Manual de lectura y escritura universitarias. Sylvia Nogueira

Manual de lectura y escritura universitarias - Sylvia Nogueira


Скачать книгу
a su vez incluir otras. La complejidad de la sintaxis oral se relaciona con la simultaneidad de la producción y la recepción: el emisor hace las correcciones de los enunciados que no lo satisfacen al mismo tiempo que los dice y entonces en un mismo texto oral el receptor encuentra, y en sucesión, ensayos de enunciados, enunciados comenzados pero interrumpidos y abandonados a favor de otros; repeticiones para compensar la imposibilidad del interlocutor de “volver atrás en la página”; repeticiones, muletillas y silencios del emisor que los produce con el fin de darse más tiempo para organizar la producción de su mensaje, etcétera.

      Esta caracterización de la oralidad y de la escritura debe ser relativizada en función de los diversos ámbitos de la actividad humana y de las nuevas tecnologías. Respecto de lo primero, es necesario considerar que discursos como el político y el académico despliegan una oralidad que no es tan espontánea como la de la conversación cotidiana en la familia o entre amigos íntimos. La de aquellos ámbitos, como en el teatro (podría decirse), tiene un “guión” que se planifica, se ensaya antes de la “puesta en escena” que en verdad constituyen un discurso de campaña frente a los ciudadanos o una clase frente a los alumnos.

      Además, las nuevas tecnologías de la palabra permiten un control de la producción oral que se acerca al del código escrito, con el cual comparte rasgos composicionales y estilísticos. Así sucede en las emisiones de radio y televisión.

      También, como resultado de las innovaciones tecnológicas, surgen nuevos géneros discursivos, como los asociables al chat, que genera una escritura que se produce a la vez que se “entrega” el enunciado a un destinatario quien, si bien no está “cara a cara” con el emisor, comparte su tiempo de producción con el de recepción. Esta escritura en internet tiene una sintaxis próxima a la de la oralidad.

      Sin embargo, esta caracterización de la oralidad y la escritura en general es válida porque la escritura supone básicamente una descontextualización que, se puede sostener, implica una mayor abstracción mental. La invención de la escritura y su uso generalizado han significado un avance importante para el pensamiento occidental.

       Actividad Nº 9

      1. La siguiente es la transcripción de un relato oral. Señale qué transformaciones respecto del mensaje oral se habrán producido en este texto y qué huellas de oralidad aún se registran en él.

      EL ZORRO DICE QUE ES MAESTRO

      Una vuelta el zorro engañó a un gallo y una gallina, que él era maestro. Le dejaron llevar a los pollitos y se los comió ¿no? Después llevó a la gallina pa’ que los viera, y se la comió. Después vino y llevó al gallo ¿no? Cuando iban por el camino, el gallo vio las plumas. Se dio cuenta de todo y antes que lo coma se voló a un árbol, y empezó a cantar. Ahí vinieron los perros y lo mataron al zorro y se acabó el maestro. (Tomás Lértora. 73 años. Punta India. Magdalena. Buenos Aires. 1969)

      (Tomado de Berta Vidal de Battini, Cuentos y leyendas populares de la Argentina, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1980, p. 235.)

      2. Reescriba el texto anterior reforzando sus rasgos de texto escrito: realice supresiones, expansiones, aclaraciones y sustituciones que considere necesarias.

       Lectura y escritura, una actividad diferida

      Condiciones de la lectura y la escritura. La gran particularidad de la lectura y la escritura con respecto a la interacción oral es su estatuto de comunicación diferida debido a la ausencia de uno de los dos interlocutores. El autor y el lector están –al menos en la gran mayoría de los casos– alejados el uno del otro en el espacio y en el tiempo. Mientras que un enunciado oral evita la mayor parte de las ambigüedades por intercambios incesantes en la situación espacio-temporal común a los interlocutores, el texto escrito se presenta al lector fuera de su contexto de origen. Autor y lector no tienen un marco común de referencia, no comparten estrictamente una situación. El lector va reconstruyendo el contexto necesario para la comprensión de la obra fundándose en la estructura del texto, es decir, en el juego de sus relaciones internas.

      Es así como mientras un diálogo, por ejemplo, se apoya sin cesar en la situación que sirve de marco al intercambio, el texto escrito es aprehendido por el lector como un objeto autónomo y cerrado sobre sí mismo. El mensaje escrito, recortado de su contexto, es recibido como un sistema cerrado cuyos diferentes componentes toman sentido en sus relaciones mutuas. Al no poder relacionar los elementos aislados a un contexto conocido y compartido, el lector busca cuál es su función en el texto. Para el lector, es como si el texto creara su propio sistema de referencia.

      El estatuto del texto leído. Precisamente el carácter diferido de la comunicación escrita es lo que hace la riqueza de los textos. Recibido fuera de su contexto originario, el texto se abre a una pluralidad de interpretaciones: cada nuevo lector trae con él su experiencia, su cultura y los valores de su época.

      En la obra escrita, el sentido escapa a la precariedad del discurso oral (siempre fugaz) y lo hace cumpliendo diversas funciones:

      1 Función mnémica: la escritura se constituye en una memoria externa de la mente del ser humano. Fija la información, sustrayéndola así de la desaparición.

      2 Función comunicativa: permite la comunicación a distancia y a través del tiempo, con una apertura sobre el mundo que lo saca de los límites de la situación de diálogo.

      3 Función epistémica: por la mayor abstracción mental que supone, facilita la representación y elaboración del conocimiento.

      Las potencialidades del mensaje escrito son considerables. Al distender el vínculo que, en la oralidad, une al locutor con su discurso, la escritura permite a los lectores ver en el texto otra cosa que el proyecto del autor. La diversidad de interpretaciones que ofrece la obra de Shakespeare se debe en gran parte a nuestra ignorancia casi completa de la personalidad del dramaturgo. Al no estar más el autor para desaprobar tal o cual lectura, el campo de las significaciones puede desarrollarse casi hasta el infinito. Esa diversidad se multiplica en ese caso porque se trata de una obra literaria, pero no es ajena a otros discursos. La lectura de cualquier texto escrito (académico, político, publicitario, religioso, incluso uno científico) puede producir diversas interpretaciones, que suelen generar otros textos escritos en los que diferentes lectores-escritores polemizan y tratan de imponer unos a otros “la mejor interpretación”, lo que el autor “en verdad tuvo la intención de decir”. Pero, en realidad, ninguna interpretación puede desligarse de todo lo que ella “aporta” al sentido del texto, que no es inmanente a él.

      Al liberarse de la situación, siempre particular, que limita el intercambio oral, el texto amplía el horizonte del lector abriéndole un universo nuevo. Al leer a Cicerón (orador del siglo I antes de Cristo), el lector no va a descubrir la antigua República romana sino lo que, varios siglos después, queda accesible de ella: un conjunto de trazos que, habiendo atravesado el tiempo, pueden todavía hoy ser valorados simbólicamente.

      Finalmente, al sustituir a la audiencia necesariamente limitada de una comunicación oral por un número de lectores virtualmente infinito, el texto adquiere una dimensión universal. Es así como la Biblia tiene lectores que pertenecen a todas las épocas, todos los continentes y todas las clases sociales.

      La “descontextualización” del mensaje escrito es, según se ha visto, la condición plural del texto.

       El proceso de lectura, una actividad con facetas diversas

      Un proceso es un conjunto de fenómenos activos y organizados en el tiempo. La lectura, entendida como proceso, es una actividad compleja y plural, que se desarrolla en varias direcciones. Combina diversos subprocesos:

      Un proceso neurofisiológico. La lectura es antes que nada un acto concreto,


Скачать книгу