Porno feminista. Группа авторов
los orgasmos independientes de las mujeres de modo que pudiéramos volver a una vida plena y real.
Mis talleres Bodysex estaban teniendo buena acogida, así que decidí grabar uno. No se puede superar la imagen en movimiento: es una oportunidad de dar a las personas imágenes de qué puede ser el sexo. La mejor manera de aprender es descubrir qué está pasando con todos los demás. Mi novia y yo usamos una cámara de vídeo casera, y me llevó dos años editar la grabación con dos engorrosos aparatos de vídeo. Mis películas fueron automáticamente etiquetadas como porno, porque si ves un coño o un pene, es porno. Pero no puedes educar sobre el sexo sin ser explícito, así que de nuevo me encontré aceptando el papel de pornógrafa.
Con anterioridad a internet, cada vez que decía «masturbación» la gente se reía a carcajadas o miraba sonrojada mientras intentaba cambiar rápidamente de tema. Mis artículos para revistas se cancelaban y las entrevistas para televisión acababan en el suelo de la sala de montaje. La base de la represión sexual es la prohibición de la masturbación durante la infancia. Esta humilde actividad es la base de toda la sexualidad humana. Internet fue el primer lugar de mi larga carrera donde no se me censuró.
Grant, mi antiguo amante, se encargó de mi primera página web. Al final se le reconoció legalmente que estaba ciego: trabajaba con una lupa, acercando la nariz a escasos dos dedos de la pantalla. Cuando uní mis fuerzas con las de la graduada en leyes y friki de la informática Carlin Ross, creamos una página web. Creo firmemente que una vez que Grant conoció a Carlin fue capaz de abandonar su deshecho cuerpo. Llegó a su ochenta y seis cumpleaños, murió orgulloso con las botas puestas y con la siguiente actualización de mi sitio web guardada en su disco duro. Aún hoy le echo muchísimo de menos. Tuvimos la historia de amor/odio más apasionada del siglo.
Carlin y yo ofrecemos información sexual gratuita y accesible, tanto visual como escrita, para hombres y para mujeres. Llamamos a los clips en los que mostramos habilidades sexuales «El nuevo porno». La educación sexual debe ser entretenida, no académica, seca, aburrida o acartonada. No tengo miedo de la palabra porno. Si la gente quiere llamar porno a mi material educativo sexual explícito, pues abracemos la palabra. Tienes que ser el nuevo porno, el porno que tú quieres ver. Aunque es cierto que mucha de la pornografía que hay por ahí es bastante zafia, aun así funciona; a la gente le pone. Para mí, lo que más me excita es tener conmigo a alguien totalmente orgásmico, no alguien que finge o actúa. Todos reconocemos lo auténtico cuando sucede; los orgasmos auténticos son inconfundibles. Soy una feminista sex-positive, liberando a las mujeres de orgasmo en orgasmo.
Nuestro sitio web representa una nueva política sexual feminista que va mucho más allá del cualquier victimismo por violación o abuso sexual. Representamos un feminismo orgásmico: un nuevo movimiento de mujeres que hemos tomado el control de nuestra vida sexual, y que nos atrevemos a diseñarla de la forma que nosotras elijamos, seamos hetero, bi, lesbianas o una combinación de todo ello, y que podemos disfrutar de nuestros cuerpos de cualquier manera que queramos.
Desde hace poco me encanta responder preguntas sobre sexo, de forma gratuita, de todo tipo de mujeres: jóvenes, de mediana edad, mayores… además de las de chicos y hombres. Estoy aprendiendo mucho sobre las preocupaciones y problemas sexuales de los estadounidenses y de gente de todo el mundo. Os voy a decir una cosa: la sexualidad está en problemas. Las mujeres jóvenes de hoy no saben ni qué es un orgasmo, ni cuándo, dónde o cómo se alcanza. Muchas de ellas han crecido sin ningún tipo de masturbación infantil, gracias a la creciente influencia de la religión y de la censura de la información sexual. Sin acceso a una educación sexual adecuada, el porno ha sido su principal fuente de educación sexual. El problema aquí es que el porno al que es más fácil acceder es básicamente entretenimiento para hombres. Una joven me dijo que estaba segura de que nunca había tenido un orgasmo porque nunca había eyaculado. Por desgracia, el punto g se ha convertido en el nuevo nombre de los orgasmos vaginales. Es desafortunado porque solo un pequeño porcentaje de las mujeres eyaculan al experimentar un orgasmo. Escribí mi primer libro para ayudar a esas pocas mujeres y que supieran que esta respuesta era natural. Ahora tenemos un país en el que las jóvenes están intentando aprender a eyacular.
Algunos amigos bienintencionados me sugieren que deje de usar la palabra «feminista» y quizá todo el concepto, porque el feminismo está «pasado de moda». Las jóvenes de hoy han perdido el interés en el feminismo porque piensan que es antisexo y que todas las feministas odian a los hombres. Os voy a decir una cosa, amigas. Eso es exactamente lo que quienes están en el poder quieren que pensemos, eso es lo que quieren que hagamos. Feminista se ha convertido en un insulto, y yo quiero salvar la palabra, revivirla. Quiero que feminista quiera decir una mujer que sabe lo que quiere en la cama y lo consigue. Quiero que los tíos digan: «¡Tengo que conseguir follar con una feminista!».
A mis ochenta y dos años he decidido hacer un documental basado en los talleres Bodysex. En cierto sentido, estoy volviendo al principio, a documentar el corazón de mi trabajo. El círculo de masturbación solo para mujeres es mi círculo de costura. «¿Cómo te sientes sobre tu cuerpo y sobre tu orgasmo?» es una pregunta que todavía merece la pena hacerse, y la conversación resultante aún merece la pena tenerla. Estamos aquí para escuchar y rendir homenaje a la historia personal de todas las mujeres. Celebramos nuestros orgasmos independientes, con acompañante o sin acompañante.
Esta vez se grabará profesionalmente con un equipo de expertos y mejor calidad de iluminación y sonido. Quiero documentar esto con la consideración que merece, de modo que pueda abandonar este mundo feliz, sabiendo que este increíble taller, diseñado por las primeras mujeres que asistieron, quedará capturado para que todo el mundo lo vea. Será mi más brillante obra de arte, mi Capilla Sixtina. Ahora tengo el valor de ser la vieja Anciana de la película. Estoy dispuesta a ser un ejemplo para los mayores que están renunciando al sexo demasiado pronto. Después de todo, ¡mi viejo cuerpo todavía puede ver, oír, comer, beber, reír, hablar, andar, cantar, bailar, cagar, masturbarse, follar, crear, dibujar, escribir y tener orgasmos!
En mi corazón, creo que las mujeres y chicas no podrán tener automotivación y serenidad si no pueden proporcionarse orgasmos a sí mismas. Si dependen de otra persona para su placer sexual, son víctimas potenciales de lo que sea que la sociedad venda como «normal». La masturbación es
una meditación sobre el amor propio. Es esencial. El feminismo sex-positive está vivo y coleando, y sí que vamos a cambiar el mundo. Es solo que va a llevarnos algo más de tiempo de lo que esperábamos. ¡Viva la vulva!1
1. En español en el original.
2. El nacimiento de la crítica cinematográfica del porno
susie bright ha reunido su legado sobre debate y crítica pornográfica en su último libro: Susie Bright’s Erotic Screen: The Golden Hardcore & the Shimmering Dyke-Core. Es la autora de los superventas estadounidenses Full Exposure y The Sexual State of the Union, además de su autobiografía, Big Sex Little Death. Es la presentadora de In Bed With Susie Bright, de Audible, el programa de sexualidad que lleva más tiempo emitiéndose. Bright fue co-fundadora y editora de la revista On Our Backs y la primera periodista en cubrir el cine erótico y el negocio del porno dentro de la prensa convencional. Es una de las progenitoras del movimiento sex positive, a favor de una visión positiva de la sexualidad. Bright fue la primera persona en impartir una asignatura universitaria sobre pornografía, y cristalizó la duradera influencia sexual de su figura y escritos en películas como Bound y The Celluloid Closet, además de aparecer como ella misma, «la famosa escritora feminista sobre sexo», en la serie A dos metros bajo tierra.
En 1986, Jack Heidenry me contrató para escribir en Penthouse Forum, un diario de tamaño bolsillo que, en su apogeo, publicaba el magnate del porno Bob Guccione. Yo no tenía ni idea de que el plan de Jack fuera tan experimental. Lo único que sabía era que nunca antes me habían pagado por escribir profesionalmente, aunque había trabajado sin cesar en periódicos y revistas desde mi adolescencia, incluyendo una que consiguió que me expulsaran temporalmente del instituto por difundir información sobre anticonceptivos. Mi primera «columna de asesoramiento sexual» la escribí para una revista