Introducción al Nuevo Testamento. Mark Allan Powell
23.2). Algunas personas, de hecho, llegaron a ser esclavas voluntariamente, con la esperanza de mejorar su suerte (por lo menos entonces tendrían alimentos). Segundo, el pueblo judío (incluso los que no eran en efecto esclavos) sabía que no era libre, y ese conocimiento era una afrenta a su honor nacional y sentimiento religioso. Había soldados en todas partes, que les recordaban que eran un pueblo conquistado. A los judíos se les permitía practicar su religión oficialmente, pero Israel tenía una tradición antigua de profetas que criticaban severamente las injusticias y exponían las trampas de los poderosos, y a los romanos no les gustaba esa clase de cosas (como lo descubrió Juan el Bautista). Lo que se permitía era una clase de religión inofensiva que no enfadara ni desafiara a las autoridades.
Varias fuentes antiguas indican que Palestina llegó a ser cada vez más inestable en la segunda mitad del siglo I (después del tiempo de Herodes Agripa I). Los apasionados judíos rebeldes, conocidos como zelotes, finalmente, dirigieron una guerra directa en contra de Roma (66-73 e. c.) que tuvo consecuencias desastrosas para el pueblo judío. La ciudad de Jerusalén fue conquistada y el templo destruido en 70 e. c. Alrededor de sesenta años más tarde, una segunda revuelta judía, dirigida por Simón ben Kosiba, popularmente conocido como Bar Kojba, también fue reprimida despiadadamente. Después de eso, bajo pena de muerte, a ningún judío se le permitía entrar a lo que alguna vez había sido Jerusalén.
No sabemos con seguridad qué le pasó a la iglesia cristiana en Palestina, pero el foco de atención para el creciente movimiento cristiano cambió de Jerusalén a lugares como Éfeso, Antioquía y Roma. Eso se debió principalmente al éxito de misioneros como Pablo en llevar el evangelio a grandes cantidades de gentiles. En esas áreas, los cristianos a veces se topaban con hostilidad de los vecinos judíos que habían llegado a ver la fe nueva como una aberración o religión falsa (véase 1 Ts. 2:14). Sin embargo, los romanos siempre eran la mayor amenaza, y su hostilidad llegó a su clímax bajo el emperador Nerón, que inició en Roma la primera persecución manifiesta de cristianos, patrocinada por el gobierno en la década de los años sesenta, una purga horripilante en la que Pedro, Pablo y un gran número de otros fueron martirizados.
Al inicio del siglo II, casi todos los libros del Nuevo Testamento se habían escrito, incluso los Evangelios y todas las cartas de Pablo. Para ese tiempo, los romanos habían llegado a considerar al cristianismo y al judaísmo como religiones separadas, y la primera entonces se consideró una innovación no autorizada y fue declarada ilegal oficialmente. Obtenemos una buena imagen de lo que eso significó en la práctica, con un conjunto de cartas enviadas por el gobernador romano Plinio al emperador Trajano, alrededor del año 112. La política general era una estrategia de «no pregunte, no lo diga»: a los cristianos no se les buscaba, pero cuando llegaban a la atención de un gobernante, serían torturados y asesinados, a menos que renunciaran a su fe e hicieran sacrificios a los dioses romanos (véase el cuadro 26.6).
Cuadro 1.2
¿La paz de quién?
La Pax Romana fue establecida por medio de la conquista. Calgaco, un líder caledonio de una de las naciones derrotadas en este extremo afirmó amargamente: «Ellos crean desolación y la llaman paz» (Tácito, Agrícola 30).
Conclusión
Los documentos del Nuevo Testamento son escritos cargados de valor que critican los estándares culturales del mundo en el que se produjeron. Se evalúa tanto el sistema social romano como el judío, a veces de una forma positiva, a veces de una forma negativa. Por ejemplo, a medida que nos abrimos paso a través de estos escritos, encontramos una crítica bien sustentada del imperialismo romano. La perspectiva no es totalmente negativa, había beneficios en el sistema romano. Aun así, aunque no siempre se afirma directamente, uno no tiene que ver mucho para darse cuenta de que la mayoría de los autores del Nuevo Testamento por lo menos desconfían de la Pax Romana: la paz mundial es buena, ¿pero a qué costo se ha obtenido, y a qué costo se mantiene?
No debería sorprender descubrir que los teólogos modernos han buscado aplicar estas críticas al mundo en el que vivimos ahora. Las feministas desafían el statu quo de la supremacía masculina, y los teólogos de la liberación critican el proceso del «colonialismo» por el que los poderes europeos imponen sus sistemas políticos y religiosos en las naciones en desarrollo. En el siglo XXI, algunos teólogos hablarían en tono crítico de la Pax Americana o incluso de la Pax Cristiana, según la cual, la paz relativa se puede conservar por medio del dominio de un sistema político, cultural o religioso, y, por supuesto, los escritos del Nuevo Testamento se mencionan en esas discusiones. Sin embargo, como lo veremos, esos documentos no hablan unilateralmente, y la gente con ideas sociopolíticas distintas frecuentemente es capaz de encontrar apoyo a su postura preferida en los comentarios que se dan en uno u otro de los libros del Nuevo Testamento. Pero incluso cuando hay falta de claridad en cuanto a la aplicación de los valores del Nuevo Testamento a nuestro mundo moderno, las preguntas siempre salen a luz: ¿A qué costo se han obtenido los beneficios de la sociedad moderna? ¿Y a qué costo se mantienen?
teología de la liberación: un movimiento en la teología cristiana, desarrollado principalmente por católicos romanos latinoamericanos del siglo XX, que hace énfasis en la liberación de la opresión social, política y económica, como anticipación de la salvación final.
Michael O’Neill McGrath
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Contexto del Nuevo Testamento
El mundo judío
El Nuevo Testamento cuenta una historia que ya está en progreso. Asume que sus lectores conocen el material que constituye lo que los cristianos llaman el «Antiguo Testamento», y también se espera que sepan lo que le ocurrió al pueblo judío en los años intermedios, desde que esos libros se escribieron.
Intentemos hacer un ejercicio rápido. Mire la siguiente lista de palabras y trate de adivinar lo que todas tienen en común, en realidad son dos cosas:
Bautismo
Centurión
Crucifixión
Denario
Diablo
Exorcismo
Gentil
Infierno
Judío
Mesías
Parábola
Fariseo
Rabino
Romano
Saduceo
Samaritano
Sinagoga
Cobrador de impuestos
¿Qué tienen en común estas palabras?
•Primero, todas ellas designan fenómenos comunes que se mencionan frecuentemente en el Nuevo Testamento.
•Segundo, designan fenómenos poco comunes que se mencionan con poca frecuencia (si acaso se mencionan) en el Antiguo Testamento.
Claramente, mucho ha cambiado en lo que ampliamente podría llamarse «el mundo bíblico». Los israelitas del Antiguo Testamento han llegado a ser judíos del Nuevo Testamento, y mucho les ha ocurrido a ellos y al mundo en el que viven.
La historia hasta aquí
El Antiguo Testamento cuenta la historia de un pueblo que se identifica a sí mismo como el escogido