La historia de Luciano. Alma Avedis

La historia de Luciano - Alma Avedis


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es ahora. Cambio en su vida. Respirar

       La Resiliencia

       La iluminación

       Autismo mundo interior profundo, genialidad

       Capítulo de Astrología

       Reporte infantil luciano

       Hacia la pre adolescencia

       Agradecimientos especiales.

      

      

       Introducción: Almas gemelas y su encuentro

      Cuando conocí a Pablo supe que era la persona con la cual quería seguir el resto de mi vida, conocí a un compañero apasionado, muy divertido y contenedor, a quien podía decirle ampliamente: “Te amaré por siempre”.

      Como el pasacalle caminero de ruta que le mandé a hacer, con esa misma frase cuando decidimos irnos a vivir juntos, iba a ser un camino de ruta juntos, con caminos rectos, curvos y todo tipo de vueltas.

      Ambos con experiencias de convivencias vividas, pero sin hijos, noviamos un año para luego, con palabras de él, “vamos a hacer las cosas bien”, casarnos y formar una familia... Así todo empezó un 30 de junio, fiesta familiar, ambas familias compatibilizaron al instante, y regia luna de miel a París, invitados por mi prima Victoria y Pim, donde por nuestros cálculos, el embarazo vino rápidamente, lo cual nos sorprendió, más rápido de lo planeado.

       “Este bebé nos eligió como padres”

      Embarazo ideal porque desde el primer momento sentí que debía dejar todo por él, siendo primeriza, dedicarme a este varón, y habiendo transitado por varias etapas profesionales de trabajo de tiempo completo, y extrema presión, tomé la iniciativa de una renuncia en un momento clave.

      Un domingo 3 de noviembre, comienzo este libro y recorro por todo lo que fue el paso a paso de cada etapa vivida, hoy con más calma y satisfecha por lo transitado, comienzo por momentos únicos que todos tenemos, donde la intuición y la corazonada siempre me guiaron de la mejor manera y hoy lo compruebo así.

       Embarazo e intuición

      Fueron 9 meses de gestación, siempre sentí internamente una gran paz interior, que estaba haciendo las cosas bien, él era la prioridad. Luciano me decía en mi interior, que debía dejarlo todo por él, eso era mi profesión y carrera en una aerolínea, más de doce años de trayectoria en marketing y comunicación, y algo me decía que ya había cumplido un ciclo. Doce años de mantener un cargo sin colores políticos, etapa importante en mi vida, como lo que narraré en este libro, los siguientes doce años de vida desde el nacimiento de Luciano.

      El embarazo era el momento ideal para unas buenas vacaciones laborales, que no las había tenido por muchos años. Año sabático en la mira, y por qué no, si era mi primer embarazo, debía disfrutarlo tranquila, cuidarlo más que nada en este mundo, y dedicarme al varón, esperado con tanto amor.

      Mi esposo, siempre muy contemplativo al crecimiento de la panza, fotos, poemas, flores, pensando en cada detalle; todos cuidaban de mi embarazo, como si fuera una copa de cristal, así me sentía, siempre cuidada y contemplada, hasta el más mínimo detalle.

      Se van perdiendo las curvas, el cuerpo cambia, pero lo más intenso era el amor con el cual aguardábamos al bebé, al cual, antes de llegar a término, llamaríamos Luciano Amadeo, ser de luz buscado con amor.

      Todo tipo de ecografías y estudios normales, esperando al mes de abril, solo restaba esperar la semana 39, donde el parto venía normal. Sin embargo, al internarme el bebé venía de mentón y no quería bajar, escuchaba palabras de desesperación de médicos que decían “sube como un jabón”, no quería salir, y luego de agotadoras 10 horas de internación y trabajo de parto, me practicaron cesárea de apuro. Había pedido la epidural que, supuestamente, me dejó sin fuerzas por haberlo intentado todo, pero hubo temores de no escucharle los latidos del corazón, y practicaron cesárea. Nacimiento normal, lo poco que recuerdo fue un temblor continuo y la tranquilidad de que al nacer me lo acercaron a mi mejilla, con todas las señales normales de llanto. Peso normal average 10, el resultado fue excelente, Pablo, el papá, estuvo en la sala de operaciones, y quedó impactado al presenciarlo todo.

      Solo mi cuerpo abarrotado y mi sentir colapsado, permanecí casi por dos horas temblando en otra sala para que lograran estabilizarme y llevarme a la habitación, donde me esperaban mi marido y familiares felices de la llegada de Luciano, y se inundó de alegría el lugar.

      Me queda esta reflexión, por qué no dan a cada mamá el deseo de traer a su hijo al mundo como más quiera, NUNCA fui “fan” del parto natural, más si el parto viene complicado como el mío, sumado a una epidural que no me dejaba pujar, en esas últimas e interminables horas de trabajo de parto, buen final por la llegada normal por cesárea, pero muchísimo sufrimiento.

       Primera etapa de padres. Primer y segundo año

      Pareja unida y experimentando cada situación como padres, los baños los hacíamos juntos.

      Sus primeros meses demostraban mucha ansiedad, lograba descansar a la noche, pero inexpertos como papis, puesto que era el primer hijo, nos abrazamos a la esperanza de que estábamos haciendo bien las cosas, no teníamos una guía pedagógica firme para medir mejor esa etapa temprana, quizás faltó una neonatóloga con mayor expertise al nivel de diagnosticar alarmas de autismo en su primer año de desarrollo, lo visualizo ahora, después de 12 años, para minimizar e ir contrarrestándolas como bebé, si bien teníamos pediatra de cabecera y rigurosos controles, mes a mes.

      La llegada de Luciano nos hizo olvidar algunos aspectos que teníamos que haber seguido indagando después del parto, pero no hubo ninguna alarma neonatal, de si le afectó o no que tragó sangre o líquido después de la cesárea, y los primeros dos días después de la cesárea donde tantos mitos de que en el carné médico pediátrico lo ponen todo, eso solo fue declarado en la historia clínica. Pues lo leí, a sus dos años, luego de su diagnóstico, aunque en la actualidad, habiendo consultado neuro pediatras y psiquiatras, me afirman que el autismo no proviene de problemáticas del parto, cuando nace sano y el bebé es normal, justamente el estudio que delata problemas de parto o congénitos es la resonancia, la cual para Luciano es normal, sin patologías, y como tampoco se marcó sufrimiento fetal, me negaron sobre ese temor. Pero siempre queda algo latente, de si hay o hubo mala praxis hasta dónde afecta o no.

      Permanecíamos observando cada uno de sus cambios, filmábamos y fotografiamos al bebé día a día, llevábamos los cambios del mes a mes en un hermoso porta retrato que una amiga de la vida nos obsequió, fotografiados, filmados, y maravillados de su belleza y paz interior, planificábamos cambios, como si fuera una aventura el tener un bebé.

      La gran felicidad de tener a nuestro hijo nos invadía, y a veces, pensábamos y nos preocupaba el espacio, si al estar en un lugar pequeño para él, comenzar a buscar uno


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