Exiting. Leonardo Glikin
quedó en manos de mi yerno, y yo ocupo todo mi día en la quinta. Silbando, escuchando música, decidiendo qué es lo que voy a plantar. A la tarde, hago la siesta con una tranquilidad que no tenia cuando manejaba el negocio… y una vez por mes, participo en una reunión donde mi yerno nos explica, a mí, a mi señora, y a todas mis hijas, cómo va evolucionando el negocio.
Mire, yo siempre hice lo que me gustaba. Para mí, hacer piezas únicas de tornería, encontrar soluciones a los pedidos de los clientes, mandar a fabricar matrices, fue siempre un placer. Pero llega un momento en que se debe dejar lugar a la juventud, y entonces seguir haciendo, pero en otro ámbito. Con menos exigencias.
Norberto encontró una salida que le resulta muy cómoda.
Si somos capaces de observar profundamente nuestra realidad, cada uno de nosotros tiene, además de su proyecto empresarial, otros intereses en la vida. Se trata de sacarlos a la luz, y poder ejecutarlos con la misma pasión que hemos invertido alguna vez en la empresa.
Cambios en la relación con una actividad no querida
Mi mamá era práctica contable en este pueblo, y me obligó a seguir Ciencias Económicas. A mí me habría gustado ser actor, pero no tuve opción. Cuando me recibí, me incorporé al Estudio. Por suerte, creció mucho desde que yo entré a trabajar aquí, pero nunca tuve la libertad de manejar la organización. Así es como, cuando falleció mi mamá, me encontré con que yo tenía una suerte de obligación de mantener a las tres mujeres que trabajaban con nosotros. Ninguna demasiado profesional. Hoy siento que es como tener a mis tías en mi lugar de trabajo.
Cuánto malestar expresa Darío J. A los 52 años, se dio cuenta de que no tiene espacio mental para seguir ejerciendo una profesión que no ama. Siente que ya cumplió. Viene a la consulta para analizar cuál es la mejor manera de proteger a “las tías”, y, al mismo tiempo, usar su libertad, su energía, y probablemente su talento, para encarar esa “asignatura pendiente” con el teatro.
Desde ya, las estrategias para el exiting son diferentes cuando el empresario aborrece su actividad, y cuando obtiene placer de su actividad.
En cualquier caso, la posibilidad de pensar la salida ofrece una oportunidad para relacionarse con la actividad de la manera mas gratificante que resulte posible.
Beneficio de preservar los aspectos queridos de una actividad
Hace unos años, Daniel J., el hijo mayor de un conocido abogado y empresario, me convocó para que lo ayudara a resolver lo que él entendía era una situación de grave riesgo: su padre, a los 80 años, no estaba dispuesto a dejar de ir a trabajar a la empresa. Si bien había cedido el capital a sus cuatro hijos, y había organizado el sistema de toma de decisiones, don Gabriel seguía asistiendo diariamente a la empresa y se había reservado en forma exclusiva el manejo de las situaciones conflictivas.
Después de la descripción que Daniel me había hecho de su padre, yo me esmeré por caerle bien. De su buena relación conmigo dependía, en definitiva, que este hombre decidiera retirarse, y dejar el control total de la empresa en manos de sus hijos.
−Lo felicito por la pintura –le dije mientras le daba la mano, en un ambiente dominado por un desnudo impactante..
−Ah, gracias, pero yo de pintura no entiendo nada –me contestó– de lo que entiendo es de mujeres.
Así empezó nuestro diálogo. Y siguió con una lección de estrategia, que me brindó don Gabriel al explicarme por qué era tan “lento” en la comunicación con los proveedores, y por qué les escribía las cartas para enviarlas por correo, en lugar de usar Internet.
−Son muchachos muy engreídos, los jefes de ventas de nuestros proveedores. Cuando yo les demuestro que llegué antes, y que mi relación es anterior a su lugar en la empresa, consigo que nos respeten un poco más.
Llegué a la conclusión de que los temores de Daniel eran infundados, en cuanto al riesgo de que su padre tuviera el pensamiento lentificado, o no estuviera a la altura de los desafíos del presente. Por el contrario, tuve la sensación de que estábamos frente a una persona extremadamente lúcida, de la que todos podíamos aprender. Pero el problema era que, desde la visión de Daniel y sus hermanos, nada quedaba por aprender de su padre.
Por lo tanto, nuestro trabajo consistió en demostrar cuánto valor había en la sabiduría de don Gabriel, y en entrenar a sus hijos para poder recibirla y valorarla, sin el prejuicio de que, por ser el padre, y de avanzada edad, ya nada tenía para aportar a la empresa.
Don Gabriel obtenía mucho placer de la empresa, y de su sensación de seguir haciendo aportes de valor, después de una vida de éxitos.
Los beneficios de pensar en la salida
Hace poco entrevisté a todo el personal superior de una excelente empresa de transportes. Cuando les preguntaba cómo se veían dentro de cinco años, el aplomo que la mayoría había evidenciado hasta ese momento se desvanecía. Miradas perdidas, respiración profunda, expresiones balbuceantes conformaban la imagen corporal de la incertidumbre.
Alguno de ellos, finalmente, logró verbalizar lo que los inquietaba: “Los dueños están grandes, así que no sabemos qué puede pasar…” Con esa información en mi poder, traté de indagar en profundidad. El tema no se hablaba de manera abierta, porque nadie quería que los dueños se ofendieran por una mención a su edad. Cualquier presencia externa (por ejemplo de un consultor, de un nuevo proveedor o de un cliente desconocido) era vivida como una amenaza, porque, ante la falta de comunicación, el personal tendía a imaginar de inmediato que se estaba negociando “algo” respecto de la empresa, a sus espaldas. Esta falta de información los llevó a vivir sin proyectos, sintiéndose a la deriva y a la espera de una decisión de los dueños, que podría, en cualquier momento, dejarlos en la calle.
Fue muy interesante ver el cambio de actitud y la seguridad que fueron ganando todos cuando advirtieron que yo no estaba ahí en representación de algún comprador desconocido, dispuesto a prescindir de ellos, sino que, por el contrario, yo estaba allí para ayudar a los dueños en un proceso de exiting, en el cual el personal no sería considerado un pasivo del que hay que desprenderse, sino, justamente, un valioso activo a conservar… probablemente, una de las fuentes de valor más importantes de la empresa.
Esto les permitió sentirse incluidos, y saber que, aún cuando la empresa se vendiera a terceros, ellos formarían parte del proyecto.
En general, poder pensar en la salida nos ayuda a mirar la organización con ojos diferentes y ordenar, de una manera nueva y efectiva, factores que muchas veces están gobernados por la historia, pero no por las necesidades del presente.
En conclusión: el sólo hecho de incluir el exiting como una de las alternativas posibles, ayuda a repensar la empresa y encontrar nuevas soluciones a viejos problemas.
¿Cuáles son los posibles beneficios en su empresa y en su familia?
Los relatos transcriptos cumplen una función inspiradora: ayudarlo a Ud. a identificar los posibles beneficios de un proceso de exiting.
Más allá de que es probable que Ud. tenga ideas claras al respecto, lo que se escribe da una mayor posibilidad de objetivar, y permite, luego, controlar la efectiva concreción de esos beneficios, o, en caso de que ello no ocurra, permite revisar el por qué.
INSERTAR CUADRITOS PARA TILDAR
Beneficios en un proceso de exiting
Para la empresa: SI NO NEUTRO
Mejorar el orden
Establecer procedimientos cumplibles
Incorporar personal especializado
Medir la rentabilidad
Darle seguridades al personal
Otros
Para la familia
Mayor presencia
Mejor calidad del tiempo en familia
Menos viajes solo
Oportunidad