La cuestión del sujeto político decolonial en el Ecuador de la Revolución Ciudadana. Giacomo Finzi

La cuestión del sujeto político decolonial en el Ecuador de la Revolución Ciudadana - Giacomo Finzi


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económicos y políticos locales y localistas con tendencias regionalistas –por la influencia y el peso de las élites regionales como, por ejemplo, las élites guayaquileñas, quiteñas y cuencanas–1, mientras que la sociedad civil –por lo menos desde el auge del neoliberalismo– ha ejercido un papel muy importante de control y sanción sobre la sociedad política, cuyas expresiones mayores han sido los levantamientos y los derrocamientos de tres presidentes.

      Un estudio preliminar de la plataforma programática de Alianza PAIS podría demostrar la intención de ampliar la noción de Estado y transformarlo radicalmente como organización, sin reducirlo a la maquina estatal –extremamente debilitada y casi aniquilada como consecuencia de años de reformas estructurales y neoliberalismo salvaje– y extendiéndolo a sectores de la sociedad civil. Lo anterior, al favorecer mecanismos de participación ciudadana y a través del partido-Estado, pretende formar un nuevo bloque histórico, capaz de proponerse como alternativa válida a la partidocracia tradicional y al bloque de poder dominante preexistente.

      Según Antonio Gramsci, estructura y superestructura componen el bloque histórico como base material e ideología, como contenido económico-social y forma ético-política. Las clases subalternas llegan a las fases superiores de su desarrollo por cuanto consiguen autonomía frente a las clases dominantes y obtienen la adhesión de otros grupos políticos aliados. Esa adhesión se alcanza en la medida en que desarrollan una contrahegemonía que cuestiona la visión del mundo, los modos de vivir y de pensar que las clases dominantes han logrado expandir entre vastos sectores sociales. Así, la nota distintiva es el quiebre de las jerarquías sociales, de las relaciones cristalizadas de mando y obediencia, de la división entre ciudad y campo, entre intelectuales y simples y entre Estado y sociedad civil.

      Se apunta a la subsunción en la futura sociedad regulada, superación definitiva del Estado-clase en el plano político, reforma económica y reforma intelectual y moral. Así, el cambio de poder político y la construcción hegemónica parecen convertirse en pares en vinculación compleja, pero que no pueden realizarse uno sin el otro. En el pensamiento gramsciano, la creación de un nuevo bloque histórico no puede subsumirse en una política de alianzas, sino que entraña la construcción de una nueva totalidad social, en la que se revolucionen las fuerzas materiales y las superestructuras, con los intelectuales en un papel de soldadura de ese nuevo bloque, cuya configuración marca el inicio de un nuevo periodo histórico (Campione, 2007, pp. 43-45).

      Observando el manifiesto programático con el cual Rafael Correa se presentó a las elecciones generales de octubre de 2006, se pueden notar los principales ejes que podrían presuponer la construcción del Estado ampliado. Las llamadas cinco revoluciones se proponían así: una revolución constitucional y democrática; una revolución ética; una revolución económica y productiva; una revolución educativa y de salud; y una revolución por la dignidad, la soberanía y la integración latinoamericana2. Cada uno de estos componentes tenía como eje central la redefinición del papel del Estado, junto con su reconfiguración en relación con el modelo económico y los sujetos políticos, a través de su refundación. Sin embargo, como considera el profesor Francisco Muñoz Jaramillo3,

      es necesario establecer la diferencia entre la retórica discursiva que tiene Alianza PAIS y que [me] parece fundamentada en sus propuestas originales, las famosas cinco tesis que tiene, que le da lugar a la presidencia a Correa [elecciones de 2006] y a todos los demás, de lo que es la realidad de las cosas, sobre todo, en relación con la forma de Estado. [Creo que] esta diferencia es fundamental y que debe llevar a caracterizar y desmenuzar el uso del discurso de Correa que está lleno de retórica y lo que son las acciones prácticas que fueron desarrollando durante los diez años y cambiando algunas cosas del Estado, la forma del Estado. (Francisco Muñoz, entrevista con el autor, 14 de julio de 2017)

      En efecto, en este capítulo se analizará el tipo de Estado que los gobiernos de Alianza PAIS efectivamente construyeron, con cuáles objetivos y, finalmente, qué consecuencias implicó para la acción de los movimientos sociales y la sociedad ecuatoriana en su conjunto.

      Muy relacionado con lo anterior, cabe mencionar la pertinencia en el pensamiento gramsciano del concepto de hegemonía:

      La hegemonía se expresa, por tanto, como predominio en el campo intelectual y moral, diferente del dominio en el que se encarna el momento de la coerción. Pero esa dirección tiene raíces en la base, componentes materiales junto a los espirituales: no hay hegemonía sin base estructural, la clase hegemónica debe ser una clase principal de la estructura de la sociedad, que pueda aparecer como la clase progresiva que realiza los intereses de toda la sociedad. (Campione, 2007, p. 76)

      Antonio Gramsci no es el primero ni el único intelectual marxista que ha considerado el término hegemonía en sus teorizaciones. Según el análisis de Perry Anderson, en su texto Las antinomias de Antonio Gramsci (1981, pp. 32-34), el término hegemonía se venía utilizando desde los tiempos de la Primera Internacional Comunista de 1864. El propio Lenin había reflexionado sobre este concepto. Sin embargo, entre Gramsci y Lenin hay algunas diferencias fundamentales en la concepción del término: según el estudioso gramsciano Hugues Portelli, en su texto Gramsci y el bloque histórico, Gramsci da preeminencia a la dirección cultural e ideológica, mientras que Lenin privilegia la conducción política y militar.

      En este sentido, y también para los objetivos que se propone el presente estudio, en el análisis del concepto de hegemonía se considerará mayormente su aspecto superestructural, en el que prima el mundo de las ideas, lo ideológico, lo cultural, lo jurídico, lo ético y lo político; en pocas palabras, lo que Atilio Borón (2008) ha definido frecuentemente como la batalla de ideas.

      Naturalmente, el estudio de la hegemonía, en relación con el proceso ecuatoriano de la Revolución Ciudadana, no se limitará al componente de la superestructura, sino que tratará de caracterizar su base material, es decir, el modo de producción y la organización social de la economía (mundo del trabajo, relación capital-trabajo, capital-naturaleza). Por esta razón, en el capítulo 2 del presente trabajo se dará mayor espacio a los efectos sobre la base estructural y, en particular, a las transformaciones en el sistema de acumulación. Por su parte, estudiaremos la hegemonía de Alianza PAIS y los sujetos políticos decoloniales, aun para analizar cómo estos se (des)articulan.

      Muy frecuentemente se asocia el neoliberalismo con algunas doctrinas y policies económicas. Por ejemplo, en el caso del Consenso de Washington, se implementa una serie de políticas de liberalización de la economía: las llamadas políticas de ajustes estructurales de primera, segunda y tercera generación. Normalmente, se asocian a esta fórmula unas policies específicas y miradas que los gobiernos de esta tendencia política y económica implementan: en lo específico, se trata de una serie de medidas económicas, como un plan de reducción del déficit y de la deuda, la privatización de las empresas públicas, la desregulación de las industrias clave, y la liberalización del sector comercial y financiero. En particular,

      las reformas de primera generación introducen la liberalización de los mercados internos, la apertura externa de la economía, las privatizaciones y la flexibilización de los mercados laborales. Las de segunda generación imponen políticas sociales focalizadas (subsidios a los sectores más frágiles) y las de tercera, concesiones de los servicios públicos, autonomía del poder judicial y descentralización. (Acosta, 2006, p. 231)

      Si bien es cierto que estas medidas económicas constituyen elementos cruciales para introducir y fomentar el orden neoliberal y, contemporáneamente, son parte de él, no representan su esencia. Por ello, en este estudio se considerará al neoliberalismo como un concepto más complejo y más amplio, que no puede ser reducido a un simple modo de producción económico o a un mero programa económico –si bien estos son algunos de sus elementos orgánicos–. Como dijo el mismo Friedrich


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