hacer ver a mi amigo su papel en el Antropoceno analizando solo algunos de ellos.

      Los ricos

      Ser rico no es tener mucho. Tampoco el tópico hipócrita de «necesitar poco» —quienes lo predican no suelen vivir en la austeridad y lo olvidan segundos después de haberse enjuagado con él la boca. Ser rico es tener más de lo que se necesita. Como todo, ser rico es relativo. Para hacerse rico hay dos vías (o tres: si se aplican las dos siguientes a la vez). A: ocuparse de tener más. B: ocuparse de necesitar menos. En estos tiempos, posiblemente, la más efectiva para la mayoría es la reducción profunda de las necesidades.

      Ser de verdad rico no es solo necesitar menos de lo que se tiene. No se trata de vivir la vida de una planta, sino de utilizar todos los recursos económicos, temporales, mentales, emocionales... que este «necesitar menos» libera para acercarse a un buen fin. El que uno quiera. Ser rico es ser libre. La mayoría de humanos nace socio-culturalmente prisionera. Hacerse rico es liberarse.

      Ser rico es estar satisfecho. Un poquito más que satisfecho. Es sentirse privilegiado. Es alcanzar esa sensación y conservar la ilusión de que durará para siempre.

      Ser feliz es sentirse privilegiado sin sentirse culpable.

      

      (Nota: primeras ideas que me vienen a la cabeza libres por fin de la frustrante forma de pregunta, lo cual no significa, en absoluto, que sean ciertas. Además: preguntarle a J cuando menos se lo espere, cuál es el buen fin de su vida, más allá de divertirse como un niño.)

      (Una buena parte de) la clase media

      Vuelvo a Christian Schwägerl, La era del hombre: ¿destruir o replantear? La época decisiva de nuestro planeta:

      La clase media occidental es, entonces, sin duda, el mayor motor del Antropoceno y de sus batallas, y esto incluso si ella no ocupa los puestos centrales de mando de la producción de necesidades, incluso si los rendimientos no afluyen en su dirección. […] Detrás del estilo de vida occidental se encuentra el más potente movimiento ciudadano que jamás haya existido: la clase media mundial. Ella está altamente educada, posee un fuerte poder de compra y una fuerte influencia política.

      Miro a mi alrededor y veo (una buena parte de) la clase media hoy en Europa: personas que basculan hacia las clases medias-bajas o bajas. Succionadas por el paro. Precariedad creciente.

      Veo, también, un descalabro contenido. Un paracaídas frena, en parte, la caída de esta clase media: padres de clase media al final de sus carreras o abuelos retirados que ayudan económicamente a sus hijos y nietos.

      Veo el agujero en el paracaídas: dinero entregado y gastado hoy que las jóvenes clases medias no recibirán en futuras herencias. Sin entrar en la justicia o injusticia de que la riqueza se transmita de generación en generación, veo: ahorros de vieja clase media que se cuelan como el aire por el agujero de la urgencia. Destinados a pagar alquileres, comida, ropa, médicos... hoy. Dinero que la joven clase media ya no recibirá ni podrá utilizar mañana para influenciar el mundo según sus propias nuevas visiones.

      Sobre el paracaídas agujereado: el aspirador. Cubrir necesidades urgentes en vez de utópicas. Bajo el paracaídas: dinero menguante ganado ayer y guardado para mañana pero succionado hoy. Junto a recursos mentales, salud, tiempo, fuerza anímica...

      El agujero: un «accidente económico» que drena el presente. Desmiente el pasado. Y compromete el futuro. De (una buena parte de) la clase media.

      En el fondo, lo que veo: el vaciado de la clase media. Gripar «el mayor motor del Antropoceno y sus batallas». Inmovilizar el «más potente movimiento ciudadano que jamás haya existido». Debilitar en lo posible el cambio. Lo anoto con mis toscas palabras. Y de verdad que intento no enfadarme. Voy a por un vaso de agua. Y, en la cocina, me pregunto: ¿cómo coser la cuchillada que nos dieron en la tela del paracaídas? ¿O habría simplemente que devolverla?

      

      (Nota:


Скачать книгу