¡Ganar!. Brad Gilbert

¡Ganar! - Brad Gilbert


Скачать книгу
Williams perdió un partido de primera ronda frente a una jugadora en el puesto 111º del ranking. ¡Todo esto a pesar de que Serena nunca había perdido en una primera ronda en un Grand Slam y de que iba adelante 5-1 en el tie-break del segundo set! Simple: la marea cambió de rumbo y hay veces que eso no se puede revertir ni aun siendo Serena Williams frente a una rival con un puesto en el ranking de tres dígitos.

      Un error del árbitro por allí, un error no forzado por allá y una jugadora, Virginie Razzano, que entró en la zona y tenía el apoyo de sus compatriotas, y de repente la situación se fue de control. Puede llevar tiempo, pero ocurre rápido. Serena estuvo a dos puntos de ganar ese partido de tres horas y salvó siete match points en contra. Razzano finalmente lo ganó en el octavo intento. Debe haber sido un golpe devastador para Serena, ¿verdad?

      Para nada. Todo lo contrario.

      Me encantó su respuesta a la prensa después del partido: “Bueno, ustedes saben, así es la vida”. ¿La lección? Ganar ya es difícil de por sí aun cuando estás convencido de tus golpes. Pero se torna imposible cuando dudas. Despeja la duda con tu propio método de pérdida de memoria de corto plazo y te aseguro que tendrás resultados que valdrán la pena recordar. Una buena manera de hacerlo es, después de una derrota, anotar lo que hiciste bien durante el partido. Extrae lo positivo de lo negativo.

      En el caso de Serena, hizo muchos méritos como para estar cerca de ganarlo. Siguió peleando fuerte cuando se vio match point en contra, una vez y otra vez y otra más. Busca ese “plus” en tu propia personalidad, constrúyelo. Mira tus puntos negativos, corrígelos. Construye y corrige. Sigue adelante. Di “así es la vida”.

      Serena detesta perder cualquier partido, sobre todo en un Grand Slam, pero en su mente la terrible derrota no era algo para mortificarse. De hecho, la usó para mejorar. En lugar de volver a Nueva York, se dirigió a la academia de tenis de Patrick Mouratoglou en París, para hacer un trabajo de consultoría y de progreso intenso de su juego. Usó el dolor –no creas que por el comentario “Así es la vida” la derrota no le importó– para subir la marcha de manera notable y volver a dar la talla en los desafíos que se venían: Wimbledon, los Juegos Olímpicos y el US Open.

      Estoy convencido de que esa derrota ante Razzano encendió su espíritu batallador y su fortaleza de carácter, porque lo que siguió fue de no creer: Serena ganó el título de singles y dobles en Wimbledon, las medallas doradas en singles y dobles en los Juegos Olímpicos y los singles en el US Open. Quiero pensar que todo eso tuvo una relación directa con lo que ocurrió en París.

      Los jugadores aficionados que sufren una derrota dolorosa suelen deprimirse y quedarse fuera de juego por semanas, porque se sienten mentalmente devastados. Pero no Serena. Ella se rehúsa a atormentarse. Haz lo mismo con tu juego.

      Ahora les diré mi queja más grande sobre los jugadores aficionados y su estilo. Con demasiada frecuencia hacen el cálculo riesgo vs. recompensa al revés. Por ejemplo, cuando no tienen la ventaja en un punto (como cuando los fuerzan a jugar desde la calle del dobles), intentan ese tiro imposible que solo les salió bien en un intento de veinte unos años atrás. A la inversa, cuando tienen una bola accesible en el centro de la cancha, de pronto piensan: “No quiero fallar esta” y la juegan seguro, apenas por encima de la red. Yo les digo: “¿Por qué? ¿En qué están pensando?”. Ese es el momento para ponerse más agresivo y arriesgarse. Es un tiro fácil que ofrece una recompensa fácil. ¡Tómalo!

      ¿La lección? No te amilanes cuando la bola te venga para un home run, y no intentes el home run cuando solo tienes que hacer que el inning se siga jugando.

      Los aficionados suelen ponerse cautos cuando deben ser agresivos y agresivos cuando debieran ser cautos. Lo mismo ocurre con las bolas altas. Te quedas parado y dejas que la bola te supere, para luego intentar un gran tiro desde la nada. No hagas eso. Da unos pasos hacia atrás y devuelve una bola neutral, que pique tanto como la anterior.

      Quizá te hayan enseñado a no retraerte nunca. Bueno, yo digo: retráete y juega una bola neutral y espera tu chance. Cuando veas que llega la oportunidad –como una bola en el medio de la cancha– entonces adelántate y fuerza las cosas. Federer puede ser capaz de pegar un winner desde donde sea en el estadio, incluso desde el puesto de hamburguesas, pero los aficionados debemos ser más realistas al analizar los riesgos y las recompensas.

      Mi última lección llega desde una fuente improbable para el tenis: Metallica, mi grupo de música favorito, y su baterista Lars Ulrich, que es amigo mío. Su padre, Torben, fue uno de los mejores tenistas daneses profesionales en los cincuenta y sesenta, y quizás el tipo más ecléctico que alguna vez participó en el circuito. Lars y cada miembro de Metallica siguen de gira por el mundo ante enormes multitudes, a pesar de que los tipos ya no son adolescentes. Pero su pasión sigue siendo gigante. Lars está cerca de los cincuenta años y aun así se entrega por completo cada noche: transpira la camiseta y le pega a los platillos como nunca en su vida. Como ente colectivo, no dan nada por hecho y dejan sobre el escenario cada parte de su cuerpo. Como Rafa, un millón por ciento.

      ¿La lección? En el tenis y en la vida, cuando haces algo que amas, aprécialo y respétalo dándole todo lo que tengas. Nunca lo des por sentado porque pronto no lo tendrás más. El tiempo es duro. Cada vez que salgas a la cancha sé agradecido. Créeme, porque yo lo soy. Si tienes la suerte de jugar al tenis, deberías reconocer que es un privilegio poder salir a la cancha y jugarlo.

      También estoy agradecido de poder analizar el tenis del siglo XXI alrededor del mundo por televisión. El tenis es una escalera mecánica en permanente evolución: los jugadores, la tecnología, los golpes, las canchas, las raquetas, las pelotas. Me encanta formar parte de todo eso. Hay una sola cosa que extraño: me encanta sentirme nervioso. Me encanta despertarme a las tres y media de la mañana, ansioso por un partido que me toca enfrentar como jugador o como entrenador.

      No hay nada como esos nervios y la excitación que conlleva saber que en algunas horas dos hombres entrarán a un estadio y uno solo saldrá como vencedor. Trabajar para la televisión es genial. Diseccionar el estilo de los jugadores y hablar de estrategia es divertido, pero no es como estar en el ring, no se compara con los nervios que se sienten antes del combate. Eso es lo que más me divierte.

      Y por eso jugar al tenis es grandioso, no importa el nivel en que estés. Un aficionado puede sentir tanta excitación como un tenista del circuito profesional. Espero que ¡Ganar! agregue una cuota de excitación adicional en el siglo XXI aportándote más destrezas mentales para convertirte en mejor jugador. Créeme, no estás muy lejos de ganarle a esos jugadores que te vuelven loco. Este libro te cuenta cómo hacerlo. ¡Buena suerte!

      Prefacio a la Primera Edición ¿Ganar feo?

      “¿Cómo demonios gana este tipo? ¡Le pega a la pelota como un cavernícola que encontró una raqueta!”. Esa es la opinión incrédula que escuché durante la final del Abierto de San Francisco, mientras Brad Gilbert batallaba y le ganaba a Anders Jarryd para quedarse con el título y u$s 32. 000. El premio fue parte del millón y medio de dólares que ganaría durante el año. Mi reacción me sorprendió. Como uno de los miles de fanáticos que estaban ahí para ver al héroe de nuestra ciudad (Brad vive apenas afuera de San Francisco en San Rafael, California), no me gustaba escuchar que lo criticaran. Sin embargo, tenía que admitir que la referencia al cavernícola no era del todo inapropiada. Brad tiene un estilo único.

      Me hizo pensar. ¿Por qué gana? ¿Cómo hace para ganarle a jugadores como Boris Becker, que son supuestamente mejores que él? Las apariencias engañan y con Brad (cuyo estilo ha sido descripto como “feo”) las apariencias son muy engañosas. Ganó más de cinco millones de dólares en premios de torneos. Se mantuvo entre los diez primeros del ranking mundial durante cinco años y alcanzó su posición máxima con el cuarto puesto en 1990. Es medallista olímpico y representó varias veces con éxito a Estados Unidos en la Copa Davis. Brad Gilbert fue uno de los tenistas más importantes del circuito por casi diez años. Todo porque fue capaz de ganarle a jugadores a los que, según los expertos, no podría haber derrotado. ¿Cómo lo hace?

      El éxito a Brad le llegó porque como jugador de tenis es una persona pensante. En tenis es el mejor del mundo


Скачать книгу