Dimensiones de la migración en Colombia.. Felipe Aliaga Sáez
Primer cuarto del siglo XX
Para este subperíodo solo se dispone aquí de los datos censales de 1912, que, como se dijo atrás, fueron publicados con algún detalle solo para los hombres, de los que reportaron 9052 inmigrantes, 687 (7.6 %) nacionalizados (Colombia, 1912). Si se asume una participación de las mujeres cercana al 36 %, encaminándose al 43 % encontrado en 1938, su número sería de unas 5.000 y el total de inmigrantes de alrededor de 14.000.
Como única información de la nacionalidad de los inmigrantes, contamos con la tabla 3, continuación de la 2, que permite afirmar que la llegada de españoles, italianos y alemanes creció durante el período y que entre 1900 y 1924 entraron, cada año, en promedio, 793 de las tres nacionalidades.
Tabla 3. Colombia, promedio anual estimado de llegada de inmigrantes españoles, italianos y alemanes, por períodos, 1900-1924
Fuente: elaboración propia a partir de datos de McGreevey (1965, citado por Cardona et al., 1980).
En relación con la distribución en el territorio, resalta el alto nivel de concentración en los departamentos costeros, propiamente, con puertos, y los que tienen fronteras terrestres en áreas con poblaciones importantes, con muy poco avance sobre el centro del país. Solo Norte de Santander, Bolívar (del que hacían parte Córdoba y Sucre) y Atlántico, concentraban un poco más del 70 % de los extranjeros (ver tabla 4).
Tabla 4. Colombia, distribución porcentual de los hombres inmigrantes censados, por departamento de residencia, según división administrativa actual, 1912
Fuente: elaboración propia a partir de datos de Colombia (1912).
Cuando se desciende al nivel municipal (tabla 5), se encuentran sitios en los que la participación de los inmigrantes pierde la poca importancia que se declaró atrás que tenía en lo nacional, donde no llegaba al 1 % (apenas 3.2 por mil) y se convierte en participaciones tan altas como la de Cúcuta, que debieron tener un impacto grande en muchos campos del desarrollo local5. La proporción de Bogotá, aún con ser la última de la tabla y estar muy alejada de las de los otros sitios mencionados, equivalía a tres veces la cifra nacional.
Tabla 5. Colombia, participación de los hombres inmigrantes dentro de la población masculina total de algunos municipios, 1912
Fuente: cálculos propios a partir de Colombia (1912).
Durante todo el subperíodo, el país insistía en la promoción de la inmigración, ligada, sobre todo, a la estrategia de colonización, como lo evidencia el que se creara en el Ministerio de Obras Públicas, a cuyo cargo estaba la adjudicación de tierras baldías, el Departamento General de Inmigración en la República (1905). Lo anterior se dio en medio de planteamientos y normas eugenésicas y discriminatorias, que buscaban impedir el ingreso de inmigrantes que por sus condiciones físicas o étnicas fueran “motivo de preocupaciones” (Mejía, 2011).
Antes de pasar al subperíodo siguiente, debe considerarse que, durante el que se está terminando de analizar ocurrieron dos circunstancias que deben haber impactado los valores de las variables migratorias observadas, particularmente la dimensión y la procedencia de la inmigración, sin que se disponga aquí de datos para evaluar los mencionados impactos. Ellas fueron: la separación de Panamá, en 1903, y la Primera Guerra Mundial, entre 1914 y 1918.
La separación de Panamá, además de reducir el número de inmigrantes totalizados en el país, seguramente afectó el peso relativo de las nacionalidades, como debió ocurrir con la china, cuya importancia era grande en el istmo.
Con respecto a la guerra, es factible que haya incidido, como sucedió con la emigración colombiana, a través de la menor frecuencia en el transporte marítimo internacional y del mayor acercamiento comercial entre Colombia y Estados Unidos, ante las dificultades ocasionadas por el conflicto, para el abastecimiento de materias primas y equipos en Europa (Mejía, 2019); o por razones tan especiales como la de un tal Víctor Gouffray, que viajó a enlistarse en los ejércitos franceses y regresó al terminar la guerra (Barreto, 2009).
Con el acercamiento comercial entre Colombia y Estados Unidos ocasionado por la guerra6, llegaron las influencias culturales y políticas, que terminarían afectando la composición de la inmigración al país. Con respecto a lo cultural, los hijos del suizo Rothlisberger, que deshicieron los pasos de su padre, y se asentaron años después en Bogotá, se referían a mediados de los años veinte, al anotar una edición del libro paterno:
Si nuestro padre comienza la descripción de la vida cultural de Colombia con la llegada del correo del extranjero, desea presentar así, en una acertada estampa, los fuertes vínculos espirituales que unen a Colombia con Europa. Queremos suponer que los perfeccionados medios de comunicación de nuestro tiempo —que hacen que un telegrama llegue a Bogotá al día siguiente, y una carta por avión en menos de tres semanas— han debido de estrechar en gran medida las relaciones espirituales con el Nuevo Mundo. Esta lógica consecuencia no es necesariamente exacta, por cuanto la enorme influencia económica de los Estados Unidos se hace también perceptible en el orden cultural. Cierto que Colombia está muy lejos de permitir el desplazamiento de su clásico español ni aun siquiera dejar que se impregne de expresiones inglesas; pero no puede negarse que la prensa obtiene sus noticias por mediación norteamericana y que ello, en cierto sentido, determina una influencia sobre la opinión pública. De este modo, por ejemplo, la situación europea se describe en Colombia tal como la acostumbra a ver el ciudadano común en los Estados Unidos, de lo que a veces resultan lamentables prejuicios. (Rothlisberger, 1963, p. 156)
Inmigración 1926-1965
Durante este subperíodo, el stock de inmigrantes, reflejado en los cuatro censos correspondientes, cuyos resultados se presentaron en la tabla 1, mostró tendencia al crecimiento, aunque descendió entre 1938 y 1951.
Al contrastar los saldos anuales (tabla 6) con las variaciones intercensales (21177 de 1928 a 1938; -9459 de 1938 a 1951; 27094 de 1951 a 19647), afectadas no solo por las entradas y salidas, sino también por la mortalidad, se observa que los órdenes de magnitud (centenas o pocas decenas de miles) y las tendencias de los saldos parecen, a primera vista, consistentes con los que se requerirían para que ocurrieran tales variaciones.
No obstante, es claro que los saldos subestiman la contribución de los ingresos y egresos a los cambios de stock, que podría deberse a dos circunstancias: los subregistros de entradas y salidas y al hecho de que los nacidos en el exterior que se nacionalizan no son tenidos en cuenta como extranjeros en los registros migratorios, o sea que se está frente a dos categorías cercanas pero distintas. En tales condiciones, podrían redefinirse los saldos migratorios como una cota mínima de las variaciones de los stocks, con los mismos órdenes de magnitud de estas.
Tabla 6. Colombia, saldos migratorios anuales de extranjeros (entradas menos salidas de no nacionales colombianos), 1926-1965
Fuente: elaboración propia a partir del