¡Ganar!. Brad Gilbert
tu brújula
Tu cuerpo tratará de hacer lo que la mente le diga. En el análisis previo al partido programas la mente para que le transmita al cuerpo la información correcta una vez que este comienza y todo empieza a suceder rápido, bajo fuego. Estableces el curso que quieres tomar para llegar a destino. El destino es el triunfo.
En su forma más básica, un plan de juego evoluciona a medida que respondes las siguientes preguntas:
1 ¿Cuál es la mejor arma de mi rival?
2 ¿Cuál es la debilidad de mi adversario?
3 ¿Cuál es mi mejor golpe y cómo puedo dirigirlo a la debilidad del rival?
4 ¿Cómo puedo mantener a mi rival lejos de mis debilidades?
El esfuerzo previo a un partido crea una brújula mental. Sabes a dónde quieres ir y cómo vas a llegar. Puede haber desvíos en el camino, el rival puede presentar algunas sorpresas, puedes sentirte perdido, pero la ruta básica ya está en tu cabeza y la brújula mental te mantiene en rumbo. (En las páginas siguientes contaré cómo este procedimiento me ayudó a vencer a Boris Becker y a Jimmy Connors de dos maneras diferentes).
Incluso si tiendes a enfrentar a los mismos jugadores una y otra vez (tus amigos del club) es importante volver a concentrarse en ese jugador específico, ese día en particular. Enfoca tu mente en ese jugador. Jugar tan seguido puede ser incluso más ventajoso para el repaso y para refinar tus tácticas, porque dispones de mucha más información. Ahí es cuando realmente se empieza a poner interesante.
Mira a los jugadores del circuito. Los grandes intentan tener un buen ritmo de entrada, porque saben que, por lo general, un buen comienzo marca la tónica del partido. Tenerlo bajo control desde el inicio obliga a tu rival a tener que alcanzarte. Algunas veces se recuperará. La mayoría, no. Y eso es lo que querrás hacerle a tu oponente. Quieres forzarlo a que piense lo antes posible: “Quizás hoy no es mi día”. Esto puede suceder muy temprano en un partido. Tu preparación y visualización previas pueden convertirte en aquel al que el otro quiera alcanzar.
Estarás pensando: “Brad, ¡dame un respiro! Tengo una vida No puedo estar pensando todo el tiempo en tenis”. Eso es cierto. Pero hablo de menos de diez minutos de atención camino al partido y luego, el esfuerzo de ajustarse a un plan de juego. Quizás quieras aplicarlo sólo ante rivales a los que les quieras ganar de verdad. Si te das la oportunidad de empezar bien, te estarás dando también la oportunidad de terminar bien. Por eso vale la pena un poco de atención extra.
Déjame llevarte a mi propia preparación mental, tal como la usaba antes de los partidos importantes.
La preparación en el circuito Becker y Connors (diferentes golpes, diferentes tipos)
Cuando me mentalicé en serio en aprovechar las oportunidades previas a un partido, empecé a ganar más seguido. Cuando mi rival en los octavos de final del US Open era Boris Becker (lo fue), mi repaso mental antes de entrar al vestuario de Flushing Meadows fue el siguiente:
Becker puede atacar mi débil segundo saque. Sabe que puede explotarlo con el máximo efecto. Esta es una manera elegante de decir que se relame ante esa posibilidad. Por eso, no tengo que cederle muchos segundos saques. Lo que significa que debo ser más consistente con el primero, ponerle el acento a reducir las faltas. Tendré que pegar con menos potencia, tomar menos riesgos y la recompensa será no darle las oportunidades en el segundo saque.
Además, quiero sacarle a su drive, ponerlo a prueba y buscar que empiece a fallar algunos tiros de fondo. ¿Por qué? Sé que Boris tiene una gran derecha, es el ancla del resto de su juego. Si comienza a fallar, lo demás también puede sufrir. Se suele frustrar cuando su drive no alcanza sus expectativas.
Aprendí (y me lo digo de nuevo en el repaso mental previo al partido) que cuando empieza a fallar del lado del drive, el resto del juego tambalea. Allí es cuando empieza a insultarse a sí mismo en alemán. Entonces quiero estar preciso para sacarle al drive sin ser demasiado ambicioso, tener un alto porcentaje adentro.
También tengo que evitar darle ritmo. Boris gana cualquier batalla cuando se trata de ver quién le pega más fuerte. Sin ritmo, él igual intenta pegarle duro y con frecuencia puede pasarse de revoluciones. Sobre todo del lado de su drive.
Antes de entrar a la cancha repasaba todo eso en mi cabeza. También sabía, por los enfrentamientos anteriores, que debía jugarle abierto a su drive (ya sea con el servicio o desde el centro), porque su tendencia era devolverla cruzada a mi drive. Si le quedaba un poco corta, probaría con mi mejor tiro, el approach3 de derecha, paralelo y a su revés. Entonces iría al fondo a esperar una devolución paralela.
Entonces, cuando tuviera el saque, mi plan de juego debería ser: sacar ancho hacia el drive de Becker. Buscar la oportunidad de tirarle un approach a su revés. Seguirlo y quedarme cerca del fondo. Esa sería mi combinación 1-2-3.
Dos elementos entraban en consideración cuando cotejaba la experiencia de mis partidos anteriores con Boris. Antes que nada, él tendría que cambiar la empuñadura del drive (debajo de la raqueta) por la del revés (de algún modo sobre la raqueta) mientras se moviera de lado a lado en la cancha a todo galope. En los partidos anteriores había visto que no lo hacía tan bien. Era solo una falla técnica que aparecía de tanto en tanto. En cualquier caso, si hiciera el cambio de empuñadura y consiguiera un buen tiro, su tendencia era jugar paralelo. No todo el tiempo, pero era su primera opción.
Observa los videos. Verás que prefiere ese tiro. ¿Qué pasaría en esa instancia? Si yo estaba ya ubicado, ¡listo! Volea de drive hacia el campo abierto. Usé esa combinación de tiros con éxito ante Boris muchas, muchas veces.
En cuanto a su saque, me diría: “Boris tiene un saque fenomenal. No intentes hacer demasiado, solo ponerla en juego, hacerle pegar una o dos bolas extras por punto. Mantener la pelota en juego. Esa era la clave ante Becker: hacerle jugar la bola extra una y otra vez. Becker podía sentirse frustrado y yo quería frustrarlo. Por supuesto, si empezaba a encadenar tiros ganadores, yo estaba en un problema. Pero me seguiría diciendo que en lo que quedaba de partido debía mantener la pelota en juego, hacerle jugar la bola extra, sin perder la paciencia. No trates de que las cosas pasen tan rápido.
Romperse el lomo por Boris
También pensaba acerca de la “personalidad” de la competencia y del rival que tenía enfrente. Boris Becker era como un caballo pura sangre. Su condición física, su potencia y sus movimientos eran tan puros que podían ser intimidantes. Era grande y también jugaba en grande. Me mentalizaba antes de enfrentar a Becker: “No te dejes impresionar. No permitas que su presencia te abrume. Focaliza tu atención en tu plan de juego y no en el suyo”. Tenía que hacer eso o le echaría un vistazo a lo que Becker traía a la cancha y me retiraría. (Esto es importante para tu tenis. No te dejes impresionar hasta después del partido. Nunca antes).
Quería que él me viera romperme el lomo, devolviendo todas las pelotas. Quería demostrarle que iba a disputarle cada punto del partido, incluso si duraba una semana. Quería hacerle creer que nunca me rendiría. Quería que tuviese la sensación de que no iba a abandonar. Que yo era permanente. Frente a alguien como Michael Chang eso podía no importar. Pero contra Becker podía ser muy importante. Él no tenía mucha paciencia si se estiraban los puntos, los games y el partido.
Sabía que si empezaba a ponerse impaciente, empezaría a fallar los tiros porque intentaría terminarlo rápido. Mientras me programaba mentalmente para el juego de Becker, me preparaba para explotar tanto sus tendencias como sus debilidades físicas y emocionales.
Mi repaso mental y plan de juego para Becker
1 Mejorar mi porcentaje de primeros saques. No intentar aces o winners con el saque. No dejar que vea muchos segundos saques.
2 Sacarle a su drive con regularidad. Buscar la devolución cruzada corta. Approach paralelo. Acampar cerca de la calle de dobles.
3 Tratar de crearle errores con su drive. No darle ritmo.