El almacén de los recuerdos. Denise Arredondo

El almacén de los recuerdos - Denise Arredondo


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llegan, porque nunca sé exactamente qué decir, qué decirte, pero hoy creo que sí. Hoy siento que tengo las palabras justas, las conexiones correctas.

      Y para empezar esta carta de amor quiero decirte que te amo, te amo, sí, te amo. Y en verdad no sé qué tan grande es esa palabra, pero al parecer tiene mucho poder. Yo no sé si con decirte solamente “te amo” estoy satisfecha, si con decir solo “te amo” completo la lista interminable de sentimientos que tengo por vos, si con decir “te amo” ya te estoy diciendo todo.

      Sí, yo sé que te amo, pero siento mucho más que un solo “te amo”, tengo una ola de sentimientos por vos, tengo una mezcla de palabras, tengo conexiones incorrectas o correctas, no sé, francamente ya no sé.

      En parte quizá eso sea el amor, no saber. No saber lo que sentimos, lo que estamos llevando dentro de nosotros, no distinguir algunos sentimientos, no comprender exactamente lo que es, lo que uno siente. Y nunca se encuentra algo justo, algo con exactitud que tenga el mismo valor, el mismo significado de lo que uno lleva dentro.

      Porque yo te miro, y Dios, el mundo se me paraliza, se me rompen todos los esquemas, hacés un revuelo en todo lo que llevo dentro, te miro y comprendo que estando con vos no hay nada ni nadie que necesite más. Porque me das amor, calma, vida, la felicidad misma en unas manos, un universo entero con tan solo rozar tus labios.

      Nunca creí amar de esta manera, nunca creí encontrar unas manos que con tan solo un roce me hagan estremecer, jamás imaginé algo así, una vida repartida en dos, transformada en un nosotros.

      Pero el primer día en que te vi sinceramente sentí que todo esto era nuevo, que algo más se aproximaba, algo más que una sonrisa, una mirada y unas palabras.

      Y el tiempo me fue dando la razón, no quedaron solo las miradas y las sonrisas en ese momento, sino que se multiplicaron y se transformaron en un recuerdo, nuestro recuerdo, y recorrimos un camino, lo llenamos de nuestra vida. (Ya no sé lo que es vivir si vos no estás acá).

      Hay un poco de nostalgia en escribirte todo esto, porque empiezo a recordar el largo trayecto que hicimos juntos y me doy cuenta de que en verdad no puedo pedir más.

      Fui feliz, y soy feliz desde que estás junto a mí, desde ese agosto cuando te empezaste a interesar por mí. Fui feliz, soy feliz y seré feliz mientras mantengamos este amor intacto, estas flores sin marchitar.

      Es que me diste color, pintaste todos mis días grises, me borraste tristezas y poco a poco te llevaste todo lo malo de mí, lo desechaste, lo volviste útil, bien indispensable.

      Es tan hermoso el amor cuando es de esta manera, cuando es sin límites, sin ataduras, cuando es libre de sentir y de poder ser escuchado y expresado.

      Quiero terminar esto diciendo que te amo, pero como te dije en un principio, no sé qué tan fuerte y qué tan poderosa sea esa palabra, pero parece tener mucho significado. Y si decir “te amo” es regalarte todas las estrellas, la luna, el sol, la vida, mis manos, mi amor, si es que es todo eso y más, entonces sí, te amo. Pero siempre recordá que te amo más de lo que alguna vez llegue a imaginar.

      ***

      ¿Y si te bajaba la luna?

      Noches de tristezas, ahogadas en un llanto permanente.

      Noche sin luz.

      Noche sin vos.

      Noches nostálgicas queriendo volver a ser lo que fuimos una vez.

      Noches sin mí.

      Noches sin nosotros, ahuyentando recuerdos, recuerdos dolorosos que no tienen olvido entre nosotros dos.

      Noches y noches.

      Noches enteras tratando de bajarte la luna, noches enteras tratando de entregarte las estrellas.

      —¿Y si la luna te hubiese bajado?

      —Nadie puede bajar la luna, Juan.

      —No, no estás entendiendo. ¿Y si la luna te hubiese bajado?

      —No estás entendiendo vos, Juan. Nadie puede bajar la luna.

      —Pero si yo, si yo hubiese sido la persona correcta que una vez supo bajar la luna, ¿te hubieses ido? ¿O ahora te quedarías aquí conmigo?–Solo hubo más silencio que antes.

      Nadie se queda por más que le bajemos la luna, las estrellas, el arcoíris, no sé. Nadie se queda, porque cuando el amor se acaba, todo se va con él. Se termina todo, el desamor arranca con todas nuestras partes y con todo lo que supimos dar alguna vez.

      Cuando el amor se va ya nada queda por hacer, por más que uno llore mil ríos, se pase noches enteras esperando un mensaje de regreso, cuando el amor se va, solamente se va. Es lo más trágico ser preso de un amor que se fue, porque pasas noches en vela esperando, rezando, pensando que el otro va a volver, pero no será así, porque su amor se apagó y ya nuestra chispa no sirve para encenderlo, porque ahora le pertenece a otra chispa de amor.

      Cuando el amor se acaba te quedás así, como Juan. Te quedás pensando todo lo que pudo pasar, si hubiésemos podido bajar la luna, entregar las estrellas, visitar el arcoíris, observar el sol sin que lastime. Te quedás así, maquinando, maquinando por un amor que ya encontró una estación, por un amor que ya tiene otra luz, por un amor que no va a recordar que una vez le quisimos bajar la luna con tal de que se quede en nuestros brazos, aunque sea cinco minutos más. El amor es así, no importa qué tanto tengas para dar, o qué tanto quieras dar. Cuando el amor se apaga ya nada puede más, solo te quedan noches tristes que transitar y olvidar que una vez la luna quisimos por alguien bajar.

      ***

      Lía y Gabriel

      —No sé cómo olvidar, no sé cómo no recordar más. ¿Cómo se hace, Nora, cómo se hace para olvidar un amor?

      —Ay, pequeña, aún te queda mucho para aprender, los amores no se olvidan. Es prácticamente imposible olvidar un amor, por más que uno tenga una catarsis de emociones, le rece a Dios, cuente horas para que el infierno de no ser amado termine, por más que hagas todo eso y más, un amor jamás se olvida. Un amor es sencillamente reemplazado por otro y se guardan los sentimientos en un cajón, que es conocido como “el almacén de los recuerdos”. Ahí, vos vas a poder visitar cuando quieras a ese amor, o simplemente hacer de cuenta que no existen memorias que los conecten, que ahí solo se queda algo que no puede ser nunca más tocado.

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