Irresistible. Andy Stanley

Irresistible - Andy  Stanley


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antes, que incluso Juan el Bautista reconoció que su momento de brillar había llegado a su fin. A partir de ese momento, todo giró en torno a esta nueva persona.

      ¿Recuerdas esto?

      El siguiente día Juan vio que Jesús venía hacia él, y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del.…

      Y ahí está de nuevo.

      … ¡mundo!

      Juan se emocionó tanto que le costó mucho trabajo hablar.

      Él es de quien yo dije: “Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.

      ¿No te parece fascinante? Pero escucha… Quiero decir, lee lo que dijo después:

      Yo no lo conocía; pero vine bautizando con agua para esto…

      Dinos Juan, ¿por qué viniste bautizando con agua?

      …para que él fuera manifestado a Israel. 1

      ¿Cuál era la implicación? Ahora que él ha sido revelado, mi pequeña parte dentro de esta historia ha terminado. Soy simplemente un hombre, parte de una larga lista de personas a quienes Dios ha usado para preparar lo que está por hacer. Juan el Bautista —al igual que Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, David, Salomón, Nehemías y todos los profetas— fueron un medio para un fin.

      Al igual que los largos viajes, las plagas, los incendios, el azufre, las tablas de piedra, los altares portátiles, los reyes y los templos, Juan fue necesario, pero temporal. Fue tan temporal, que los escritores de los Evangelios nos dicen que cuando Jesús se enteró que Juan había sido arrestado, no sólo no lo rescató, sino que se fue al lago.2

      ¡Es verdad! Se fue al lago.

      Pero incluso después de la impresionante presentación que le dio Juan, nadie esperaba que Jesús crease algo nuevo. Por el contrario, si él era en verdad el Mesías, su papel era el de extender algo antiguo. Si era un profeta, su tarea era la de pastorear a la nación hacia las antiguas costumbres. Si Jesús hubiese estado satisfecho con el título de rabí o maestro, su papel hubiese sido el de aclarar y aplicar las antiguas palabras de Moisés. Pero sin importar qué papel eligiera, la palabra “nuevo” no era parte de la ecuación. ¿Mejorado? Quizá, pero no nuevo.

      En las próximas secciones exploraremos tres facetas de lo nuevo que Jesús desató en el mundo. Comenzaremos por su nuevo movimiento, la Iglesia. Después escucharemos cómo les explica a sus discípulos los términos y condiciones de un nuevo pacto, un nuevo acuerdo entre Dios y la humanidad. Por último, trataremos de abrazar y entender la importancia del nuevo mandamiento de Jesús, un único mandamiento destinado a ser la ética gobernante de su nuevo movimiento.

      Tengo la impresión que eso nuevo que Jesús inició no será novedad para ti. Ciertamente no te molestará. Lo que puede que encuentres perturbador, son las implicaciones que existen sobre lo viejo. Jesús vino a cumplir y a reemplazar mucho de lo que ya estaba funcionando. Normalmente no nos molesta algo nuevo, eso es hasta que entendemos que significa soltar lo viejo, lo que nos hace sentir cómodos. Eso explica por qué te quedaste con tu viejo sillón después de comprar uno nuevo. Todo eso que tienes guardado en el ático, en el sótano o en algún clóset… pareciera que simplemente no puedes deshacerte de ello, ¿verdad? Es la naturaleza humana. Y en el caso de tu clóset, sótano o ático, es inofensivo. Ese viejo sillón que guardaste en el sótano no te impide para nada disfrutar del nuevo que tienes en la sala. Pero como estamos por descubrir, en tanto nos aferremos a lo viejo que Jesús vino a reemplazar, jamás podremos plenamente apreciar, experimentar o incluso reconocer lo nuevo que vino a poner en su lugar.

      Así que sí, lo que viene a continuación puede ser un poco perturbador.

      Pero la verdad espero que te sientas más que perturbado. Para cuando hayamos terminado nuestro tiempo juntos, espero que estés listo para de una vez por todas desconectar tu fe, tu teología y tu estilo de vida de eso viejo que Jesús vino a reemplazar. Y espero que abraces plenamente lo nuevo que Jesús vino a desatar en el mundo y para el mundo.

       Capítulo 6

      UN MOVIMIENTO COMPLETAMENTE NUEVO

      No es sólo que los seguidores de Jesús del primer siglo no estuviesen esperando algo nuevo, ellos asociaban a Jesús con alguien viejo.

      Verdaderamente viejo.

      Tan viejo que estaba muerto.

      Esto es lo que sucedió.

      Jesús y su grupo de “alegres compadres” estaban viajando por la región de Cesárea de Filipo cuando Jesús les hizo una pregunta crucial. Quizá fue la historia sobre el trasfondo de esta región, que tenía dos nombres, lo que llevó a Jesús a preguntar:

      ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?1

      ¿Qué está diciendo la gente? ¿Cuál es mi reputación?

      Resulta que algunos creían que era Juan el Bautista reencarnado. Otras sugerían que era Elías, Jeremías o algún otro profeta judío muerto.2 ¿Cuál era la implicación? Más de lo mismo. Nada nuevo. Entonces Jesús le hizo una segunda pregunta:

      Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

      Obviamente, Simón Pedro fue quien respondió…

      Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.3

      A lo que Jesús respondió:

      Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro…

      Y después llegó el gran anuncio:

      …y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.4

      Esta es mi profecía bíblica favorita.

      Jesús nos predijo a nosotros.

      Más específicamente, Jesús predijo algo nuevo. El habló en tiempo futuro. “Edificaré…”, refiriéndose a que no había sucedido aún. Algo nuevo estaba por llegar.

      ¿Qué era esto nuevo que nadie sabía que estaba en camino?

      Su “iglesia”.

      PRIMERA VEZ

      Esta es la primera vez que la palabra iglesia aparece en el Nuevo Testamento. Pero resulta que no debió haber siquiera aparecido. Mientras que la mayor parte del Nuevo Testamento en español es una traducción literal del latín, el término iglesia es una excepción. El término iglesia no es una traducción. Es más bien una sustitución, bastante engañosa, por cierto.

      El término “iglesia” se deriva del latín ecclesía y esta del griego, ekklesía (έκκλησία) que significa: asamblea. El término “church” (iglesia en inglés), es un derivado del término alemán “kirche”, que significa: casa del Señor o templo. En vez de traducir la palabra “reunión” o “asamblea” a lo largo del Nuevo Testamento, decidieron crear la palabra “iglesia”. Bueno, no siempre sustituyeron la palabra iglesia. Hay notorias e importantes excepciones. Notorias e importantes porque nos aclaran, a los lectores de hoy en día, el punto que Jesús estaba enfatizando esa tarde, Jesús no estaba prediciendo un nuevo templo para el Señor. Por el contrario, como ya hemos visto, Dios ya estaba cansado de templos para ese entonces.

      Una mirada rápida a una de estas excepciones notorias de la traducción de ekklesía, nos permite despejar cualquier confusión relacionada con lo que Jesús estaba y no estaba prediciendo esa tarde en Cesárea de Filipo. La excepción que elegí se encuentra en el contexto


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