Irresistible. Andy Stanley
6. Un movimiento completamente nuevo
7. Un acuerdo completamente nuevo
16. Pablo y la ética irresistible
20. Lo que el amor pidió de mí
AGRADECIMIENTOS
Ningún libro es el producto del esfuerzo individual. Irresistible desde luego no es la excepción. Para comenzar, quiero agradecer a nuestras congregaciones de Atlanta por la confianza que me han extendido por veintitrés años, mientras me he esforzado por dirigir a nuestras iglesias, en el aprendizaje de los conceptos presentados en este libro. No siempre ha sido un viaje fácil. Las iglesias hacen iglesia pensando en la gente que ya es parte de ella. Desde el primer día he insistido, que alcanzar a la gente alejada de Dios, es más importante que mantener a los que ya han cruzado la línea de la fe.
Esto no siempre lo más cómodo.
¡Gracias!
Por el lado de la investigación para este proyecto, estaré por siempre agradecido con Thomas Horrocks. Conocí a Thomas en Twitter. Había escrito un artículo bien pensado defendiendo mi enfoque en el ministerio y en la predicación. Me puse en contacto con él para agradecerle, y finalmente, lo invité a ayudarme en asuntos de investigación de este proyecto. ¡Gracias, Thomas!
Una vez más, estoy agradecido con mis amigos de Zondervan, en particular con John Raymond y Ryan Pazdur. John, gracias por tu entusiasmo en este proyecto, así como por tu retroalimentación honesta y enfocada. Tu interés personal en el mensaje de este libro ha sido muy alentador. Ryan, gracias por leer, releer y luego volver a leer. Y gracias por ayudarme a no salirme del camino en mi estilo y forma de exponer el mensaje.
Del lado de la producción, este proyecto nunca hubiera dejado la línea de salida o llegado a la meta sin el enfoque, tiempo y energía incansable de Suzy Gray. Suzy, tu pasión en torno a este contenido fue contagiosa e inspiradora. ¡Gracias por tomarlo personal!
Finalmente, quiero agradecer a Sandra. Gracias por escuchar. Gracias por leer. Gracias por las múltiples veces en que irrumpiste en mi estudio, para leer una porción de este manuscrito en voz alta, porque te gustó tanto que no podías esperar a que otros lo leyeran también. Gracias por recordarme una y otra vez que “una persona”, siempre es más importante que una “opinión”. Realmente eres la mejor mujer que he conocido.
INTRODUCCIÓN
En 2007, mi hijo Andrew, que en ese tiempo tenía trece años, me acompañó en un viaje a China. Durante nuestra visita fuimos invitados a dar un recorrido por una fábrica de productos de piel. El dueño era norteamericano, de hecho, era el amigo de un amigo. Cuando llegamos, él cortésmente insistió en ser nuestro guía personal. Antes de comenzar la visita, nos presentó a una jovencita china que rondaba los veinte años. Ella había comenzado como obrera, pero había trabajado muy duro hasta convertirse en gerente. El dueño nos preguntó si estaba bien que ella nos acompañara durante el recorrido.
Dos horas después, estábamos de regreso en su oficina hablando de lo que vimos en el recorrido. Mientras estábamos en eso, él preguntó: “¿Alguien tiene alguna pregunta?”. Para nuestra sorpresa, levantado su mano tímidamente, nuestra “acompañante” habló. “Yo tengo una pregunta”, dijo. Volteando hacia mí, preguntó: “¿Es usted pastor?”
Yo no tenía idea cuál era el propósito de su pregunta. Cuando me presenté, no les dije que yo era pastor. Ni siquiera estaba seguro si estaba bien o mal que yo fuera pastor. Estábamos en China. En ese momento hasta sospeché que ella había sido asignada por el gobierno para seguirnos toda la tarde.
“Sí”, le dije, “soy pastor”.
De verdad que hasta se me erizó la piel, al escuchar lo que dijo a continuación, en su escaso pero hermoso inglés.
“¿Cuán bueno es suficientemente bueno? Reconozco su voz”.
Yo estaba estupefacto. ¿Cuán bueno es suficientemente bueno? es el título de un pequeño libro que recientemente yo había publicado. Lo escribí basado en un mensaje que había predicado años antes. Ella continuó.
“Hace dos años, alguien me dio un CD de su sermón, ‘¿Cuán bueno es suficientemente bueno?’. Lo escuché una y otra vez. Luego acepté a Jesús como mi salvador y lo invité a vivir en mi corazón. Antes, estaba vacía. Ahora, me siento llena de vida.”
Querido lector, si crees me estoy inventando esta anécdota, no te culpo… pero conste