Emprende tu vida: 7 pasos para ponerte en acción. Daniela Salvitti
en una formación de coaching de tres años, cuyo nombre me llamó la atención: Coaching Ontocorporal.
A los 26 años, me encontré viviendo en Nueva York, solo, cumpliendo el sueño que me tomó casi ocho años lograr: la maestría en Columbia. Pero en muchos sentidos fue el comienzo del fin. Confrontado con la realidad de aquello que soñé tanto tiempo, me vi nuevamente en mis patrones de exigencia, perfeccionismo y alto rendimiento.
Tras un riguroso período de entrevistas con varias organizaciones internacionales de derechos humanos, me ofrecieron un puesto importante con una visa de trabajo en Nueva York. Ese empleo representaba todo lo que buscaba: seguridad, confort y estabilidad.
Al día siguiente de aceptar esa oferta y comenzar en el nuevo puesto, recibí otra propuesta de una organización de derechos humanos donde había realizado una pasantía, Human Rights Watch. Era la oportunidad para la que me había preparado durante tanto tiempo: realizar una investigación de campo en materia de violación de derechos humanos a personas LGBT y escribir un libro al respecto. Las contras: no me otorgaba visa ni estabilidad.
Ahí fue cuando comenzó mi crisis. Vi claramente cómo los caminos se bifurcaban. Por un lado, un trabajo estable de jornada completa, con colegas y un ambiente laboral agradable. Por otro lado, un trabajo cuya duración era indeterminada, el proyecto incierto ya que debía gestionar y articular el proyecto por mi cuenta.
No me costó tomar la decisión, lo que me costó fue aceptarla. Sabía dentro de mí que tenía que perseguir aquel sueño, diseñar mi proyecto, viajar, realizar una investigación de campo y escribir mi propio libro. Por ello, opté por incursionar con Human Rights Watch.
Esa decisión fue la acertada. Me conectó con habilidades y anhelos enterrados detrás de mandatos fuertemente instalados. Una vez más, el sueño realizado me confrontó con mis más profundas verdades. ¿Era esto para mí? ¿Me veía haciéndolo a largo plazo? ¿Podía realizar un aporte? ¿Lo haría bien? ¿Tendría éxito e impacto el producto final?
La flexibilidad del puesto me dejó tiempo libre para ir en busca de las respuestas: decidí hacer la carrera de Health Coach en el Institute of Integrative Nutrition, tomar clases de Mindfulness, Kabbalah y Astrología, y asistir a cuanto curso de yoga tuviera Nueva York para ofrecer. La curiosidad prevaleció nuevamente.
Todo ello fue altamente nutritivo, pero no fue hasta que llegué a emprender los viajes de investigación para el libro que todo cambió. Tenía que investigar los impactos de las leyes que criminalizan la homosexualidad en siete países. Viajé durante meses, entrevisté a decenas de personas y me encontré con historias profundamente conmovedoras de sobrevivientes de violaciones de derechos humanos, muchas de ellas simplemente desgarradoras.
Me impactó la resiliencia de aquellas personas que habían sufrido y sido ultrajadas por extraños, por sus propias familias y por el mismo Estado, que no solo no los reconocía, sino que los criminalizaba por ser quienes eran. Luego de profundos e intensos encuentros y entrevistas personales, caí en la cuenta de que lo que me motivaba no era el enfoque legal que el libro podía tener, sino el elemento humano que nos atravesaba, a ellos y a mí. No podía evitar preguntarme cómo hubiese sido mi vida de haber nacido en alguno de esos países, sin poder expresar ni construir una vida auténtica.
Cuando tomé nota de eso surgió mi real deseo: aliviar el sufrimiento generado por aquellas experiencias dolorosas. Mi pasión pasó a ser empoderar a los individuos que entrevisté, compartirles recursos, lecturas y conectarlos con profesionales para sobrellevar los impactos de sus historias, en muchos casos traumáticas.
Volví a Nueva York sabiendo que ya no era mi identidad de abogado la que me impulsaba. Me di cuenta de que yo quería acompañar y empoderar a las personas para que pudieran encontrar sentido de pertenencia y surgiera su propósito del lugar que en algún momento “sangraron”. Recordarles su propia valía y dotarlos de herramientas que construyeran a su autocuidado y respeto personal.
Recuerdo aquella tarde de agosto de 2016, luego del horario de trabajo, que permanecí en la oficina cuando todos se habían ido y en un momento de total silencio y calma, vi como mi mano marcaba el teléfono de mi padre en Buenos Aires. Atendió el teléfono muy entusiasmado, yo solo pude decir: “Papá, ya no tienes un hijo abogado”. Sin más, corté la línea. Me invadió una sensación de tranquilidad.
Fue así que durante un viaje de trabajo en Seattle decidí darle estructura al proyecto y emprender algo que surgió de mi deseo de compartir y añadir valor a la vida de los demás: Metta Mindfulness, una consultora que ayuda a individuos y organizaciones a conectar con su propósito y valía interior a través del mindfulness y la autocompasión. La palabra holístico resultó pertinente porque dejé de buscar una solución parcial a cada asunto particular y pasé a concentrarme en una integración en la que el cuerpo, las emociones y la mente estuvieran atendidas y en diálogo. Sistematicé el material de todos los cursos de coaching y desarrollo personal que había tomado los seis años anteriores y le di forma de un programa de seis meses de coaching holístico titulado “Soul BootCamp”.
Con este programa espero acompañar a personas y a organizaciones a conectar con su autenticidad, su propia valía y aceptación recordando que el autocuidado y la autocompasión son el combustible necesario para acercarnos a nuestras metas desde un lugar más generoso, respetuoso y amable con nosotros mismos.
Cómo llegamos es tan importante como a dónde llegamos.
Capítulo 3
El camino
Hemos diseñado y estructurado este libro para acompañarte paso a paso en el camino de descubrirte y habitarte de una nueva manera.
En la sección “La molestia” abordaremos de frente aquello que hoy te incomoda. Aquello con lo que no te sientes bien en tu vida. Bendecimos las molestias porque son las alarmas que funcionan como despertador. Son mensajes que, si aprendemos a escuchar, nos ayudarán a dar el siguiente paso.
Seguramente haya alguna parte de tu vida, de tu presente, que te molesta, con la que no te encuentras satisfecho. Es muy probable que cuando dispongas de unos minutos de calma para estar contigo mismo, aparezcan ciertas preguntas una y otra vez. Y tal vez varias de esas preguntas vienen acompañándote hace largo tiempo.
Bienvenida la molestia, bienvenida la incomodidad, en ellas encontrarás el disparador para profundizar en tu ser y dar el siguiente paso de tu desarrollo.
Luego de identificar las principales molestias o incomodidades de tu presente, pasaremos al capítulo titulado “Conocerte”. Aquí te invitaremos a hacer una reflexión introspectiva para conectar contigo mismo e identificar cuáles son tus valores y cuáles son tus principales fortalezas y debilidades. Queremos acompañarte en el camino de verte, de aceptarte. De ver tu luz y tu sombra e integrarlas. Porque consideramos que la mayor bendición es poder ver.
Trabajaremos en la conciencia de que eres perfecto en tu imperfección.
Cuando realmente eres tú mismo, no hay nada que esté bien o mal.
Simplemente eres.
Y desde tu ser auténtico empieza el trabajo de tu vida. Eres perfecto. Solo fallas cuando luchas por ser algo que no eres, cuando te olvidas de quién eres.
Empoderarte es tenerte. Recordarte que estás a cargo de tu vida.
En la sección “Diseñar tu vida” iniciamos un juego. La propuesta es que olvides cómo te defines en este momento, olvides por un momento qué haces, a qué te dedicas. Que olvides tus ocupaciones, tu familia y te centres en ti mismo. El concepto más fuerte de este momento de la experiencia es brindarte a ti mismo el permiso y la libertad de crear y recrearte.
Te proponemos que juegues a sacarte todas las etiquetas que has adoptado –o que te han impuesto–, y te otorgues así el poder de sentirte con más liviandad ante la posibilidad de reinventarte. Te conectará con