DATUS Dispositivo Analítico para el tratamiento de Urgencias Subjetivas. Ines Sotelo

DATUS Dispositivo Analítico para el tratamiento de Urgencias Subjetivas - Ines Sotelo


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operación toxicómana

      W. llega acompañado por su familia, junto con un oficio judicial que ordena tratamiento. La madre está desesperada, llora, relata que no sabe qué hacer. Su hijo, aún menor de edad, se droga, está con “malas juntas” y ya ha cometido algunos delitos para conseguir dinero. El joven tiene una actitud desafiante, sólo le interesa la constancia de tratamiento ya que, afirma, él maneja la droga, sabe hasta donde consumir y que “no es para tanto…”.

      La urgencia aparece localizada del lado de la madre, a quien esta situación se le hace inmanejable, preguntándose acerca de su culpa en la conducta de su hijo: “¿Qué hice como madre?”.

      El lugar que ocupa la droga para este joven es el enigma a descifrar, pero para los otros. Su posición en la urgencia es de ruptura, con la familia, con el estudio, el trabajo, el otro sexo y hasta con su padecimiento. El sujeto se presenta ante los otros bajo una modalidad que angustia a su madre, pero que parece darle alguna consistencia al joven.

      “En el extremo faltar a la cita con el falo, el verdadero toxicómano rechaza la puesta en juego de una verdad ligada al deseo, y se refugia en un goce que al retornar sobre el propio cuerpo, genera la ilusión de la independencia del otro, ilusión de independencia del mundo exterior fuente de privación” (Sillitti, 2000). La operación toxicómana, afirma Mauricio Tarrab, es aquella que no requiere del cuerpo del Otro como metáfora del goce perdido y es correlativa de un rechazo mortal del inconsciente. En este joven parecería más bien como ruptura con el campo del Otro; esto es un goce que toma el cuerpo y no se articula a un partenaire.

      Este goce tóxico permite una solución al problema sexual; experiencia de intoxicación vacía del sujeto del inconsciente, goce a-sexual, experiencia vacía de significación fálica. Experiencia donde se trata la castración, no con una ficción sino con la positividad del goce tóxico, “tratando de este modo el vacío central del sujeto, es decir, lo incurable, que con la droga trata de ser colmado, a costa del sujeto mismo” (Tarrab, 2000b).

      ¿Qué tratamiento ofrecer desde la perspectiva del psicoanálisis, cuando no se trata de dar interpretaciones vía la operación analítica, sino quebrantar la operación toxicómana para confrontar al sujeto con el deseo? La analista propone un ordenamiento diferente al judicial: cita a la señora responsabilizándola, no del consumo de su hijo, sino de su propia urgencia, que habrá que desplegar. Separar a la madre podría funcionar como un modo de abrir la “boca del cocodrilo”, metáfora del deseo materno estragante. Proponer un trabajo que posibilite el dejar de responder en nombre del hijo, confrontando así al joven con su propia responsabilidad y su propia angustia, apostando a que ésta pudiera emerger.

      La intervención podemos pensarla según la orientación lacaniana: decidir la táctica, es a la luz de la estrategia y la política en juego.

      Comenzaremos por leer la forma en que llega, de quién es la urgencia. En principio, es el Otro social el que ordena a través del juez alguna intervención. Este joven ha sobrepasado los límites de lo tolerable, sus actos han producido un quiebre, una ruptura. Sin embargo, esto no parece conmoverlo, al menos por ahora.

      Fabián Naparstek sostiene que el verdadero toxicómano muestra que con su patología prescinde del Otro del lenguaje; esa muleta que le servía para paliar el malestar lo deja por fuera de la relación con el Otro. Recomienda también situar la instancia clínica del desenganche hacia la toxicomanía. Necesitamos un tiempo para verificar cuál es la relación de este sujeto con el consumo, para aproximarnos a un diagnóstico (Naparstek & colaboradores, 2005).

      Por su parte, José Luis González, Director de CENARESO (Centro Nacional de Reeducación Social), en la Ciudad de Bs. As., aporta un dato interesante: si bien un 50% de esas derivaciones no entra en tratamiento, hay un 50% que sí; es decir, que en muchos casos la contingencia de la intervención judicial produce una ruptura, un quiebre, algo que toca al sujeto. Se trata de verificar, caso por caso, el efecto de tal indicación (Naparstek & colaboradores, 2005).

      La abstinencia del lado del analista se localiza en la posición de articulador entre las normas de la civilización y las particularidades individuales. El analista da respuesta a las normas del Otro social, pero ubica además otra urgencia: la de la madre. Haciendo uso del entrecruzamiento de discurso y de las normas, el analista decide su táctica.

      Miriam llega a la guardia presentando síntomas de un desencadenamiento psicótico: alucinaciones auditivas e ideas delirantes. Su madre refiere que siempre fue una chica difícil, aislada y sin amigos hasta que en la adolescencia comenzó a juntarse en la plaza con una barrita de chicos que tomaban alcohol y se drogaban.

      Se puso muy difícil, si bien trabajaba, el resto del tiempo quería estar con esos chicos hasta que la madre la convence de ir a una Iglesia evangélica a tratar de curarse. Deja de drogarse pero comienza tener ideas y conductas raras. Dice: “Dios me eligió como a María Magdalena. Yo fui prostituta, una perdida, cuando tengo ganas de drogarme es el demonio que se mete en mi sangre, en mi cuerpo y en mi alma…”; “…en mi casa todo estaba revuelto, las camas revueltas, mis padres duermen separados… cuando vi las camas revueltas entendí todo, supe que ese no era un matrimonio, que las cosas no estaban ordenadas, estoy en el Plan Divino y el Señor me lo reveló”.

      La urgencia se localiza en principio en la madre; cuando Miriam consume, intenta por todos los medios que deje la droga entendiendo que allí estaba la causa de todos los problemas de su hija; sin embargo, podemos pensar que en este caso la droga funcionaba anudando y es el abandono del consumo lo que desencadena la psicosis.

      En Miriam, la madre intenta conducirla por una terapia religiosa que la conduce al ideal del padre y “Satanás se mete por la ventana” (Naparstek & colaboradores, 2005), en tanto que ella sostenía una práctica de consumo que de alguna manera la enlazaba con los pares: era el “porro” lo que la anudaba a los otros.

      Ante su propia urgencia y con la premura de una respuesta que solucione, la madre la conduce al templo donde operan introduciendo al Padre, haciendo caer las identificaciones que la sostenían; entonces el desencadenamiento hace aparecer nuevas urgencias: el caos, la sumersión radical de todas las categorías, el desorden en las relaciones, las alucinaciones, las ideas delirantes.

      Una vez mas la clínica nos confronta con la abstinencia del analista, quien deberá leer el acontecimiento, diagnosticar riesgo y establecer el valor que tiene para ese sujeto la droga, es decir, aquello que desde otras perspectivas no le convendría, tal como nos indica Lacan en el Seminario La ética del psicoanálisis: “Tenemos que saber en cada instante cuál debe ser nuestra relación efectiva con el deseo de hacer el bien, el deseo de curar”, alertándonos contra la trampa benéfica de querer el bien del sujeto.

      Si la droga servía en este caso para restituir la ruptura que estaba dada desde el inicio, la indicación que hubiera convenido es la de un tratamiento que permitiera orientar y regular el exceso. La intervención religiosa: un No a la droga para todos, opera en este caso produciendo la catástrofe imaginaria propia de la desregulación fálica, que “el porro” permitía limitar.

      El intento de articulación de toxicomanías, alcoholismo y urgencia nos conduce a las situaciones de crisis, a las dificultades en el ejercicio diagnóstico y la complejidad en el inicio del tratamiento: la instalación del dispositivo y manejo de la transferencia. Estas dificultades incluyen las del analista, cuya intervención en las guardias, admisiones, interconsultas requieren de una permanente invención, pero con todo el rigor ético.

      1- Este apartado contiene fragmentos del trabajo “Dispositivos y abordaje de la problemática de la violencia en el marco de la atención a la demanda en urgencias en Salud Mental: una perspectiva psicoanalítica” publicado en el Vol. XXI del Anuario de investigaciones. Autoras: Sotelo, I; Fazio, V; Miari, A.

      2- Este apartado contiene fragmentos del trabajo “El consumo problemático de sustancias, desde la mirada de los profesionales, psiquiatras y psicólogos en los dispositivos


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